País

Uno de cada cuatro votos para diputados cayó en la red de partidos cristianos

Voto a partidos evangélicos se multiplicó doce veces desde 1998. Mujeres alcanzarían máximo histórico en futuro Congreso.

El voto para las diputaciones de partidos cristianos se multiplicó en casi doce veces en las últimas dos décadas y materializó su máximo histórico al lograr catorce escaños en un Congreso que promete convertirse en el más conservador de las últimas legislaturas.

Un 23% de los sufragios válidos de este domingo 4 de febrero se dirigieron a los partidos Restauración Nacional, Renovación Costarricense y Alianza Demócrata Cristiana. El resultado, que representa el respaldo de –al menos- 442.663 personas, configura una Asamblea menos fragmentada que la anterior, pero probablemente más polémica.

Así se desprende de un análisis de UNIVERSIDAD al corte más reciente del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) para las elecciones legislativas, divulgado el lunes 5 de febrero a las 12 p.m. y que presenta el conteo de un 90,5% de las juntas.

Esos datos permiten indicar, preliminarmente, la desaparición de cuatro bancadas de la actual legislatura (Movimiento Libertario, Partido Accesibilidad Sin Exclusión, Partido Alianza Demócrata Cristiana y Partido Renovación Costarricense).

Los resultados también prevén el ingreso de dos partidos al Plenario: Integración Nacional podría tener cuatro escaños en la próxima Asamblea, mientras que el Partido Republicano Socialcristiano estrenaría otros dos escaños.

Sin embargo, la principal sorpresa de las elecciones legislativas se desprende del ascenso del Partido Restauración Nacional, que pasa de contar con una fracción de un solo diputado a una extensa bancada de 14 congresistas: casi tan importante como la bancada del Partido Liberación Nacional (de 17 legisladores) y más numerosa que el bloque de legisladores de los tradicionales Acción Ciudadana (diez diputados) o Unidad Socialcristiana (nueve diputados).

Mientras tanto, el Partido Frente Amplio regresa a su bancada unipersonal del 2010 con el diputado José María Villalta, tras perder ocho legisladores en esta elección.

La parábola de las curules

El voto por los partidos cristianos en la Asamblea Legislativa no ha detenido su crecimiento desde 1998.

Hace dos décadas, solo 37 mil personas (casi un 3% de los votos válidos de esa elección legislativa) habían apoyado a partidos de esta denominación religiosa. El respaldo a esos grupos aumentó paulatinamente, pues capturó 61.500 votos cuatro años más tarde (un 4% de los votos válidos en el 2002) y atrajo 88.700 votos en el 2006 (un 5,5%).

Empujado de un fuerte crecimiento en las costas de Puntarenas y Limón, los partidos continuaron su crecimiento en el 2010 (capturaron 102.680 votantes: un 5,4% de los votos válidos) y duplicaron su número de seguidores hacia el 2014, al agrupar a 191.200 votantes.

La última elección solo potenció esa tendencia histórica. Hoy los partidos cristianos unifican sus fuerzas y capturan casi el doble de seguidores que tenían en el 2014.

El apoyo a los partidos cristianos tiene un terreno mucho más fértil en Puntarenas y Limón: las provincias en donde el Partido Renovación Costarricense ganó el primer lugar de las elecciones legislativas. Esa tendencia provoca el retorno de figuras como el exdiputado Carlos Luis Avendaño, legislador unipersonal del Partido Renovación Costarricense en el 2002, que integra el grupo de catorce escaños del futuro Congreso.

Los partidos tradicionales

Mientras tanto, el Partido Unidad Social Cristiana sana sus heridas y mantiene su crecimiento en la Asamblea. Tras pasar de 19 diputados en el 2002 a solo cinco en el 2006, la Unidad (PUSC) tendrá la representación más grande observada desde hace tres legislaturas.

Sus resultados le permiten hoy fraguar el ingreso de figuras como Pedro Muñoz Fonseca, presidente del Comité Ejecutivo del PUSC.

De forma opuesta, el Partido Liberación Nacional mantiene su progresivo descenso en la participación del Congreso desde el 2006, cuando tenía 25 legisladores.

Así, legislatura con legislatura, el PLN ha perdido diputados hasta alcanzar hoy 17 posibles escaños. Figura entre ellos el retorno del exlegislador Carlos Ricardo Benavides (2002-2006), exministro de Turismo y de Presidencia de la Administración Chinchilla Miranda, el exdiputado Luis Antonio Aiza (2010-2014), hermano del exprecandidato Presidencial Sigifredo Aiza.

El Partido Acción Ciudadana también vería mermada su participación en el Congreso, al contar con diez diputados, en comparación con los 13 escaños que tuvo en el actual periodo.

Entre los nuevos diputados PAC se encuentran los exministros de la Administración Solís Rivera, Víctor Morales Mora y el exprecandidato Presidencial Welmer Ramos.

Mujeres arriba

El próximo Congreso podría tener la mayor participación de mujeres en la historia de la Asamblea Legislativa.

Si la distribución de votos se mantiene, el próximo plenario contará con 26 mujeres congresistas. La cifra representa la participación más alta desde que las mujeres comenzaron su participación en el Congreso en 1962, cuando Nora Murillo, del Partido Liberación Nacional, era la única legisladora de la Asamblea.

Pese a que las mujeres representan un 50,2% del padrón electoral, aún no alcanzan la paridad efectiva de los 28 escaños. El lento ascenso de las mujeres en la participación en el Congreso respondió a la estrategia de los partidos políticos que, durante décadas, posicionaron a las candidatas en lugares donde no tenían posibilidades reales de ganar.

Antes de esta Asamblea del 2018, la máxima participación de mujeres se había observado en el 2006 y en el 2010, cuando 22 mujeres fueron electas diputadas.

De mantenerse los datos de los resultados provisionales del TSE, una mujer será la persona de mayor edad en el Congreso. La diputada guanacasteca por el PLN, Aida María Montiel, de 72 años, podría presidir la primera sesión de la futura Asamblea.

El PLN también llevará al plenario a la persona más joven de esta Asamblea, al integrar a Gustavo Viales Villegas, un joven de 26 años que representará a la provincia de Puntarenas. El  diputado promedio de la próxima Asamblea tendrá 46 años.

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