Suplementos Evolución histórica del 2010-2015

¿Cuál es el panorama del consumo de las tres principales drogas en Costa Rica?

En cuanto al consumo de tabaco, para el año 2010 el consumo de la población se registró en un 15,1% (20,5% hombres y 10,1% mujeres); esa cifra disminuyó a un 14,0% durante el 2015.

El Instituto sobre Alcoholismo y Farmacodependencia (IAFA) realiza de manera periódica una serie de encuestas cuyo objetivo principal es conocer los patrones de consumo de sustancias psicoactivas en la población general. La última de estas encuestas se realizó durante el año 2015, investigación que permitió visualizar los efectos de al menos tres fenómenos transcurridos desde el año 2010 y que se relacionan directamente con el consumo de las tres principales sustancias psicoactivas en Costa Rica.

Por un lado, la aprobación de la Ley 9028 (Ley General de Control del Tabaco y sus efectos nocivos en la salud) en el año 2012, legislación que retoma en su totalidad las propuestas e iniciativas del Convenio Marco para el Control del Tabaco, propuesto por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el 2004 y ratificado por Costa Rica en el 2008. En segundo lugar, el traslado de la Oficina de Control de la Publicidad de alcohol del IAFA al Ministerio de Salud durante el año 2012, hecho que permitió la incorporación de dos miembros de la industria de bebidas alcohólicas como juez y parte en la aprobación de publicidad a favor de este tipo de sustancias. En tercer lugar, el impulso que diversos medios de comunicación le han dado al consumo de marihuana, así como al fenómeno mundial de legalización de la sustancia, usualmente señalando un supuesto potencial medicinal de la sustancia, pero contradictoriamente promocionando la mezcla utilizada para efectos recreativos y no los componentes de la planta con el beneficio señalado.

En el caso del consumo de tabaco, para el año 2010 el consumo reciente, o del último año, en población general se registró en un 15,1% (20,5% en población masculina y 10,1% en femenina), en tanto que esa cifra disminuyó a un 14,0% durante el 2015 (20,2% en hombres y 7,6% en mujeres). En consumo de alcohol, el valor de consumo reciente registrado durante el 2010 se ubicó en 24,2% (28,5% en hombres y 19,7% en mujeres), en tanto que para el año 2015 esta cifra aumenta a 41,6% (49,1% en hombres y 34,0% en mujeres). Finalmente, en el caso del consumo reciente de marihuana, el 2010 reportó una cifra del 2,6% (4,0% en hombres y 1,1% en mujeres), en tanto que para el 2015 se registró un consumo de 4,8% (7,2% en hombres y 2,4% en mujeres).

Las cifras anteriores permiten visualizar una disminución relativa en los niveles de prevalencia de consumo de tabaco; en contraposición, un aumento significativo en el total de personas consumidoras de alcohol y de marihuana.

Las medidas tomadas por el país en cuanto al tabaco se alinean con las estrategias de la OMS, principalmente con el Convenio Marco para la Reducción del Tabaco, como ya se indicó en líneas anteriores. Este hecho ha permitido una nula exposición a la publicidad de esta sustancia, un aumento considerable en el precio debido a los impuestos, y una pérdida de interés en la adquisición debido a los pictogramas. Lo anterior se traduce en un menor consumo, que no solamente se visualiza en las estadísticas producidas por el IAFA y el Ministerio de Salud, sino también en la vía pública, en los espacios destinados para el deporte y la recreación, en restaurantes y bares, etc., en síntesis, una disminución globalizada del consumo.

Sin embargo, en relación a la otra droga de consumo legal en Costa Rica, el alcohol, las medidas implementadas hasta el momento no abarcan la totalidad de propuestas de la OMS, resumidas en su estrategia mundial para reducir el consumo nocivo de alcohol, documento avalado por la 63.a Asamblea Mundial de la Salud en mayo del 2010. Entre otras cosas, esta esta estrategia mundial propone el desarrollo de políticas públicas contra la conducción bajo los efectos del alcohol, disminución de la disponibilidad de bebidas alcohólicas, reducción o eliminación de cualquier forma de publicidad de productos alcohólicos, modificación de las políticas de precios e impuestos, trabajo en red con la sociedad civil, entre otras.

La particularidad de los productos de bebidas alcohólicas, radica en su normativización social y cultural, al estimar que la misma es un bien casi indispensable para el desarrollo de las actividades sociales más tradicionales (bautizos, matrimonios, funerales, divorcios, desempeño de la selección nacional, hasta las condiciones climáticas son excusas válidas para el consumo). Adicionalmente, el incremento en la publicidad y disponibilidad de estos productos (altamente promocionados como un té frío con alcohol, bebidas azucaradas con alto contenido alcohólico, dulces con algún grado de alcohol, cervezas producidas de manera artesanal con nombres algo pictóricos, etc.), ha generado un interés por la adquisición de nuevos productos, que distan en muchos casos del sabor de la tradicional cerveza o guaro, lo que se traduce en una mayor diversificación de la oferta y una mayor demanda asociada.

Respecto a la marihuana, existe a nivel mediático una confusión entre el producto destinado exclusivamente para el uso recreativo como tal, lo que se conoce usualmente como marihuana, o la planta de la cual se pueden extraer compuestos con un eventual efecto medicinal, es decir, el cannabis. Esta confusión ha generado un incremento en el consumo de la sustancia utilizada para los efectos recreativos, asumiendo que el consumo trae asociado los supuestos efectos medicinales y terapéuticos, lo que no necesariamente ha sido validado por la comunidad científica internacional.

Se ha de recordar que, si bien es cierto esta planta se ha utilizado desde hace milenios por una diversidad de culturas, asociada generalmente a un efecto curativo, la proporción de THC dista mucho de la que se consume actualmente, además, por lo general la ingesta estaba supervisada por un experto en la materia, generalmente una especie de chamán que conocía y preparaba tanto a la sustancia como a los sujetos que la ingerían. Actualmente, este chamán es sustituido por cualquier persona que tenga acceso a la sustancia o a las redes sociales, y la preparación realizada se fundamenta en el enrolado y la ignición del puro.

Ante este panorama, la respuesta de los servicios de salud ha sido muy puntual, aumentar la oferta de dispositivos, apertura de más CAID (Centros de Atención Integral en Drogas) por parte del IAFA, y apertura de los EISAM (Equipos Interdisciplinarios en Salud Mental) por parte de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), una mayor cantidad de estrategias preventivas orientadas a las poblaciones más vulnerables, trabajo en red con diferentes organizaciones, trabajo hacia y desde las comunidades y, sobre todo, una mayor apertura en cuanto a la información sobre el fenómeno del consumo de drogas.

Estrategias que verán el resultado en la próxima encuesta sobre consumo de drogas en población general del 2020, pero que se espera sean coherentes con los Objetivos del Desarrollo Sostenible y con el esfuerzo de los profesionales de las diversas instituciones de salud, cuyo interés radica en la atención del ser humano de forma integral.

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