Aunque son muchos los decepcionados por cómo concluyó la jornada del 1° de mayo para la elección del directorio, los diputados de la Asamblea Legislativa ciertamente no defraudaron al ofrecer un espectáculo repleto de drama, intriga, alianzas y desencuentros.
Las decisiones y los gazapos de esta elección legislativa se convertirán en una carga que cada partido y cada figura política deberá arrastrar en lo que resta de este año, de cara al proceso electoral del 2018.
Como siempre, las interpretaciones de los resultados son muchas y este es el criterio que pudo construir el autor de esta nota tras recorrer este 1° de mayo los agitados pasillos del Congreso.
Partido Acción Ciudadana: Unido y derrotado
Los desencuentros y claras rivalidades entre integrantes de la fracción oficialista han sido evidentes durante casi todo lo que llevamos del actual Gobierno, por lo que ver a sus 14 diputados unidos alrededor de la candidatura de Ottón Solís a la presidencia, es un logro que no se puede dejar de lado.
Puede que la integridad de esta unión se haya puesto en duda a lo largo de la jornada, en la que, tras la solicitud del “Grupo de los Cuatro” (Ligia Fallas, Jorge Arguedas, Carmen Quesada y Carlos Hernández), se haya manejado el nombre de figuras como Emilia Molina para reemplazar a Solís.
Al final, los votos del PAC se quedaron donde debían, aunque eso no impidió que nuevamente el oficialismo se quedara con las manos vacías.
Gobierno: Con la sonrisa oculta
Para el Gobierno del presidente Luis Guillermo Solís, la elección del diputado Gonzalo Ramírez no es necesariamente una derrota y hasta pudo haber dejado al mandatario con una sonrisa oculta.
Pese a ser del mismo partido, Ottón Solís ha estado lejos de ser complaciente y más bien se había convertido en una figura incómoda para el Gobierno. Consciente del problema fiscal, pero enemigo del despilfarro, Ottón no era garantía de que Casa Presidencial tendría un mayor eco en la Asamblea Legislativa.
Entre las otras fracciones legislativas, el diputado y fundador del PAC tampoco es símbolo de negociación, y tiene enemigos abiertamente declarados, como lo expresó el diputado Jorge Arguedas cada vez que pudo. Sin embargo, la alianza entre Ramírez y el PLN puede tornarse incómoda para el Gobierno conforme calienten los motores electorales.
Partido Unidad Social Cristiana: En guerra de tendencias
La jornada del 1° de mayo dejó un retrato bastante claro de la guerra de tendencias que existen entre los diputados afines a Rodolfo Piza y quienes quieren como candidato presidencial a su compañero, Rafael Ortiz.
A diferencia de otras fracciones, el PUSC mantuvo a su presidente de partido, Pedro Muñoz, involucrado en el proceso, respaldando a la fracción que acordó inicialmente dar sus votos para que el PAC y Ottón Solís llegaran al directorio.
Del otro lado del edificio legislativo, Rafael Ortiz, se mantenía rondando el despacho del diputado Gonzalo Ramírez y la oficina de la fracción legislativa del Partido Liberación Nacional (PLN), a la espera de saber si alcanzarían los votos para mantener viva la ya desmejorada “alianza opositora”.
Frente Amplio: Sin coherencia ni cordura
Quizá el mayor damnificado este 1° de mayo fue el Frente Amplio. No solo vieron cómo un diputado evangélico abiertamente contrario a proyectos relacionados con derechos humanos fue electo presidente del Congreso, sino que varios de sus diputados terminaron colaborando para que eso ocurriera.
Jorge Arguedas y Ligia Fallas, junto al exfrenteamplista Carlos Hernández, decidieron no seguir al resto de la fracción que apoyaba la postulación de Solís y del PAC, para unirse con la también independiente Carmen Quesada para negociar y buscar algo por su cuenta.
Al final terminaron pactando con el PLN a cambio del puesto de primera secretaria para Quesada, mientras que otros dos en la fracción (Gerardo Vargas y Suray Carrillo) decidieron anular su voto que también se sumó a la victoria del diputado evangélico; dejando un sabor muy amargo en buena parte del frenteamplismo.
Gonzalo Ramírez: En una cima impensada
Ganador de ganadores en esta jornada legislativa fue el diputado Gonzalo Ramírez. Integrante de un partido sin los votos suficientes para ganar la presidencia por sí mismo, el pastor evangélico tiene tras de sí un caudal electoral que hizo la boca agua del PLN y de Antonio Álvarez Desanti: el voto que se guarda en las decenas de iglesias evangélicas de todo el país.
Ramírez será, para bien o para mal, quien ponga la cara por esta alianza con el PLN. Tendrá más exposición que cualquier otro diputado en este año electoral, aunque eso no necesariamente signifique que tenga más poder que el de vetar aquellos temas que a la “comunidad cristiana” no le gusten.
Partido Liberación Nacional: Una apuesta arriesgada
Para el Partido Liberación Nacional (PLN) la elección del directorio legislativo se convirtió más bien en una gran apuesta de cara a las elecciones presidenciales del próximo año. La mirada verdiblanca está detrás del voto cristiano-conservador que en buena medida guardan Renovación Costarricense y los otros partidos “cristianos”.
En los cálculos, ese voto puso de vuelta a Johnny Araya en la alcaldía de San José estando fuera del PLN. Con el regreso del alcalde, el diálogo con ese grupo de voto “menos volátil” es ahora más fácil, aunque dentro del mismo PLN la “jugada” no ha sido del todo bien vista, sí significa un viraje aún más conservador de la agrupación. Asumir el desgaste del directorio en año electoral no parece preocuparle a este partido.
Movimiento Libertario: Otto sin presiones
Para volver a aspirar a la presidencia de la República, el diputado Otto Guevara tiene claro que necesita estar lo menos amarrado posible. El “dejarle” la jefatura de fracción a su compañera y rival por la precandidatura, Natalia Díaz, más que un gesto generoso, es una movida calculada para este año electoral.
Guevara sabe que, si logra que su partido lo vuelva a ungir como candidato, tendrá que dejar la curul en algún punto y querrá hacerlo con la menor dificultad posible. Por el contrario, Díaz no solo se amarró a dirigir su fracción, sino que también, de rebote, terminó ocupando la vicepresidencia del Congreso; una responsabilidad más, que no le será fácil dejar.
Mario Redondo: Más solo que nunca
El diputado Mario Redondo se quedó con las ganas de repetir como presidente legislativo como lo hizo en 2003 cuando estaba en el PUSC. Los acercamientos de sus compañeros “cristianos” con el PLN no gustaron mucho a Redondo, quien este 1° de mayo terminó solo, postulándose y votando por sí mismo; pero sobre todo, con un margen de negociación bastante menor al que había mostrado en años anteriores.
Dicen que lo más feo de las argollas es no estar dentro de ellas.
Derechos Humanos: Los perdedores de siempre
Se han convertido en la moneda devaluada de cambio durante los últimos años. Para algunas agrupaciones políticas parece fundamental alcanzar los puestos que les permitan obstaculizar proyectos como el de Sociedades de Convivencia o avanzar de alguna manera en planteamientos relacionados con los derechos de las mujeres.
Aunque izara banderas de colores, la prioridad de la administración Solís Rivera está claramente en otros temas como el fiscal, por lo que, en cualquier negociación legislativa reciente, los temas de derechos humanos seguirán siendo los perdedores de siempre.
