País

Río de Upala sepultó casas y arrancó vidas en cuestión de minutos

Viviendas fueron destruidas por la corriente y dos madres con sus hijos fallecieron

La primera sensación de que algo grave ocurriría llegó con el fuerte viento. Hasta entonces, algunos vecinos de Upala creían estar fuera de las zonas que serían afectadas por el huracán Otto, pero poco después, en cuestión de minutos, vieron sus casas casi sepultadas y a dos madres y sus hijos fallecidos.

Las fuertes ráfagas iniciaron a eso de las 4:30 p. m. del jueves y fueron cedieron aproximadamente una hora después, recordó este viernes José Vinicio Quesada, de 28 años y vecino de El Rosario de Upala.

Luis Herra optó por evacuar su casa en el centro de Upala para buscar terreno más alto en Bijagua, pues de dio una alarma de otra cabeza de agua, pero fue descartada. David Bolaños.
Luis Herra optó por evacuar su casa en el centro de Upala para buscar terreno más alto en Bijagua, pues de dio una alarma de otra cabeza de agua, pero fue descartada. David Bolaños.

“Entonces llegó lo que decimos ‘el ojo del huracán’ y llegó como si le hubiesen quitado el enchufe, una calma total, como 45 minutos duró eso, volvió a apretar el viento con menos intensidad, pero como a la media hora empezó a sonar donde los palos pegaban en el puente”, recuerda.

Un primo suyo pasó avisándoles que el agua se saldría y que debían salir.

“En 20 minutos cuando mucho, el río creció de un cauce normal a un cauce nunca antes visto, en tantos años que tengo de estar aquí, ni siquiera se había aproximado a la casa, hasta que llegó al patio y en 15 minutos que fui a dejar a mi familia y volví a sacar cosas, ya no pude ingresar porque el agua me llegaba en el pecho”, recuerda.

Desde la mañana, vecinos regresaron a sus casas y negocios en el centro de Upala para revisar los daños del huracán. David Bolaños
Desde la mañana, vecinos regresaron a sus casas y negocios en el centro de Upala para revisar los daños del huracán. David Bolaños

La vivienda donde reside con su mamá, su esposa y dos hijas de 11 y cuatro años está llena de tierra hasta las ventanas.

El puente de metal que estaba solo unos metros atrás de la casa de José Vinicio, sobre río Zapote, fue arrancado por la corriente. Él y su familia se refugiaron donde unos familiares.

Uno de sus vecinos, Marlon Monroy, también pudo reaccionar rápidamente en llevar a su esposa y tres hijas a un lugar seguro.

Marlon Monroy narra la experiencia que vivió con el huracán

“Fui a dejarlas al centro y, cuando vine, porque yo me iba a quedar supuestamente cuidando la casa, encontré que ya veía la cabeza de agua, y se inundó esta y la otra casa donde estaban ellas. Tuvimos que subir a una segunda planta”, relata el constructor quien perdió gran parte de sus electrodomésticos y 100 sacos de cemento.

La calamidad alcanzó también a los vecinos de Bijagua de Upala, donde el agua bajó con fuerza al liberarse de un derrumbe del volcán Miravalles y no solo ocasionó destrozos sino que dejó enlutada a la comunidad.

Juan Rafael Badilla señala su casa celeste, que ahora está casi enterrada, y dice que al menos su familia sobrevivió pero que, unos metros más allá, otros vecinos siguen buscando los cuerpos de dos madres y sus hijos (un niño de 11 años y una pequeña de año y medio), a quienes el agua arrastró con sus casas hasta unos tanques de tilapias.

En Bijagua de Upala algunas casas fueron totalmente destruidas por una cabeza de agua y otras quedaron enterradas. David Bolaños
En Bijagua de Upala algunas casas fueron totalmente destruidas por una cabeza de agua y otras quedaron enterradas. David Bolaños

 

“Fue por ahí de las 7 p. m. que empezó a llenarse. La quebradita nunca llegaba pero se hizo una presa y se vino una cabeza de agua. Cuando empezó a meterse para acá, como yo tengo este carro y otro, salimos de una vez”.

Cuando Badilla regresó a su vivienda, la mitad de ella estaba en un relleno de tierra. Alrededor, otras viviendas habían desaparecido, algunas personas se aferraban a los techos para no se arrastrados por el agua y , más allá, el dolor se apoderaba de las familias que perdieron a dos madres y sus hijos.

Juan Ramón Martínez en los escombros depositados en el centro turístico El Ángel. Los esfuerzos por encontrar a su bisnieta se interrumpieron durante un par de horas por la alerta de otra cabeza de agua. “Yo sé que ella está aquí”, aseguró. David Bolaños
Juan Ramón Martínez en los escombros depositados en el centro turístico El Ángel. Los esfuerzos por encontrar a su bisnieta se interrumpieron durante un par de horas por la alerta de otra cabeza de agua. “Yo sé que ella está aquí”, aseguró. David Bolaños

Los lugareños y familiares relataron que cuando las dos familias intentaron salir fue demasiado tarde, pues la cabeza de agua con barro, palos y piedras ya los estaba arrastrando. Los dos padres sobrevivieron, pero no sus esposas e hijos.

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