País

Quepos: Abandono y falta de oportunidades alimentan cultura de abuso sexual

Falta de recursos y oportunidades crean vulnerabilidades frente a la demanda del turismo sexual

En medio de las montañas boscosas y la costa soleada, en habitaciones y casas de Quepos se esconde una cultura de abuso y comercio sexual potenciada por el abandono institucional, la pobreza y la falta de oportunidades que se contraponen al turismo de lujo que se realiza en la zona.

De acuerdo con fuentes locales, no es extraño que turistas ofrezcan dinero a jóvenes del lugar e incluso traigan personas de otras regiones para “irse de fiesta”, es decir, para atender reuniones sociales y mantener encuentros sexuales.

A “Jose”, un josefino de 22 años, lo invitó un “amigo” a pasar una semana en Manuel Antonio. Además de costear todos los gastos, le ofreció dinero en efectivo. “Eso sí, me chinea”, cuenta que le dijo cuando lo contactó. Se quedaron en una casa lujosa, acompañados de otros amigos y sus acompañantes. Fue la primera y última vez que el joven hizo algo así, pues recuerda que no le gustó que otros hombres del grupo andaban también con jovencitos, “algunos demasiado jovencitos”, dice.

“Pamela” estaba empezando su carrera como modelo y un fotógrafo reconocido la invitó a pasar unos días en un hotel de la zona para hacer sesiones de fotos. Ella accedió. Cuando llegó, se dio cuenta que de ella se esperaba más que posar para la cámara. Aunque le dijeron que si no accedía “se le arruinaba la carrera”, decidió irse.

En semanas recientes la prensa nacional ha vuelto los ojos hacia Quepos, a causa del asesinato de María Cedeño y las acusaciones que a partir del hecho han emitido algunas figuras públicas (ver nota aparte: La Mansión en la mira).

El after

Fiestas y reuniones a las que se invita a jóvenes mayores y menores de edad con fines sexuales “no son inusuales” en la zona, cuenta Kennet Morales, representante de la persona joven ante la Municipalidad de Quepos. Incluso, asegura que ha presenciado cómo turistas abordan en las calles a chicos y chicas “mientras andan paseando el perro”, y les ofrecen dólares por pasar un fin de semana con ellos.

Esta problemática, indica Morales, quien en años previos participó en una red contra la explotación sexual en la zona, se origina en las carencias y vulnerabilidades que afectan a las familias quepeñas y la demanda de servicios sexuales que genera el turismo, especialmente el internacional.

“Kimberly”, una joven local, comentó a UNIVERSIDAD que hace unos años, siendo menor de edad, asistió a un par de fiestas que implicaron encuentros sexuales. Generalmente, dijo, “una va con las amigas a algún bar y ahí conoce gente, luego la invitan al after que suele ser en una de las casas grandes y después le pagan, si le va bien. Tengo amigas que han ido y luego no les pagan”.

Una psicóloga que trabaja en la zona, quien solicitó no ser identificada, comentó que muchas personas jóvenes están vulnerables ante esta problemática a causa del abandono institucional, pues no solamente no cuentan con oportunidades de estudio o trabajo, sino que no tienen contacto con las personas que podrían detectar que están siendo víctimas de este delito.

En la zona, dijo la profesional, la mayoría de jóvenes no termina ni siquiera el colegio y, si lo hacen, no hay oportunidades en universidades. “Por eso el 90 o 95% de los profesionales que trabajan en la zona vienen de afuera, no hay donde estudiar y no hay plata para mandarlos a estudiar a San José, y acá los trabajos que hay son de coyoleros o pescadores”.

Eugenia Salazar, encargada de la Fiscalía contra la Trata de Personas y el Tráfico Ilícito de Migrantes, comentó que la Sección Especializada contra la Violencia de Género, Trata y Tráfico de Personas no tiene causas abiertas en la zona al momento y destacó que durante el año 2018 esa instancia realizó labores de inteligencia en la zona de Quepos, “en lugares donde se podría estar dando alguna actividad ilícita relacionada con la ‘explotación sexual’, pero las investigaciones no dieron resultados positivos”.

Explicó que por la naturaleza del delito, las posibilidades que tiene la fiscalía de investigar dependen de que las instancias públicas que tienen contacto directo con la población “tengan el conocimiento y entrenamiento para detectar e identificar posibles casos“.

Raynier Umaña, promotor en el Patronato Nacional de la Infancia de Quepos, comentó que las condiciones de vulnerabilidad afectan a las familias quepeñas al punto que muchas incluso son cómplices de la explotación de menores de edad, pues permiten que sus hijas o hijos sean prostituidos con tal de acceder a esos recursos económicos.

Claramente, dijo Umaña, los principales responsables son quienes buscan esos servicios. “Hay una demanda de servicios sexuales asociada al turismo y la demanda crea la oferta; entonces coincide que se asocian las actividades turísticas a ese delito”, opinó.

La psicóloga antes citada comentó que además es complicado promover las denuncias y ayudar a las personas que han sido explotadas a salir de esa red, pues los recursos que se les pueden ofrecer son limitados. Aun si pueden acceder a becas u ofertas de capacitación, no se les puede garantizar un ingreso como el que ofrece esa actividad.

Según Umaña deben hacerse ajustes a la ley para garantizar seguridad para las personas víctimas de esta violencia, “pues muchas personas que tratan de salirse del asunto, cuando intervenimos, en la mayoría de ocasiones temen denunciar y eso hace que las estadísticas que tengamos sean muy, muy bajas en comparación con la realidad”.

De acuerdo con Kennet Morales, se han realizado acciones de educación para la prevención y detección de casos, tanto con los jóvenes como con el personal de los hoteles, pero la situación se complica pues en la zona abundan las residencias privadas de lujo, “donde pasa de todo y nadie se entera de nada”. Efectivamente, en los alrededores de Manuel Antonio hay viviendas rodeadas por altos muros cuyo valor se cuenta en millones de dólares y cuyos ocupantes se mueven en yate o en helicóptero.

La Mansión en la mira 

El asesinato de María Cedeño, cuyo cuerpo fue encontrado en una habitación del Hotel La Mansión, generó una serie de acusaciones, hasta ahora no comprobadas, por parte de figuras públicas sobre actividades realizadas en el establecimiento que habrían facilitado el comercio de servicios sexuales.

El hotel es propiedad de Harry Jacobus Bodaan. El holandés es presidente de la Cámara de Comercio, Industria y Turismo de Quepos y se encuentra detenido como tercer sospechoso del asesinato de la médica, junto a dos sujetos que visitaron en previos días el hotel.

La Mansión, ubicada en las inmediaciones del Parque Nacional Manuel Antonio, es conocido por ser frecuentado por diputados, expresidentes, empresarios, dueños de televisoras, modelos y futbolistas. En redes sociales abundan las fotografías de diversas personalidades de la “farándula tica” hombro a hombro con Bodaan, quien se encuentra en arresto domiciliar.

Al holandés fue arrestado y su propiedad allanada, pues la fiscalía considera que marcas de mordeduras en el cuerpo de la mujer coinciden con su patrón dental. Su abogado, José Miguel Villalobos, ha manifestado en diversos medios que la prueba no es concluyente y que esas marcas podrían haber sido causadas por otra persona.

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