Eran casi las 11 a. m. en la escuela de Llano Grande de Cartago y solo una persona había ido a votar este domingo en la convención interna del PUSC. Un chofer llamado Álvaro, contratado para esta jornada, dormitaba en su auto hasta que vio venir a un hombre mayor con camisa futbolera y se alegró; era el segundo de esta jornada que comenzaba nublada en el distrito donde 2.400 personas estaban habilitadas para participar. El ‘buenos días’ de Rolando Cedeño hizo eco en la escuela vacía.
Eran casi las 2 p. m. en la escuela de Betania de Montes de Oca y la cantidad de votantes no había llegado a 50 en el distrito donde podrían haberlo hecho 2.745, si no fuera por que el PUSC ya no es siquiera el del 2002, cuando ganó por última vez unas elecciones presidenciales. Apenas había pasado el aguacero y llegaba uno que otro vecino, pero el reporte era pesimista: “me da tristeza la cantidad de dinero que se está botando en organizar eso”, decía Rodrigo Argüello, un guía que estaba solo en la entrada de la escuela.
Eran casi las 4 p.m. y solo habían votado 210 personas en el distrito Dulce Nombre de Coronado, donde hay empadronados 10.000. Era hora de cerrar las urnas aquí y en los 539 centros de votación dispuestos por el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) en todo el país para elegir a su candidatura presidencial y a los miembros de las asambleas territoriales que determinarán las nóminas de candidatos a diputados.
Así cerraba el PUSC su convención llena de desventajas para una agrupación que fue poderosa en el país. Traía a cuestas la disolución del bipartidismo del siglo XX, los escándalos de los expresidentes del 2004, el gris de desempeño de muchos de sus diputados, la falta de cohesión de sus bancadas, la ausencia de liderazgos de alcance nacional, la pandemia con sus restricciones y hasta las noticias sobre el caso ‘Cochinilla’ de las última dos semanas que pudieron enfriar más el ánimo ciudadano frente a la política en general. Y por si faltaba algo, un tupido aguacero que apenas se esperó al mediodía para terminar de mojar cualquier chispa de entusiasmo visible en centros de votación.
“Ya sabíamos que la cosa no andaba bien, pero no pensé que tan terrible. Estamos asombrados”, dijo una guía en Llano Grande que buscaba un rayo de sol para calentarse. Pertenecía al movimiento de la precandidata presidencial Lineth Saborío, pero su preocupación iba más allá de su favorita o del partido. “Estoy aquí porque todavía creo en que podemos cambiar las cosas en las urnas”, explicaba esta ama de casa que llevaba un mes haciendo propaganda.
Fue difícil hallar voces optimistas en un recorrido de este semanario por Cartago y el norte de San José y no faltaron las comparaciones con la buena fluencia que tuvo el domingo 2 de junio la convención del Partido Liberación Nacional (PLN), su rival directo de antes. Limitado fue el efecto de los debates, entrevistas y propaganda de los candidatos territoriales y de los aspirantes de la candidatura presidencial: Saborío y los diputados Pedro Muñoz y Erwen Masís.
Era minoritaria la posición del presidente del PUSC, Randall Quirós, quien consideró “exitosa” la jornada y aún a las 4:30 p. m. decía estar esperanzado en igualar los 120.000 votos de la convención del 2017. “Seguimos esperanzados en igualar lo de hace cuatro años”, decía el presidente de la agrupación que tenía hoy cerca de 50.000 personas trabajando en la convención, informó el dirigente.
El programa del PUSC prevé dar los primeros resultados cerca de las 6:30 del domingo y saber ya con qué rostro competirá en las presidenciales, además de empezar las negociaciones internas según los resultados para perfilar las listas de diputados, una prioridad para muchos de los dirigentes del PUSC del siglo XXI.
