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Plenario se ciñó a la transfobia de Fabricio Alvarado y enterró proyecto que aseguraba recursos para las oficinas municipales de la mujer

Diputadas y diputados negaron ampliar el plazo cuatrienal, mientras el diputado neopentecostal aseguraba que la iniciativa “lo que busca es que cualquier cosa o cualquier persona que se perciba como mujer pueda hacer uso de los recursos de estas oficinas”.

Por favor, disculpas, porque una nota que reproduzca el discurso de odio que se dio este jueves en la Asamblea Legislativa tiene que comenzar disculpándose.

El proyecto de ley 21.676 buscaba afinar legislación ya existente para asegurar que los diferentes consejos municipales doten de recursos a sus oficinas municipales de la mujer (OFIM), sin embargo las diputadas y diputados de la Asamblea Legislativa decidieron enterrarlo, en atención a observaciones falaces y transfóbicas del líder del partido evangélico Nueva República, Fabricio Alvarado.

Lo que empezó siendo percibido como un “mal entendido” al decir de la jefa frenteamplista Sofía Guillén, cuando en primera instancia se votó en contra de ampliar el plazo cuatrienal del proyecto, quedó plasmado como una victoria del conservador Alvarado, cuando la moción de revisión planteada por quienes apoyan el proyecto también fue rechazada.

Cuando inició la discusión, la diputada Rocío Alfaro, del Frente Amplio pidió que se le permitiera al proyecto continuar su proceso, pues se estudia en la Comisión Especial de la Mujer.

“Es un proyecto que lo que trata es retomar la base original que dio lugar a constitución de las oficinas de la mujer en las municipalidades y que desgraciadamente por falta de algunos elementos que precisamente este proyecto plantea, se ha desvirtuado esas oficinas y algunas municipalidades ni siquiera se establecen, o no se les asigna presupuesto o se les dedica a otras cosas diferentes de las necesidades de las mujeres en los cantones” , explicó.

Sin embargo, la votación subsiguiente sumó escasos diez apoyos para ampliar el plazo, que provinieron de cinco diputaciones presentes del Frente Amplio, tres del Partido Liberal Progresista (PLP), María Marta Padilla, del oficialismo sin partido y Luz Mary Alpízar, de Progreso Social Democrático (PPSD).

Entonces se planteó la moción de revisión y con incredulidad la diputada Alfaro expresó que “creo de verdad que ha habido un error”, y mencionó cómo el proyecto tiene el “aval” de diputadas del PUSC y PLN, incluso de Nueva República que forman parte de esa Comisión. También Kattya Cambronero del PLP habló en favor del proyecto.

La diputada Sofía Guillén pidió un receso, para que pudiesen reunirse las jefaturas de fracción y las integrantes de la Comisión de la Mujer. “Creo que hay un mal entendido, algunas fracciones piensan que es un proyecto nuevo”, justificó.

El presidente legislativo, Rodrigo Arias, dio un receso por cinco minutos que se extendió por más de 20, después del cual Fabricio Alvarado profirió su discurso transfóbico y alejado del concepto de “enfoque de género” y de “derechos humanos”.

Alvarado empezó diciendo que estaría de acuerdo en fortalecer las OFIM, “siempre y cuando se utilicen para el fin para que fueron creadas”, pero añadió que el proyecto “en lugar de beneficiar a las mujeres, lo que busca es desarmar estas oficinas para que sean una plataforma más de adoctrinamiento ideológico”.

Justificó ello, según él, en una cita del propio texto de la propuesta: “garantizando la incorporación de la perspectiva de género y el enfoque de derechos humanos desde la diversidad”.

“El feminismo moderno es una farsa, no busca defender a las mujeres, todo lo contrario, con este tipo de cambios lo que busca es que cualquier cosa o cualquier persona que se perciba como mujer pueda hacer uso de los recursos de estas oficinas”, añadió.

Numerosas voces de especialistas en historia o ciencias políticas han advertido que los escenarios de grandes persecuciones violentas contra grupos étnicos, religiosos, nacionalidades o sexualmente diversos, en el espacio público se ven precedidos por discursos que niegan la condición humana de las personas. Así por ejemplo sucedió cuando el nazismo se refería a la población judía como “ratas”, o cuando en Ruanda en medios de comunicación se usó el término “gusanos” para referirse a la minoría tutsi.

Alvarado siguió distorsionando aún más el debate legislativo: “el feminismo lo que viene es a destruir las conquistas de las mujeres de verdad, a quitarles los lugares que con esfuerzo se ganaron y hasta sus recursos para dárselos a hombres con tacones”.

Luego la diputada Guillén pidió a sus colegas que “recuerden en qué consiste el proyecto, más allá de los discursos de campaña” del excandidato presidencial representante del movimiento neopentecostal. Pidió que las ideas se expresen con respeto y apuntó que “nada de lo que él dijo tiene que ver con el proyecto, las oficinas de la mujer ya existen.

Tuvo que explicar que la perspectiva de género “es que las mujeres sufren más violencia, más discriminación, que tienen condiciones soicioeconómicas diferenciadas que requieren atención”.

También intervino Cambronero, del PLP, para rechazar una idea original del oficialista sin partido Daniel Vargas, citada por Alvarado, de que las OFIM podrían ser sustituidas por oficinas “de la familia”.

Alvarado volvió a usar la palabra para leer un informe de servicios técnicos que según él sustenta su punto de vista y con soberbia profirió: “no se me pongan de cristal”.

La moción de revisión logró sumar un poquito y fueron 14 las diputaciones que la apoyaron, pues se sumaron algunos votos del PLN, pero 31diputadas y diputados le avalaron el discurso a Alvarado.

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