Los Libros

Libre nací y libre quiero morir

Mario Sancho Jiménez en el Repertorio Americano Monthia Sancho Ensayo Editorial Estucurú 2022

Estas palabras nos traen el eco de los versos de José Marti y son un conjuro de la vocación ardiente por el pensamiento libre y crítico de don Mario Sancho.

Estoy muy orgullosa de participar en la presentación de este libro que con amor y devoción su sobrina nieta ha realizado. Es un deber cumplido además de un valioso obsequio para la cultura costarricense que necesita en estos tiempos de zozobra de la ética y la política, de pensadores valientes, ideas críticas y convicciones profundas.

Me acerco a la viva palabra del autor con el respeto y la entrañable relación que tuviera mi padre Luis Barahona Jiménez con su admirado profesor. Con una suerte de magia de trastocar estos espíritus tan vehementes en sus vidas como en sus escritos y pensamientos.Mi padre escribió un largo ensayo analizando los orígenes de su familia, la educación que recibió, el desarrollo de su pensamiento, iniciando desde el idealismo: “bien pronto este idealismo un tanto errabundo y vaporoso fue perfilándose en inquietud política, además de estética, que lo llevó a empuñar las armas para derrocar la dictadura de los hermanos Tinoco. “Desde entonces hasta su muerte vivió montando guardia, con su pluma en ristre, atacando todo lo que a su juicio y a su luz de su credo liberal andaba mal en nuestro país… Fresco tengo el recuerdo de cómo se enardecía en sus lecciones hablándonos de los problemas nacionales, lleno de noble indignación por los desafueros que entonces cometían los politiqueros, quienes, en su sentir, eran los verdaderos causantes del desbarajuste y del caos en que se encontraba el país”, indica Barahona Jimenéz, 2011.

Tengo guardado en mi memoria, con la ternura de las largas sobremesas de domingo, que a mi padre tanto le gustaban las cálidas referencias a su maestro, las características que señalaba de su inteligencia y su pluma periodística que, creo yo, encarnaba con la de maestro, pues el verdadero periodismo es pedagogo, educa al lector, contribuye con perspectiva los temas y la política que fue el tema fundamental con la literatura de don Mario. Se puede constatar, con sinceridad, que Mario Sancho dejó escuela en mi padre, dejó testimonio hasta este momento en que estamos, testimonio vivo.

Así se refiere: “Todavía recuerdo el regodeo con nos sentábamos los estudiantes de aquel tiempo a leer los artículos periodísticos calzados con la firma de Mario Sancho.Sobre todo aquella serie que dedicó a su regreso de Boston, a combatir el viejísimo político, encarnado en las personas de don Cleto González y de don Ricardo Jiménez, su pluma siempre sabrosa, acerada, incisiva, llamaba a las cosas por sus nombres. Fue esta una campaña que produjo su efecto, sobre todo en las mentes de muchos jóvenes que anhelábamos una nueva voz que se hiciese oír en medio de aquel marasmo entontecedor, de aquella Arcadia de vacas y alfalfa”. (p. 70)

Así fue y así es. El pensamiento vivo de don Mario Sancho fue parte del caudal profundo del pensamiento de mi padre, así lo vivo hoy,  que reflexiono en la continuidad de una conciencia  cósmica que nos permite legar y heredar de otros que lograron unir ideas y búsquedas para la mejor comprensión de  la libertad humana y sus encrucijadas.

De la cultura universal que observamos en los diferentes temas de los artículos publicados en la revista El repertorio americano, desde las desigualdades económicas y sociales del pueblo costarricense que las denuncia sin ambages, desnudando a los “riquillos” y sin mentiras ni dobleces criticó la vaga democracia costarricense, enfrentando a los mitos políticos de su época, levantándose solidariamente contra la fascismo español, en esa cruenta guerra fratricida, con valor formó parte del Comité pro la República española, junto A Carmen Lyra y obreros comunistas, haciendo frente a la Iglesia y a los conservadores franquistas, españoles comerciantes. Sus temas diversos son trabajados con profundidad, elaborados, muestran su vasta cultura, su visión moderna y crítica.

Por ejemplo el Columbus Day, conferencia dada en el club español en Boston en 1923, donde desde una visión humana nos retrató a un Cristóbal Colón y sus avatares, sus luchas de marino, sus muchas luchas y dificultades encontradas en tierra española más que en la mar.

“Media América”, la de habla española se empeña en llamar con otro nombre el día de la conmemoración de su hazaña prodigiosa. Fiesta de la raza. Así reza el calendario, ¿de qué raza se trata? Solo Dios lo sabe, que esto, como la doctrina Monroe se presta a interpretaciones si es la casta ibérica, o la casta indígena o la mezcla de las dos” (p. 26). Y concluye que Colón descubrió América con la providencia de Dios y la ayuda de España y así fue como América descubrió a Europa en la persona de Colón, lo que es todavía más importante.

Volvemos a leer este fresco pensamiento cuando vivimos tiempos que tratan de suprimir la historia, negando fechas y torciendo los episodios, ahora no existe ni día del descubrimiento, ni de la raza, ni de las culturas, al parecer la historia por nuestros políticos se puede negar. ¿Se puede negar que América descubrió a Colón? En este maravilloso abordaje decolonial que en 1923 escribiera don Mario Sancho.

Su temple americanista, queda expuesto con sabiduría crítica contra la mecanicista política del presidente Wilson hacia los países latinoamericanos, y en su dura y tajante crítica a periodistas en el abordaje de los asuntos de historia política centroamericana.

Sus artículos, ensayos, conferencias, probablemente también sus clases, su conversación, llenas de erudición, sinceridad y valor para decir su pensamiento y su ética.

Cuando nos dice que hizo lo de don Quijote, que vendió su Hacienda para comprar libros e irse de aventura por el mundo, se lo agradecemos; porque nos queda esta palabra viva que hoy nos organiza en libro, Monthia Sancho y su también quijotesca editorial, para conocerlo, estudiarlo, leerlo, con interés porque es una ventana diferente,confiable, rigurosa de diferentes acontecimientos fundamentales en nuestra conciencia cívica, de su visión de Estados Unidos, de México, de España, de Cervantes, de Nicaragua, de Francia, del genial retrato de Krishnamurti, la maravillosa despedida a Omar Dengo, críticas de arte, de libros, a periodistas, su vasto conocimiento de bibliografías coloniales, de historia de América, de literatura universal. Y de lo más preciado, pienso yo, sus remembranzas de su Cartago, nuestro Cartago, sus hombres y mujeres, desfilan ante nuestros ojos, con sus trabajos, sus valores, sus tierras, su clima, sus solariegas casas de antaño, y aquí también hablan los tiempos en años y siglos que perviven en estas sus hermosas descripciones, que como él dice: “Suelo pensar con tanta frecuencia en las cosas y personas desaparecidas de Cartago para consolarme un poco de la necesidad desagradable de vivir entre las cosas y personas de ahora”.

Aunque la elegancia es un tópico de rigor histórico y cambia, don Mario Sancho supo tener elegancia hasta para los temas más duros y tristes como la política y el asesinato impune de su hermano Carlos, a manos de los Tinoco.

“El estado, en tiempos de Acosta, lo enterró a él y sus compañeros con honores, pero no parece que sus nombres hubieran quedado enterrados con sus huesos”.

Muchos pendientes de la justicia tenemos los costarricenses, una cita con la memoria histórica, de la mano de sus protagonistas y en este caso de un escritor, periodista y miliciano, un constructor de historia de nuestra cultura y del lenguaje, como don Mario Sancho Jimenéz.

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