Cuando azota el frío: globalización y afectividad
Álvaro Vega Sánchez
Ensayo
Editorial Universidad Nacional
2017
Vivimos en una sociedad que ha ido perdiendo la calidez humana. Ejemplo de ello lo vemos todos los días cuando no nos inmutamos ante lo que le ocurre a nuestro prójimo, ya sea este nuestro vecino, un animal o el medio ambiente. Cuando los noticieros nos informan sobre un tiroteo, sobre un coche bomba en Afganistán o algún terremoto, simplemente pensamos: “otro más”, y continuamos contentos de que no nos ocurrió a nosotros.
Ante esta realidad, me pregunto: ¿cuándo dejamos de sentir por el otro?, ¿cuándo perdimos la empatía por la vida humana, por la naturaleza, por el planeta o por el universo? ¿O es acaso esto algo que se aprende o se olvida? En respuesta a mis inquietudes, el sociólogo Álvaro Vega Sánchez puso en mis manos su libro Cuando azota el frío: globalización y afectividad, un ensayo descriptivo y crítico, publicado por la Editorial Universidad Nacional en 2017.
En este texto exquisito, Vega Sánchez se ocupa de la afectividad social y explica a los lectores su significado y qué implicaciones tiene dentro del desarrollo social y global del ser humano. Asimismo, describe cómo se construye una globalización afectiva, y nos muestra ejemplos de cómo esta ha sido puesta en práctica en diversos movimientos sociales en tiempos contemporáneos. Además, incluye las tres prácticas para la afectividad: aprender a sentir, a reconocer y a compartir.
El trabajo de Vega Sánchez no pretende ser un manual sobre cómo llegar a tener emociones afectivas hacia nuestro prójimo, sea este humano o no, sino que se presenta como una ventana hacia un nuevo pensamiento social y político. Uno que invita a analizar críticamente la sociedad de la que somos parte activa y responsables de un cambio concreto. De acuerdo con el autor, por medio de una inteligencia emocional sana (entiéndase esta como empatía, comprensión, altruismo y generosidad) la civilización humana podrá conseguir igualdad de trato para todos y progreso global.
Concuerdo profundamente con el pensamiento que propone Álvaro Vega, porque cuando una comunidad se une bajo el anonimato de una causa común, las revoluciones toman forma y la sociedad se ve forzada a virar hacia la justicia y la equidad. Es solo a través de la empatía y la afectividad que somos capaces de sentir los males y las dichas del otro, ese “otro” que tanto nos aterra y que preferimos ignorar. Sin embargo, vivimos bajo la maldición de una “atrofia cultural”, una que nos restringe sentir, tener emociones sanas y ocuparnos del bioecosistema en que vivimos.
Cuando digo «bioecosistema», remito la definición que nos da Vega Sánchez, la cual incluye no solo la relación entre seres humanos, interétnica, sino que incluye la naturaleza (animales, medio ambiente), el planeta Tierra y el Universo como un todo. No es un sistema excluyente, sino uno que nos posiciona dentro del cosmos, como parte de un todo. De esta manera, la afectividad repercute no solo en nuestra comunidad, sino que también beneficia nuestro futuro y el de las siguientes generaciones.
Cuando azota el frío nos enfrenta sin más a cuestionar la formación que hemos tenido, principalmente cuando se nace varón. A este se le exige ocultar sus emociones y ser siempre fuerte y aguerrido. Difícilmente se le motiva a tener empatía por otros, puesto que las emociones han quedado relegadas siempre a las mujeres. He aquí el origen de la “atrofia cultural” que nos mantiene atados: una sociedad patriarcal que nos ha dejado a todos insensibles, apáticos y excluyentes (mujeres incluidas).
Considero oportuno el momento de la publicación de este libro, porque como costarricenses hemos vivido varios meses de aguda tensión social con motivo de las elecciones presidenciales. Fuimos testigos de odios arraigados en la incomprensión del otro, sean estos por diversidad sexual, por diversidad religiosa o por diversidad étnica. El país sufrió la ansiedad de verse sumergido en un pantano nauseabundo de disputas insanas, causadas por la falta de afectividad hacia el otro.
Cuando azota el frío es un libro que recomiendo sin reservas. El trabajo investigativo llevado a cabo por el sociólogo Álvaro Vega se ve justificado en cada párrafo y en cada línea redactada. Las notas a pie de página son guiños para el curioso lector que quiera ahondar en un variopinto de temas que conforman la afectividad, dado que se trata de una nueva forma de pensamiento que involucra interdisciplinas del orden político, social yeconómico. Nadie queda exento de esta lectura de carácter obligatorio, así como también espero que nadie quede inalterado ante tan valioso texto.