País Fondos de Banca para el Desarrollo

Sistema sigue “moroso” con las mujeres

Solo un 24% de los créditos han sido entregados a mujeres, en contraste con un 57% distribuido a hombres.

A pesar de que en el 2014 entró en efecto la reforma del Sistema de Banca para el Desarrollo (SBD) con un mandato expreso de promover el acceso equitativo de las mujeres a sus créditos, barreras culturales como el amiguismo y el machismo hacen que lo alcanzado todavía deje mucho que desear (ver: “Lo que dice la ley”).

Al ser el SBD una ‘banca de segundo piso’, sus fondos son aprobados y colocados por medio de entidades financieras acreditadas (por ejemplo, cooperativas, fundaciones, microfinancieras, bancos públicos y privados), los cuales también son quienes dan seguimiento a las personas beneficiadas y a los proyectos financiados.

Según las cifras proporcionadas por la entidad, en el año 2016, el monto total para colocar mediante créditos fue de ¢160.336 millones -un crecimiento de 18,5% con respecto al año anterior-. Sin embargo, la colocación efectiva superó ese objetivo, pues fue de ¢201.305 millones; esto es, de casi ¢41.000 millones más.

Sin embargo, menos del 25% fue destinado a proyectos presentados por mujeres; el 57% benefició a hombres; y el 19% correspondió a personas jurídicas, las cuales podrían corresponder tanto a hombres como a mujeres (ver el gráfico: “Composición de la cartera de crédito por sexo”).

A pesar de lo anterior, tanto el apoyo financiero destinado a proyectos presentados por mujeres como el número de proyectos acreditados a ellas va en ascenso, pues pasó de casi ¢28 mil millones para 5.565 proyectos, en 2014, a un poco más de ¢67.000 millones para 9.472 proyectos en 2016 (ver el cuadro: “Colocación de créditos por sexo: mujeres”).

Lo anterior implica un incremento promedio anual del 59% y total de 142%.

Por tamaño de la empresa o proyecto, la mayor cantidad de préstamos otorgados a las mujeres se dieron a microempresas, seguidas por pequeñas empresas, emprendimientos y medianas empresas (ver el cuadro: “Colocación de crédito por tamaño de empresa-Mujeres”).

Debe tenerse presente que el SBD clasifica el tamaño de los proyectos mediante la metodología establecida por la ley respectiva, la cual hace una ponderación entre los activos y la cantidad de personas que trabaja en la empresa.

En cuanto a las actividades económicas de mujeres que recibieron financiamiento, la mayor cantidad son del sector agropecuario, seguidas por el comercio, los servicios y otras no financieras (ver el cuadro: “Colocación de crédito por tipo de actividad-Mujeres”).

No obstante, todavía existe un nivel elevado de opacidad en la información que las operadoras o intermediarias proporcionan al SBD. De allí que en estos cuadros aparezcan rubros ‘temporales’ como “consumo”, “migración o no reportado por el operador” u “otras actividades del sector privado no financiero”, las cuales son actividades que no encajan en las definiciones establecidas por la Superintendencia de Entidades Financieras (Sugef).A marzo del 2017, la morosidad de la cartera total de préstamos del SBD mayor a 90 días, fue de 3,61%. Esto incluye las deudas recibidas de fideicomisos que existieron en el pasado y con los cuales se creó el Fideicomiso Nacional para el Desarrollo (Finade).

Amiguismo y machismo

Un sondeo realizado por UNIVERSIDAD entre organizaciones de mujeres, acerca del desempeño del SBD, arrojó un balance mixto, pero preocupante.

La Fundación Mujer es una de las entidades privadas que trabajan como operadoras de los fondos del sistema; esto es, como intermediaria en la evaluación de las solicitudes de crédito, su colocación y seguimiento.

Su directora, Zobeida Moya, afirmó que manejan unos ¢300 millones del SBD, los cuales distribuyen en todas las provincias del país, excepto Guanacaste.

La mayoría de créditos otorgados por esta fundación corresponden a negocios comerciales, de servicios y algunos agropecuarios. Se trata de préstamos de un poco más de un millón de colones que se asignaron a unas 250 mujeres.

Entre los negocios que ellas realizan se encuentran la compra de ropa en el exterior y su venta mediante visitas a centros de trabajo locales; las ventas por catálogos; sodas; salones de belleza; y negocios de costura.

“Se trata de actividades que están siempre dentro de la estructura tradicional, que hacen las mujeres para poder permanecer en sus casas”, dijo Moya.

En cuanto al proceso de calificación de las solicitudes de crédito, explicó que Fundación Mujer no realiza publicidad, sino que la información se divulga “de boca en boca”. Al enterarse, las mujeres llaman por teléfono y se las cita para ser evaluadas por un comité de crédito, el cual también las visita en sus hogares con el fin de realizar un balance de situación y establecer su capacidad de pago. Las garantías solicitadas pueden ser las de presentar uno o dos fiadores.

Moya afirmó que la morosidad en la cartera de préstamos es de 6% a 7% y ocurre de manera estacional, en temporadas como los finales y comienzos de año y en la “semana santa” católica.

Por su parte, Alida Sigüenza, agricultora cartaginesa y dirigente de Upanacional, afirmó que, desde la reforma del SBD, pequeñas cooperativas de mujeres han solicitado créditos, pero les fueron rechazados debido a que no cumplen con los requisitos exigidos.

Actualmente, esta productora de aguacates, higos, frutas y hierbas medicinales, está participando en las reuniones promovidas por el SBD y el Banco Nacional para constituir el Consejo de Apoyo Rural, una versión nueva de las Juntas Rurales de Crédito, mediante las cuales también se busca colocar en el agro los fondos del SBD.

Sin embargo, Sigüenza afirma que “a veces las personas que quedan en instancias como estas actúan por amiguismo: “Yo te conozco, te presto””.

“Entre eso y el machismo, lo que observamos es que las mujeres no vamos a tener ningún apoyo. Las realidades que una vive como mujer, nos hacen ver que la discriminación está en aumento. Por alguna razón, los logros van en retroceso”, agregó.

Shirley Gayle, representante del Instituto Nacional de las Mujeres (Inamu) para el proyecto Emprende, realizado conjuntamente por esta institución y los ministerios de Agricultura y Economía, también se manifestó de manera crítica con respecto al SBD.

“No pudimos coordinar con ellos. Tuvimos dos reuniones, les solicitamos información sobre los préstamos para las mujeres, para entender por qué no les están llegando a ellas y no hubo forma de que nos la dieran. Esas puertas se cerraron”, afirmó.

A su vez, Ana Hernández, dirigente de la Alianza de Mujeres Costarricenses y de la organización regional Mesoamericanas en Resistencia por una Vida Digna, opinó que el modelo del SBD “sigue siendo asistencialista y contribuye a desarrollar en las mujeres una cultura de pasividad, de limitarse a recibir ayudas”.

Dijo que ese mismo modelo se reproduce en cuanto al Instituto Mixto de Ayuda Social y el Fomujeres, que es el fondo del Inamu para financiar emprendimientos y empresas de mujeres.

“Los programas se vinculan a la informalidad, porque las mujeres no salen acreditadas técnicamente. No se les da acompañamiento técnico para desarrollarse. Es solo una ayuda más”, afirmó.

Por su parte, Miguel Aguiar, Director Ejecutivo del SBD, aseguró que esta entidad cumple con los lineamientos establecidos por el artículo 6 de la ley 9.274 para determinar a quiénes otorgar los préstamos; esto es, a personas emprendedoras, microempresas, pymes, microempresas y asociaciones.

“Además, es relevante indicar que la condición para acceder a los fondos es que sean proyectos viables”, agregó.

“En el pasado, existieron fondos que fueron asignados sin considerar la viabilidad de los proyectos y, en algunos casos, no se solicitaban requisitos mínimos, lo cual facilitó que ocurriesen situaciones contrarias a la eficiencia y eficacia en la colocación de los fondos”, dijo.

Sobre los problemas con la información, afirmó que actualmente desarrollan un proceso de capacitación y educación de sus operadores o intermediarios, tanto de los regulados por la Sugef como de los que no lo están, con el fin de que se ajusten a una mayor precisión.

Finalmente, Ana Garita, Jefa de Políticas Públicas del Inamu, consideró que en el SBD “hay buenas intenciones, una muy buena disposición, pero hay que fortalecer la coordinación” para hacerlo más efectivo.

Dijo tener mucha expectativa en que un paso en esta dirección sea el Encuentro Internacional sobre Brecha Financiera, que tendrá lugar en el país los días 13 y 14 de julio, y el cual reunirá a las mujeres, la representación estatal y a la banca pública y privada con el objetivo de estudiar los obstáculos que impiden el acceso de las mujeres al capital.

Por lo pronto, adelantó que uno de los temas clave es el de las garantías. “No se toman en cuenta sus necesidades y características. Para ellas es más difícil hacer cualquier cosa, incluso trasladarse a hacer los trámites ante las instituciones financieras, debido a sus responsabilidades con los hijos y en el hogar. Hay que darles a las mujeres la oportunidad de presentar garantías no tradicionales, pues debido al patriarcalismo, muchas veces los bienes no están a su nombre”, enfatizó.



Lo que dice la ley

“ARTÍCULO 8.-        Acceso equitativo para las mujeres

El SBD diseñará las políticas para neutralizar las desigualdades por razones de género, con políticas de financiamiento y apoyo no financiero que posibiliten un acceso equitativo de las mujeres, en cuanto al acceso al crédito, avales, garantías, condiciones y servicios no financieros y de desarrollo empresarial.

Para los fines que persigue esta ley, las entidades financieras que accedan a los recursos del SBD deberán tener, entre sus programas de financiamiento y condiciones, políticas especiales que compensen las desigualdades de género.”

Fuente: Reforma Integral del Sistema de Banca para el Desarrollo (SBD), Ley No. 9274, del 12 de noviembre de 2014. Sistema Costarricense de Información Jurídica (Sinalevi).









 

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