País

Una elección caliente frente a las tristezas de Limón

El cantón central de la provincia de Caribe aloja una ardua disputa entre dirigentes de largo rodaje.

p-19-info-limonLas duras realidades de pobreza, inseguridad y desempleo esperan una respuesta.

Ya se sabe que el cantón central de Limón está infectado de narcotráfico, de pobreza, de desempleo, de exclusión social, de conflictos políticos y de amenazas a su naturaleza. Y de marginación desde un San José que no termina de incorporar al Caribe como integrante pleno de su geografía. Y de utilitarismo político y de falta de renovación de figuras. Y de abstencionismo electoral también, con solo 24% en el 2010.

Ya se sabía que Limón es un cantón con tristezas donde la gente, pese a todo, sigue siendo su mayor virtud, según las respuestas políticamente correctas que dieron los ocho candidatos a la alcaldía en uno de los debates previos a la elección de este 7 de febrero.

Lo que no se sabía, porque solo esta campaña permite ver, es el grado de encono con que los partidos se disputan los puestos de la alcaldía, regidores y síndicos en la municipalidad que ocupa el sitio 11 en tamaño en Costa Rica, con un presupuesto anual de casi 14.000 millones de colones, pero con una sensibilidad especial por alojar la principal puerta costarricense de entrada y salida de mercancías.

La pelea entre los candidatos a la gobernación del cantón es tal que las acusaciones de corrupción e ineficacia son los cuestionamientos más leves.

Los más graves llegan a señalr nexos con grupos sospechosos de narcotráfico, como lo atribuye Wálter Céspedes (Partido Unidad Social Cristiana, PUSC) a Néstor Mattis, alcalde actual y aspirante a reelección por el partido Auténtico Limonense después de ver cerradas las puertas en el Partido Liberación Nacional (PLN), con el que quedó elegido en el 2010.

Mattis y Céspedes son los principales postulantes para la alcaldía de Limón, rostros ya trillados en la política local, quizás tanto como el del postulante Róger Rivera (exalcalde con el PUSC, exmilitantes del Movimiento Libertario y ahora con el Republicano Socialcristiano).

Se suman Julio Humphreys, del Partido Acción Ciudadana (PAC, de quien fue candidato a la vicepresidencia de la República en el 2010) y por el Frente Amplio va Vinicio Castillo, juez jubilado.

Caso aparte es Mario Morris, el candidato del PLN después de una novela interna para designar al postulante. Después de que Mattis fue vetado por la dirigencia local, que critica su gestión y le resiente un aislamiento del partido, habían designado al exalcalde Eduardo Barboza, a quien la Asamblea Nacional verdiblanca vetó porque él como que se dedica a dar servicios legales a sospechosos de narcotráfico en Limón. Después nombraron a Roland Esna, asambleísta que apoyaba a Barboza, pero Morris acudió al Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) y ganó en la legalidad.

“Por eso empezamos muy tarde la campaña y quizás sí nos golpeó un poquito. Se ha ido alguna gente del partido pero esto tampoco es extraño; en cada campaña se va mucha gente de PLN y después algunos vuelven”, contó Morris a UNIVERSIDAD.

En las conversaciones fuera de grabadora con ciudadanos limonenses y dirigentes comunales, las posiblidades de un triunfo liberacionista quedan muy en entredicho.


 

Inevitable es no detenerse en Mattis, el alcalde cuestionado en procesos del Ministerio Público y la Contraloría General de la República, la ficha a la que en un principio apostaba la cúpula nacional del PLN para esta elección, pero no la asamblea cantonal.

Se intentó conversar con él para esta noticia, pero no contestó su teléfono. Nunca lo contesta, dicen los que le conocen. Una revisión de noticias permite conocer que tampoco es su hobby atender a los periodistas.

En un debate, el pasado miércoles, también fue cuestionado por su rival Róger Rivera y respondió tajante: “ponga la denuncia o cállese”, aupado por una barra de simpatizantes.

Después le devolvió una acusación sobre la erradicación de ventas ambulantes con palabras poco ortodoxas: “Usted nunca los tuvo amarrados suficientemente para enfrentar a los vendedores ambulantes”. Este fue el debate organizado por la Cámara de Comercio de Limón y transmitido por la radio local Casino.

Mattis tiene su defensa. Insiste en que su trabajo ha permitido colocar al ayuntamiento limonense en el puesto 11 del ranquin de gestión municipal.

“Hicimos una reestructuración y pusimos a la municipalidad a hacer obras”, se ufana.

Obras que se limitan, según sus críticos, al arreglo de calles cantonales. Los verdaderos desafíos siguen ahí, sin que tampoco sean completa responsabilidad municipal.

Limón sigue siendo pobre, desigual, inseguro y flaco en oportunidades. Las posibilidades de empleo no son suficientes en cantidad ni calidad para evitar que los jóvenes vayan a ganarse la vida (o a perderla) como peones de las bandas narcotraficantes.

El empleo ha sido entonces el tema que se ha posicionado en la campaña, atado directamente a la pobreza y a la inequidad social.

Tampoco escapa su conexión con la controversial construcción del megapuerto de Moín por la empresa extranjera APM Terminals, cuyo debate es algo más que ideológico.

Mientras sus defensores argumentan que este proyecto generará empleo por sí solo, los detractores sostienen que habrá pérdida de puestos de trabajo por el efecto que tendrá en los puertos públicos de Japdeva.

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