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Tesis doctoral: El Estado deslegitima el movimiento sindical y lo divide para debilitarlo

La investigación identifica cuatro modelos en varios países Iberoamericanos y Costa Rica forma parte de uno de los reacios al sindicalismo, junto con Chile y Colombia. Sindicatos conformados recientemente en el sector privado son rápidamente desmantelados con despidos y largos procesos para la reinstalación de las personas trabajadoras, relatan dirigentes. 

En el 2018, Alexis Casanova informó a sus superiores en la Cooperativa Dos Pinos que tenía la intención de afiliarse a un sindicato, por lo que asegura que sufrió persecución. Poco después fue despedido, junto con otras 25 personas, de las cuales 12 formaban parte de un sindicato.

Casanova es ahora el Secretario General de la Unión de Empleados de la Cooperativa Dos Pinos (Udeco) y se reúne cada 15 días en reuniones bipartitas con representantes de la empresa, para discutir conflictos laborales y formas de mejorar las condiciones de las personas trabajadoras.

“Yo trabajé durante 19 años en la cooperativa antes de ser despedido y pude ver cuatro intentos de conformación del sindicato, ahora tengo 4 años de trabajar en Udeco por decisión de los compañeros. La relación con los patronos es bastante mejor, no es una luna de miel, pero es la relación respetuosa y cordial que tiene que existir entre la cooperativa y los empleados”, contó Casanova.

También, en el 2018, el abogado Mauricio Castro defendió su tesis doctoral en la Universidad de Buenos Aires, en donde analizaba la organización sindical de varios países de Iberoamérica, con particular interés en la de Costa Rica.

La investigación, pronta a ser publicada como un libro en Uruguay, identifica a Costa Rica, Colombia y Chile en un modelo de representación laboral en el que el Estado deslegitima a los sindicatos y los divide o “hiperfragmenta” para debilitarlos.

Hiperfragmentación

En este modelo no se puede, como en los otros, negociar una convención colectiva que beneficie a todos las personas trabajadoras de una rama de actividad y los sindicatos se conforman por el empleador.

“Por ejemplo, hay un enorme esfuerzo del sindicato Sitrap en la zona atlántica, que termina negociando una convención colectiva para la finca agrícola Duacari tres, y ahora están haciendo un enorme esfuerzo para firmar una convención colectiva en la finca de Duacari cuatro, que es la finca que está a la par. Aunque ambas sean la misma actividad”, dijo Castro.

La tesis concluye que, de esta forma, se le resta poder al movimiento sindical, lo pone a competir entre sí y fácilmente lo deslegitima, al hacerlo ver como un “grupo que vela por los privilegios de pocos, aunque así es como lo establece el modelo”.

“Es una genialidad, porque entonces los mismos dirigentes sindicales piensan que los culpables de la fragmentación son otros dirigentes sindicales”, agregó Castro.

Según el Ministerio de Trabajo, en el 2018 habían 306 sindicatos activos en el país que agrupan a 308 mil personas, para una tasa de sindicalismo del 14% que se ha mantenido invariable desde el 2015. Sin embargo, la cantidad de sindicatos y afiliados en el sector privado es pequeña porque cuando se conforma uno “prevalece la libertad de despido a favor de los empresarios”, aseguró Jouseth Chaves, secretario general del Sindicato de Trabajadores del Sector Privado (Sitrasep).

A raíz de los brotes de COVID-19 del 2020 en la zona norte, Chaves acompañó la conformación de un sindicato en la empresa Piñas cultivadas de Costa Rica, pero una semana después todos los trabajadores fueron despedidos y aunque iniciaron un proceso sumario, que de forma breve atiende a trabajadores que alegan ser despedidos por razones discriminatorias, ya han pasado dos años y todavía no tienen resolución.

Deslegitimación y control

El gobierno, describe el investigador, plantea a la organización sindical como antagonista de “intereses superiores” como la productividad, la competitividad y la paz social. Además, califica a las personas sindicalizadas como conflictivas y finalmente al sindicalismo como una patología social que debe desaparecer.

“En estos países el gobierno plantea que son los sindicatos los que vienen a enturbiar esa paz social, son los que no dejan que el país avance. Y al modelo en el que históricamente se han desarrollado muy potentes mecanismos de disciplina y control sindical y laboral”, explicó Castro.

Casanova coincide: “La palabra sindicato se ha satanizado, el dirigente sindical se trata como terrorista y así se percibía en la Dos Pinos y ahora lo que estamos haciendo es un ejemplo de cómo se deben hacer las cosas en el sector privado, de que sí se puede, de que puede haber una convivencia entre las partes y de que los conflictos son parte cotidiana de esa relación”

El conflicto entre las partes (Estado, patrón y personas trabajadoras), en modelos de organización sindical como los de Uruguay, Argentina y España se acepta como “natural” a la sociedad y se gestiona por medio de la negociación, identifica la investigación.

La fundadora y excoordinadora de la escuela sindical de la Asociación de Profesores de Segunda Enseñanza (APSE), Ariane Grau, coincidió con Castro en que el Gobierno recurrió a formas de deslegitimación, intimidación y hostigamiento contra las organizaciones sindicales y dijo esto se pudo observar durante las marchas contra la regla fiscal en el gobierno de Carlos Alvarado.

“Incluso antes de qué empezaran las marchas dijo que eran ilegales, ignorando todos los pasos jurídicos necesarios para calificarla de esta forma, en cadena nacional, sin reconocer que la huelga es un derecho. Luego se impulsó la ley que impide manifestarse”, dijo Grau.

La socióloga dice que el Estado también es cómplice cuando, por ejemplo, trabajadores inmigrantes de la zona norte se organizan, pero los patronos recurren a Migración para deportarlos: “no importa que no tengan papeles mientras sean productivos, pero si se organizan en Migración se prestan”.

Además del sindicalismo, en Costa Rica también existen otras formas de organización como las Asociaciones Solidaristas, que en el 2018 representaron a 358 mil personas. Este tipo de organización, que en Colombia y Chile tienen otros nombres, compite con el sindicalismo y también facilita la deslegitimación como formas aceptadas por los patronos de organizarse.

“El solidarismo se financia con dinero de los empleadores y los tiene en su junta directiva, y aplica la regla general de que quien paga el baile manda la música y, por lo tanto, no son organizaciones independientes, a diferencia de los sindicatos que podrán actuar bien o mal, equivocarse, pero son las personas trabajadoras las que deciden qué hay que hacer y qué es lo que quieren”, explicó Castro.

Por esta razón, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) considera que no hay problema en que este tipo de organizaciones se dediquen a funciones mutualistas de ahorro y crédito, pero que “si tratan de representar a los trabajadores, actúan en contra de los derechos humanos y de la libertad sindical”, mencionó Castro.

Costa Rica, Colombia y Chile tienen modelos con fuerte control sobre sindicatos

Aunque en todos los marcos jurídicos hay formas de control y disciplina hacia las organizaciones sindicales, en el modelo cuatro son contradictorias con los derechos humanos y con el sistema democrático, identificó el abogado Mauricio Castro en su investigación.

Modelo 1 “El tradicional corporativo”
Países: Argentina, Brasil y México.
1. Legitima la organización de un grupo sindical en el que el Gobierno tiene incidencia y deslegitima otros grupos sindicales

2. Acepta el conflicto entre las partes (persona trabajadora, patrón y Estado) como algo natural en la sociedad que debe ser canalizado y mediado

3. Establecen mecanismos de disciplinamiento que favorecen a grupos sindicales cercanos al poder y los financia, mientras que excluye a otros sindicatos

4. Se promueven sindicatos y convenciones por rama de actividad, por lo que una negociación beneficia a muchas personas

5. Hay exclusividad sindical, solo esta forma de organización puede representar los intereses de las personas trabajadoras

 

Modelo 2 “El más cercano al ideal”
Países: Uruguay, países escandinavos, Inglaterra, Alemania.
1. Legitima los grupos sindicales, los cuales se relacionan con partidos políticos sin comprometer su independencia

2. Acepta el conflicto entre las partes (persona trabajadora, patrón y Estado) como algo natural en la sociedad que debe ser canalizado y mediado

3. Reconoce a los sindicatos un altísimo grado de independencia sin vínculos políticos, tiene mecanismos livianos de control y disciplina

4. Se promueven sindicatos y convenciones por rama de actividad, por lo que una negociación beneficia a muchas personas

5. Hay exclusividad sindical, solo esta forma de organización puede representar los intereses de las personas trabajadoras

 

Modelo 3 “Marcados por la dictadura”
Países: España e Italia
1. Legitima los grupos sindicales sin comprometer su independencia

2. Acepta el conflicto entre las partes (persona trabajadora, patrón y Estado) como algo natural en la sociedad que debe ser canalizado y mediado

3. Reconoce a los sindicatos un altísimo grado de independencia sin vínculos políticos y tiene mecanismos livianos de control y disciplina

4. Se promueven sindicatos y convenciones por rama de actividad, por lo que una negociación beneficia a muchas personas

5. Reconoce a otras formas de organización colectiva con formas cuasi sindicales que nacieron en la clandestinidad de la dictadura, pero que no compiten ni son contradictorias a los objetivos de los sindicatos

 

Modelo 4 “Deslegitimados e hiperfragmentados”
Países: Chile, Costa Rica, Colombia, Paraguay, Perú, Francia.
1. Predomina la deslegitimación política de la organización sindical

2. Rechaza el conflicto y lo trata como una patología social que amenaza con la productividad, la competitividad y la paz social

3. Fuerte disciplina y control hacia los sindicatos. Se desanima la afiliación a este tipo de organización

4. El sindicato se conforma por empresa o centro de trabajo, lo que deriva en sindicatos hiper fragmentados y débiles que son percibidos socialmente como “privilegiados”

5. Reconoce otras formas de organización colectiva que compiten con los sindicatos y contradicen sus objetivos al ser financiadas por los patronos, lo que les permite ejercer algún grado de control

 

Fuente: Mauricio Castro. Tesis Modelos de representación laboral colectiva en Iberoamérica

Comparación histórica de varios países frente al ejercicio de la libertad sindical.

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