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Hallazgos del capitán Sancho

Metáforas de un naufragio Abordajes a los manuscritos coloniales Leonardo Sancho Dobles ensayo EUCR 2022 ¿Qué hay de dormido para siempre? ¿La muerte? Y aún así lo dudamos. El capitán Sancho de las artes de la palabra y los naufragios del mar del sur

Los restos de una goleta en el mar del sur, frente a la costa de Costa Rica, y del naufragio recogido en autos por el Capitán Sancho.

En el espacio simbólico de los verbos, en la derrota y el repliegue que lo lleva a los años de la colonia, a navegar en los sentidos de las encontradas aguas de la geopolítica, en las artes de la navegación, las de la guerra que se daba en el Caribe, y en los mares del sur en la segunda mitad del Siglo XVII, el permanente peligro de incursiones de corsarios y piratas ingleses y franceses, de las luchas del poder entre los funcionarios de la corona y los avatares de los marinos y hombres de mar.

Restos del navío buscan al Capitán Sancho para que, con sus artes, esgrima la hipótesis del olvido de la fragua de los marinos valientes cumpliendo misiones, construyendo identidades, defendiendo reinos antiguos, imponiéndose ante la natura inclemente, con los golpes de agua, los golpes de mar, él, el hurgador del corazón de las palabras.

El Capitan Leonardo y las artes de la palabra, con la devoción y el amor del pescador, lanza trasmallos al naufragio y nos devuelve en la luna menguante las partes de agua, la zozobra de xxx hombres de mar.

Con su aliento vuelven los marinos y sus voces, vuelven los misterios de la mar, sus testimonios y pensares de lo acontecido, sus dudas y razones, sus quejas y esfuerzos,  los cañones y municiones, los rifles, el olor a pólvora hecha espuma, hecha nada.

¿Dónde era la guerra del Imperio?

La salvaje colonización de los pueblos.

Una historia de los despojos del mar, palabras nuevas llenas de agua, el futuro del pasado vuelve a nacer, como el oleaje, lleno de otros significantes.

Urde un  motín a bordo el Cap Sancho y su contramaestre, que es el lenguaje puro, que  vuelve a nacer, en la magia de el corazón de las palabras, que habita, a su vez, en silencio en  la historia de todos nosotros.

Punta Lagartos

Es ahora el lugar de la encrucijada, la puesta en marcha de la devoción por el conocimiento, la honestidad y tesón de nuestro Capitán Sancho ante el misterio y los enigmas.

Volvemos a ver a este país –que aún no nació– integrado en su región de Panamá a El Realejo, muchas lenguas de Mar y Tierra siguen en silencio.

El manuscrito de los autos de este naufragio, en el timón de nuestro capitán,  se convierte, en un caudal polifónico de saberes y de voces que confluyen y emergen desde el manuscrito.

La desventura marítima es a su vez un aprendizaje,un posicionamiento epistémico desde de la de-colonialidad, al reflexionar y divisar en el horizonte del maritimo tiempo el lugar y los saberes de los pueblos originarios, dentro del discurso científico del nuevo mundo.

Son las rutas que anda y desanda el buscador de conocimiento, de las agujas finas en el fondo de las palabras de nuestro mar del Sur.

Voces que murmuran su lugar en los navíos, las goletas, las fragatas de la identidad, cocidas en velas de esclavos, de indígenas trasegados como objetos a las minas, a los cacaotales, a los   algodonales, a los cañaverales, de trasiego de equipo bélico, de El Realejo a Perú y Panamá.

Los  piratas, de poderes coloniales en sus momentos de despliegue de poderes una y otra vez, en la aventura de estas artes de navegación.

Así volvemos a ver a Centroamérica dentro de las rutas marítimas, en las rutas del conocimiento de nuestra naturaleza, geografía, geología, mares y ríos, inspirado en Wilhem von Humbolt.

Y nuestro Capitán, a través de la palabra, del manuscrito, la escritura, atrapa los filamentos más delicados del numen del lenguaje en la metáfora de esa imagen, que nos da el desplazamiento, metáfora viajera de movimiento entre las aguas de nuestro mar.

275 años después del naufragio en Punta Lagartos, la palabra colonial se hace lengua viva, polifonía textual, en la experticia del argonauta Sancho, nombrado Capitán de todos los  buques.

Con los beberajes a bordo, buscando el ancla, sin guerras donde usar bayonetas ni cañones y con la conjunción de los astros, de la luna nueva.

Si Pitágoras desentrañó el misterio de los números y escuchó en la geometría, la armonía musical, como una clave del orden del cosmos que llamó armonía de las esferas, las palabras son escuchadas en este hermoso trabajo, son escuchadas en sus libres y significantes, en sus metáforas históricas y venideras, su carácter sinecdótico y en la metonimia posible de los pergaminos coloniales y los olores de las palabras. Casi mago, vuelve al repliegue del documento, uniendo fragmentos despertando sus voces y sin  escorar en el mar infinito del conocimiento humano, hace honores al pergamino, a la historia, a la palabra, a  la identidad y lo devuelve al mar, al movimiento del agua, a su oleaje astral, a sus metáforas secretas de la geometría y sus conexiones anteriores al lenguaje, a nosotros mismos, al mar casi infinito, ancestro de todos y todas.

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