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Ex director y funcionarios del Sinem advierten que ponerlo bajo administración de Centro Nacional de la Música lo haría desaparecer

La naturaleza social del Sinem y sus objetivos lo diferencian radicalmente del Centro Nacional de la Música y sus programas educativos, que se dirigen a la formación profesional

La disolución de la junta directiva del Sistema Nacional de Música y su traslado bajo la administración del Centro Nacional de la Música podría causar que la institución desaparezca, pues la naturaleza y objetivos de ambas entidades es muy distinta.

Así lo indicó Miguel Peña, exdirector y fundador de la primera sede regional del Sistema, un programa social dirigido no al desarrollo de capacidades musicales sino al desarrollo integral de niños y adolescentes en todo el país, a través del contacto con la música.

Con él coincidieron el director de la sede regional de Grecia, Víctor Fonseca y varias personas docentes con las que UNIVERSIDAD conversó.

Todas estas reacciones se dieron ante la propuesta del ejecutivo de eliminar al menos 15 órganos desconcentrados para “ahorrar recursos”. Esta iniciativa se planteó en el expediente N°23.105, Ley de recuperación de competencias y fortalecimiento de las jerarquías de los ministros”.

Además de disolver la junta directiva del Sinem, eliminaría el Consejo Técnico de Asistencia Médico Social (CTAMS), el Consejo Interinstitucional de Atención a la Madre Adolescente (Ciama), el Consejo Nacional de Investigación en Salud (Conis), la Oficina de Cooperación Internacional de la Salud (OCIS), la Auditoría General de Servicios de Salud, la Junta Administrativa y Dirección General de Migración y Extranjería (DGME), el Órgano de Normalización Técnica, la Dirección General del Archivo Nacional, el Centro Histórico de la Reforma Agraria de Costa Rica y el Parque Temático, la Casa de la Cultura de Puntarenas, el Parque Marino del Pacífico, el Fondo Nacional de Becas de Solidaridad Social, el Consejo Nacional de Clubes 4-S (Conac) y la Comisión Costarricense de Cooperación con Unesco.

El objetivo del Sinem, explicó una de las docentes entrevistadas – a quienes para evitar posibles represalias se les protege la identidad – es exponer a niños, niñas y adolescentes a la música, pero no necesariamente para que se dediquen a ese oficio en el futuro, sino para ayudarles a desarrollar sensibilidades y habilidades blandas que les ayuden a tener un mejor mañana.

“Hay que entender que además trabajamos en comunidades marginalizadas, donde hay violencia y drogas, nuestro trabajo es darle a esos chicos y chicas una oportunidad de agarrar un violín en vez de estar sentados en una esquina, en riesgo”, comentó.

Otra funcionaria, que imparte lecciones en la sede de Desamparados, dijo que “decir que el Sinem y el INM duplican funciones es no saber qué hacen, a decir verdad”, pues las entidades no pueden ser más diferentes. “Sí, nosotros formamos a chicos y chicas en música, pero para que sean mejores seres humanos, no mejores músicos, mientras que el Instituto sólo se concentra en direccionarlos a ser músicos profesionales”, detalló.

Mientras tanto, explicó Peña, todas las demás escuelas y programas de música, públicos y privados, se dedican a formar músicos y músicas profesionales. “El Sinem es único en su especie; su naturaleza  y objetivos no son iguales a los del Centro Nacional de la Música, por eso es muy probable que si lo ponen dentro de esa entidad se desnaturalice y eventualmente, desparezca”, comentó.

Peña recordó que el Sinem nació en el seno de ese centro, pero rápidamente fue necesario independizarlo de la entidad “porque los objetivos de las instituciones son totalmente diferentes, totalmente distintos”.

“El Centro Nacional de la Música es una institución que alberga a la Orquesta Sinfónica Nacional, al Instituto Nacional de la Música, que es el antiguo programa juvenil de la Orquesta Sinfónica Nacional, a la compañía lírica y al Coro Sinfónico Nacional. Estas instituciones se dedican a la producción musical a nivel profesional y el área formativa del Centro tiene un objetivo muy específico que es la formación de músicos profesionales”, explicó.

Por su parte, el Sinem “se creó con la intención de utilizar la música como una herramienta, un instrumento de formación social, de formación humana en los niños y en los jóvenes, especialmente en comunidades de alto riesgo”, agregó.

Incluso, el exdirector destacó que el Instituto Nacional de la Música no tiene filiales, sino que está centralizado en San José, mientras el Sinem tiene veinte sedes, principalmente en conunidades marginalizadas o en alejadas del área metropolitana.

“Nosotros acá, y lo digo como egresada del Sinem y ahora como docente, tenemos una especie de agenda oculta con nuestros alumnos. No sólo enseñamos música, la música es una excusa para enseñarles a compartir, a perseverar, a trabajar en equipo, para desarrollar sensibilidades hacia la cultura y el arte”, dijo una profesora del sistema y por eso, considera, el proyecto debe mantenerse independiente al CNM y su junta directiva debe seguir funcionando como hasta ahora.

Por su parte Víctor Fonseca dijo que la aprobación del proyecto además podría causar que las instituciones, todas bajo la misma sombrilla, canibalicen los recursos y dejen sin nada al Sinem, cuya naturaleza es inherentemente social, a diferencia de las demás. Por ejemplo, explicó, la cantidad de profesores en el sistema es grande, mientras que en las otras entidades se trabaja con pocas plazas, pero si se permite que el CNM tome las decisiones, posiblemente se priorizarían las orquestas y los programas propios de la formación profesional, y se abandonaría el trabajo social que se hace desde el Sinem.

Además, dijo, podrían darse fuga de talentos, porque docentes o funcionarios del Sinem se trasladen a otras entidades por tener “más prestigio”, como las orquestas y mermen el personal del sistema, así como que es posible que las autoridades del CNM prioricen los programas que se alinean más con sus objetivos centrales que al Sinem.

Finalmente, Miguel Peña dijo que el sistema más bien debe fortalecerse y mejorar su gestión, para que más niños y niñas puedan tener acceso a sus aulas.

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