La economista Edna Camacho, responsable de los Asuntos Económicos de la actual administración, respondió a nuestras preguntas sobre la capacidad del Gobierno para hacer frente a los pagos que debe atender en diciembre y a las perspectivas económicas.
¿Es cierto que Hacienda le hace falta recoger al menos $500 millones entre los contratos de colocación (cuyo proceso de ofertas cerró el 26 de octubre recién pasado) y la recaudación por el marchamo, para poder cumplir con los compromisos de fin de año y del mes de enero, como cancelar al BCCR las Letras del Tesoro que adquirió y pagar el aguinaldo y el salario escolar del sector público?
–Las necesidades de financiamiento al 31 de diciembre del Ministerio de Hacienda ascienden a ¢1,7 billones. Esto comprende vencimientos de deuda, incluidas las Letras del Tesoro, así como los gastos regulares: salarios, aguinaldo, transferencias, pago de intereses, etc. La recaudación de impuestos cubre una parte de estas necesidades y el resto provendrá de los contratos de colocación, el pago del certificado de depósito por parte del BCR (Banco de Costa Rica) y captación por medio de subastas en bolsa.
¿Cuáles son las opciones a considerar en caso de no reunir el dinero suficiente?
–El Ministerio de Hacienda ya tiene cubierta aproximadamente la mitad de esas necesidades. El Gobierno no solo está enfocado en contar con la liquidez de corto plazo, sino especialmente en contar con una reforma fiscal que le permita enfocarse más en las políticas que generen crecimiento y empleo inclusivo de largo plazo.
En el peor de los escenarios, de no poderse continuar con la aprobación en segundo debate de la reforma fiscal, ¿cómo sería, en sus rasgos generales, la perspectiva económica del país?
–Esperamos que se logre aprobar en segundo debate la reforma fiscal antes de que termine el año. Eso permitiría generar mayor confianza en los hogares y las empresas de forma que se reactiven las decisiones de consumo e inversión.
También, permitiría contar con fuentes de financiamiento del exterior que reduzcan el costo de la deuda, así como bajar la presión al alza en las tasas de interés locales.
Sin duda, la aprobación nos pondría en una senda de calma, estabilidad y mayores posibilidades de reactivación.
De no aprobarse la reforma ocurriría lo contrario: se deteriora la confianza, se dificulta el financiamiento del Gobierno y esto se reflejaría en mayores tasas de interés locales, mayor devaluación, bajo crecimiento económico y un deterioro general del bienestar de la población, pero especialmente de las familias más vulnerables.
Si, por el contrario, se lograra aprobar la reforma, ¿cuánto tiempo tardaría la economía en retomar dinamismo?
–No me atrevería a señalar un plazo, pero no dudo que un mayor nivel de confianza de los hogares y las empresas, unido a las medidas de reactivación que anunció el Gobierno, va a colocarnos en una senda de mayor dinamismo.
¿Cómo describiría el escenario económico del 2019, suponiendo que se aprobó la reforma fiscal y entró en efecto el plan de reactivación económica que usted anunció hace algunas semanas?
–La recuperación de la certidumbre y la confianza permitiría al Gobierno contar con fuentes adicionales de financiamiento y en mejores condiciones financieras, lo cual ayudaría a reducir sensiblemente la presión hacia el alza de las tasas de interés.
Además, se podría revertir la desaceleración económica que hemos venido experimentando como resultado de la menor presión en las tasas de interés, mayor disponibilidad de crédito, mayor confianza de los consumidores y las empresas, así como por las medidas de reactivación económica en marcha, a saber, los proyectos de inversión en infraestructura anunciados, la mejora en los trámites especialmente en el área de construcción, el apoyo financiero y no financiero a las mipymes y emprendimientos, así como los esfuerzos por mejorar el perfil del recurso humano.
