País Entrevista con Manuel Ventura

Un canciller presionado por la crisis venezolana

El conflicto venezolano conduce al Gobierno a buscar una respuesta equilibrada. No escapa de la mira la situación en Nicaragua en la que Ventura subraya la importancia de la liberación de los presos políticos como condición previa al diálogo.

Un cambio de planes que no contempló el Gobierno de Carlos Alvarado llevó al Canciller de la República, Manuel Ventura, a ocupar el despacho ministerial de la Casa Amarilla desde inicios de este año.

Al exjuez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos se le presentó el reto de asumir las riendas de la política exterior costarricense y calmar las aguas agitadas que dejó su antecesora, Epsy Campbell, tras su salida. La crisis del explosivo tema de Venezuela estaba por llegar.

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Los salarios en la Cancillería, en algunos casos, son francamente malos, penosos.

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Una de sus promesas iniciales fue trabajar en una política activa frente a los casos de Nicaragua y Venezuela. Este martes, después de realizada esta entrevista, el Canciller fue cuestionado porque Costa Rica se negó a suscribir una declaración del Grupo de Lima sobre la situación en Venezuela. Ventura justificó que, aunque piden la salida de Nicolás Maduro, el país no apoyará una ruta que no sea “pacífica” fiel a su tradición de “desarme”, contrario a lo planteado por otros países de este bloque.

Detrás de las decisiones más importantes sobre Venezuela, el Canciller afirma tanto en esta entrevista como en rueda de prensa, que ha recibido instrucciones directas del presidente Carlos Alvarado.

Manuel Ventura es de hablar pausado, cabello blanco y aspecto serio. Para esta entrevista se hace acompañar de dos asesoras y un periodista a quienes no les descuida la mirada mientras responde las preguntas, como en busca de aprobación. Habla sobre su aspiración de impulsar candidaturas costarricenses en organismos internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Reafirma la necesidad de modernizar la Ley del Servicio Exterior pese al presupuesto “ajustado” con el que cuenta la Cancillería y se compromete a plantear una revisión de las políticas migratorias en Costa Rica.

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En mi opinión, deberían liberarse todos los presos políticos sin condiciones para que haya un diálogo en Nicaragua.

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Viendo lo que pasó en relación con la representación de Venezuela en Costa Rica, ¿puede uno coincidir en que se les dio la mano y tomaron el codo?

-Yo no sé cuál fue la instrucción que recibieron por parte de la embajada, pero quien dio la instrucción, yo no sé quién, estaba totalmente equivocado. Quien dio la instrucción se equivocó; fue un error grande.

60 días se le dieron a los representantes nombrados por Maduro para que abandonen el país. En esta confusión, ¿uno de los factores no pudo haber sido este plazo extenso?

-Esa es una decisión que tiene muchas implicaciones. De acuerdo con la Convención de Viena el plazo pudo haber sido menor. El señor presidente consideró que fuera un periodo más amplio.

¿Eso lo decidió él, don Carlos Alvarado?

-Él me dio a mí la instrucción. Yo le sugerí menos y él dijo más. Fue una decisión sabia porque nos ha permitido que no se tome ninguna acción contra la gente nuestra allá, de momento.

Para nadie es un secreto el liderazgo que tiene Estados Unidos en el bloque de países que apoyan a Juan Guiadó en Venezuela. ¿Cuán incómodo puede ser para Costa Rica estar del lado de un bloque de países que lidera Estados Unidos?

-Costa Rica no está del lado de un bloque de los Estados Unidos ni del presidente Donald Trump. Costa Rica está a favor de la democracia, en favor de las elecciones libres, en favor del respeto a los derechos humanos; y esto se lo puedo decir con conocimiento de causa, ya que fui uno de los expertos que trabajó en la preparación del caso ante la Corte Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad.

En algún momento se habló  de elevar el caso de Venezuela a la Corte Penal Internacional.

-El caso ya está allá, fue sometido por siete países. Yo no estaba en la Cancillería cuando eso pasó. Costa Rica no quiso sumarse a la gestión. Eso está en trámite ante la fiscal de la Corte Penal.

¿Puede sumarse a esa gestión?

-Sí, puede sumarse.

¿Lo va a hacer?

-De momento no he tenido instrucciones. Hay que presentar una carta.

Pero siendo usted el ministro de Relaciones Exteriores, con la experiencia que tiene, y conociendo bien cómo funciona el tema de la Corte Penal Internacional, ¿sugeriría usted al presidente Carlos Alvarado sumarse a esta gestión?

-Yo he conversado con él del tema. De momento él no ha tomado una decisión. Él tiene un aspecto mucho más amplio del que tengo yo, y bueno, si lo hace más adelante, magnífico. Si no lo hace, no va a afectar en nada el caso.

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De acuerdo con la Convención de Viena, el plazo de los 60 días para que los representantes de Nicolás Maduro abandonen el país pudo haber sido menor. El señor presidente consideró que fuera un periodo más amplio.

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¿Usted obedece a don Carlos?

-Yo soy un subalterno de don Carlos. Él tiene todas las potestades de manejar las políticas exteriores en conjunto conmigo.

¿Por qué Costa Rica no tiene una política de acogida a los venezolanos similar a la que tiene con los nicaragüenses?

-Eso lo decide migración junto con el ministerio de Gobernación. Nosotros lo que tenemos es un representante, nada más, en el Consejo de Migración, no tenemos mayor poder de decisión (…) Sería oportuno un cambio en esa materia. Voy a informarme bien y hablar con ellos.

¿Un cambio en qué dirección?

-Facilitar las cosas.

¿No debería tener más poder la Cancillería sobre temas de migración considerando que es un asunto relevante de la política exterior?

-La Cancillería puede dar los consejos que le pidan, pero nosotros no tenemos los medios para manejar una situación como esa.  Eso precisamente fue uno de los temas que hablamos en el viaje del presidente a Panamá, en la reunión bilateral. Es un tema complejísimo.

¿Quién maneja las políticas de migración? ¿Desde la Presidencia?

-No, esas políticas son claras. El Presidente las escucha, él tiene que dar su opinión, pero eso viene de migración, de Gobernación (adscrita a Seguridad Pública).

¿No cree que debería tratarse a los migrantes venezolanos de la misma forma como se ha tratado a los nicaragüenses?

-Yo no creo en las discriminaciones. No sé qué razones hay para hacerlo así, puede que haya una razón pero me parece que eso no es correcto.

Lleva usted más de un mes en el cargo, desde que fue designado por el presidente. ¿Es lo que usted esperaba al asumirlo?

-A mí me gusta mucho la materia. Estoy muy contento con el trabajo que estoy haciendo aquí, pero es un trabajo que no da tiempo para muchas otras cosas.

Se ha desbordado….

-Bueno, dicen que siempre ha sido así. Desbordado no. Yo soy una persona muy organizada y programo muy bien todo el trabajo.

¿Va a aguantar el ritmo de los tres años?

-Ah sí. Yo vengo de la Corte Interamericana.

Bueno pero es otro ritmo completamente diferente.

-Pero es una gran responsabilidad. Hay un ritmo grande de trabajo, es tomar decisiones, es redactar sentencias, es incesante el trabajo.

¿Por qué no tener un embajador en Nicaragua?

-Porque se tiene un embajador cuando hay un grado alto de confianza y se pueden mantener conversaciones francas. Creo que eso no existe de momento y sería un error tenerlo. Para el tipo de relación que tenemos es mejor un nivel más bajo y que el señor encargado de negocios se ocupe por ahora.

¿Cuánto tiempo puede extenderse esa decisión?

-No tengo la menor idea, ya habrá que ver la evolución política de Nicaragua.

¿Qué más se puede hacer? ¿No se ha pensado la posibilidad de sanciones de Costa Rica a algunos funcionarios allegados a Daniel Ortega, el  impedimento de ingreso considerando que muchos de ellos cruzan por Peñas Blancas a cada rato?

-Es una materia que no se ha decidido abordar. Es una materia muy delicada y de momento no se han tomado medidas.

Pero han pasado diez meses desde que estalló la crisis….

-Ah sí, y créame que algunos residentes nicaragüenses han venido a solicitar eso porque dicen que gente afín al régimen viene a vacacionar aquí, pero de momento creemos que lo prudente como país vecino por el que pasan nuestras exportaciones y las panameñas hasta el Triángulo Norte, deben de mantenerse así para evitar consecuencias.

¿No hay nada más que se pueda hacer dentro de la autonomía que tiene Costa Rica?

-Bueno, la autonomía que tiene Costa Rica se está moviendo en diferentes grupos políticos como el Grupo de Lima, el grupo de contacto con la Unión Europea, haciendo ver los puntos de vista de que la solución a la crisis son elecciones libres y confiable en el menor plazo posible.

¿Cómo ve el nuevo diálogo allá en Nicaragua que retomó Daniel Ortega con la oposición?

-Ojalá que tenga resultados pero yo sí creo que deben participar en ese diálogo toda  la oposición, no sólo empresarios. También las ONG que han sido reprimidas, los familiares de las víctimas que han sido reprimidas, la iglesia católica. Yo creo que debe ser un aspecto más amplio de gente que participe en este diálogo para que tenga resultado y no solo los empresarios. Son importantes, es un grupo que puede ayudar a activar la economía, pero la otra gente es igual de importante.

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Estoy contra el aborto como católico que soy. Sigo los lineamientos que ha dado el Papa en este sentido.

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¿Liberar los presos políticos antes de empezar?

-Por supuesto. Eso es una condición fundamental que han mantenido todos.

Los presos e incluso los condenados porque hay algunos a los que, vaya usted a saber con qué criterios jurídicos, pero han sido condenados ya un montón de años.

-En mi opinión debería liberarse todos los presos políticos sin condiciones para que haya un diálogo. No a unos sí y a otros no.

¿Cómo entiende usted ésta decisión de Daniel Ortega de aceptar este proceso de diálogo? ¿Cómo se lo explica usted?

-Yo creo que la situación económica de Nicaragua es tan seria; creo que se han perdido 300 mil empleos y puede agravarse todavía un poco más.

¿Es genuina esta disposición a una mesa de diálogo? ¿Es creíble?

-Ojalá lo sea.

Todo mundo quisiera que ojalá pero ¿Es confiable el Daniel Ortega que hemos visto todos estos años?

-Acuérdese que se dio el diálogo desde abril y de nuevo lo vuelve a convocar; razones las desconozco, posiblemente sean las que mencionamos, pero por algo no quiso seguir antes y ahora sí.

Hablando de presos políticos, y trayendo el caso de la periodista Lucía Pineda, la Cancillería ha hecho un par de acciones, llamados en la OEA, ha expresado su condena, pero ¿Qué más se puede hacer?

-De momento hay gestiones no públicas, oficiales. Con la ayuda de la OEA, y nuestra embajadora con funcionarios nicaragüenses allá, el Secretario General está muy optimista que se pueda liberar; así que estamos en ese tipo de gestiones.

¿Se ha avanzado algo?

-De momento hay mucha esperanza de que se libere. Vamos a ver qué sucede.

¿Cuán pronto?

-Vamos a ver, es una decisión que está en manos de las autoridades de otro país. No podemos forzarlos a actuar.

Hay un sólo asilado político nicaragüense: Álvaro Leiva. ¿Cómo se explica que sólo a una persona se le haya dado esta protección política de gobierno?

-Posiblemente él hizo la solicitud, hay otros que no la han hecho. De momento yo he recibido unas cuatro o cinco, no me acuerdo, pero hay razones para denegarlas. En el caso de Nicaragua, no sé por qué no lo han hecho más personas.

Llega usted a la Cancillería luego de una discusión polémica por el tema de nombramientos irregulares ¿podemos decir que ha cambiado con su llegada?

-Lo primero que hice yo fue reunirme con el Procurador General, consultar con él e indicarle a la directora jurídica que para cualquier nombramiento consulte con la Procuraduría General si es necesario, para no tener una situación similar.

¿Por qué cree que los diplomáticos de carrera, de distintos rangos, sobretodo embajadores, no participan de manera como se pretende?

-Hay muchas razones. Una de ellas, aunque usted no lo crea, son los malos salarios que paga Costa Rica. No sólo en el Servicio Exterior, también los salarios aquí en algunos casos son francamente malos, penosos.

¿El del Canciller es bueno?

-No. Es malísimo.

¿No es un buen negocio?

-No, uno está por vocación del oficio.

Usted dijo que aspiraba a que hubiera más candidatos en organismos internacionales ¿A dónde está apuntando?

-De momento estamos estudiando, porque no es cuestión de recibir una sugerencia de presentar una personas porque después no lo eligen. En la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, yo quería que tuviéramos un representante, no tenemos a nadie ahí desde que se fue don Fernando Volio, y bueno, es un organismo vital para Costa Rica y todo el continente.

Costa Rica se movía mejor en otros tiempos en estos cargos, ¿qué ha pasado?

-Hay una serie de países que antes no participaban de estas candidaturas y hoy lo hacen. Tienen una mayor facilidad que nosotros para el apoyo de las candidaturas. Los recursos nuestros son limitados y los diplomáticos nuestros también. Yo le cuento que fui candidato a la Comisión de Derecho Internacional, hace dos años no salí elegido. Los boletos de avión, las comidas, no me acuerdo qué más, tuve que ponerlo yo de mi parte.

Conociendo usted el funcionamiento de la Corte Interamericana ¿no teme que Costa Rica vuelva a sentarse en el banquillo de los acusados por el tema de la norma del aborto terapéutico? El caso está encaminado hacia la Comisión Interamericana, en Washington.

-A mí no me preocupa que se presenten casos contra Costa Rica ni ningún otro Estado ante la Corte Interamericana. Se ha seguido las vías normales y se ha hecho apropiadamente.

En otro momento la Cancillería había avanzado en negociaciones con las denunciantes…

-Puede ser que haya una solución amistosa, desconozco si se dio ese acuerdo. Hay casos en que eso es posible y hay casos en los que eso no es posible.

¿En este caso no cree usted que es una violación susceptible a que avance una denuncia en el Sistema Interamericano, al derecho humano, la salud?

-Vamos a ver qué dice la Comisión.

¿Usted qué considera?

-Estoy contra el aborto como católico que soy. Sigo los lineamientos que ha dado el Papa en este sentido, bueno yo ya no soy Juez de la Corte Interamericana ni tengo ninguna participación en esto, y esto lo digo a título personal. Oficialmente si entra esa demanda, el Gobierno deberá adoptar una posición oficial para defensa ante el sistema. Ese es mi criterio personal, don Rodolfo Piza  también dice eso, no sé si otras personas.

¿Difiere usted de la línea que ha planteado el presidente Alvarado? Lo que ha dicho es que él tomaría la decisión oportunamente que verá el momento, pero que él cree que es una decisión que hay que tomar.

-Yo respeto el criterio de él. Veremos a ver qué pasa.

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