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Indígenas: una población en el olvido

El acceso al sistema de salud, educación y tierras son un dolor de cabeza para los pobladores, quienes aún viven excluidos.

Nos parecen extraños pero son muy nuestros; sin embargo, el país ha castigado con el olvido, poca asistencia en salud, baja educación y ocupación de sus tierras a 104.143 indígenas que habitan en Costa Rica; es decir el 2,4% de la población total, según el Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC) 2011.

Datos del Atlas de los Pueblos Indígenas de Costa Rica, revelan que con el paso de los años, los grupos de estudiantes se van volviendo más y más pequeños y sólo el 7.69% de los indígenas concluyen sus estudios secundarios; es decir, obtener un bachillerato no parece un común denominador.

A esto se suma que solo el 23% de sus pobladores cuenta con el título de sexto grado, mientras que el 5,31% cuenta con el noveno aprobado.

En cuanto a la salud, el decimooctavo informe Estado de la Nación en Desarrollo Humano Sostenible, revela que los problemas más comunes entre los indígenas son el escaso acceso de las personas indígenas a los servicios de salud; la falta de infraestructura para la atención sanitaria; la falta de equipo médico; las deficiencias e insuficiencias en la atención de niños, niñas, adolescentes, mujeres, personas con discapacidad y personas adultas mayores; la falta de personal capacitado en la atención de población indígena y el trato discriminatorio.

A esto se suma la imposición de un modelo de atención de tipo urbano en el que no se toman en cuenta las necesidades de salud propias de las personas indígenas y el irrespeto a su cosmovisión, en particular de la medicina tradicional.

Ese mismo informe señala, que “en Costa Rica se han reconocido formalmente 24 territorios indígenas, que son inalienables, imprescriptibles, no transferibles y exclusivos para las comunidades indígenas que los habitan”. Sin embargo, en la actualidad, un muy alto porcentaje de sus tierras se encuentran en manos de personas no indígenas (hay casos críticos como los de Térraba y Zapatón, territorios donde la posesión no indígena supera el 85%).

El problema principal radica en que el Estado no ha realizado ningún proceso de recuperación de tierras indígenas pese a que desde 1977 -a través de la Ley Indígena- se estableció que las personas no indígenas propietarias o poseedoras de buena fe dentro de los territorios debían ser reubicadas, o expropiadas e indemnizadas.

De acuerdo con la Defensoría de los Habitantes, Costa Rica tiene muchos pendientes con las poblaciones indígenas, sobre todo en materia de derechos humanos y es obligación del Estado garantizar la educación, acceso a la salud y disfrute de sus tierras a estos pueblos originarios.

Para abordar las problemáticas que sufren los pueblos indígenas, Diálogos sobre el Bienestar convocó a seis expertos,

El médico bribri, Neil H. Rojas Delgado, explica que el Estado costarricense tiene la obligación de garantizar un nivel de salud pública óptima a la comunidad en general, prestando especial atención a las particularidades de las sociedades indígenas.

El asesor de Educación Indígena, Enoc Salinas, señala que la colonización provocó un deterioro de la educación para los pueblos autóctonos y muestra los retos en educación  que tiene el Estado con la población indígena.

Por su parte, el médico general, José María Rojas, asegura que es urgente el abordaje de las comunidades indígenas para eliminar las brechas que hay respecto a otras comunidades del país.

El investigador de la Flacso Costa Rica, Jorge Cole, recalca que existen territorios que poseen graves situaciones de tenencia de la tierra, a pesar de estar demarcados sus territorios por la vía de decretos de Ley.

A estos autores se suma, la ex Viceministra en Asuntos Políticos y Diálogo Ciudadano, Ana Gabriel Zúñiga, hace un resumen de las acciones ejecutadas por la Administración Solís Rivera para atender las necesidades de la población indígena.

Finalmente, el investigador, Claudio Carbone, afirma que la mayor parte del territorio Térraba es ocupado por personas no indígenas, pues han perdido sus tierras.

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