País Una década de TLC con Estados Unidos

Ni el paraíso prometido ni la catástrofe anunciada

Jorge Vargas, director del Estado de la Nación: “Si se compara con otros acuerdos, este es de impacto medio”.

Se vaticinó que los ciudadanos iban a poder comprarse un BMW. Se agitó con el fantasma de que el agua se privatizaría y que la Caja Costarricense de Seguro Social cerraría. Se anunciaron 500 mil empleos y el salto definitivo de Costa Rica hacia el desarrollo.

Era el año 2007 y -desde ambos lados del espectro ideológico- se decían muchas cosas sobre las consecuencias que provocaría en el país la aprobación o no del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos.

El país se dividió claramente en dos: “los de Sí” y los de “No”.

El grupo del “Sí”, integrado por un grupo importante del sector privado, y con el apoyo explícito del gobierno de Óscar Arias (2006-2010), recibió la negociación comercial ya cerrada y tuvo que limitarse a promover su aceptación, sin posibilidad de cambiarle ni una coma al acuerdo.

Pero no todo el sector privado estaba unido al bloque del “Sí”.

“Un tratado lo que hace es ponerse de acuerdo sobre productos que entran y salen. Los sectores que no se sentían representados lo obstaculizaban”, comentó el historiador y excandidato presidencial Vladimir de la Cruz.

El grupo del “No” se gestó en los círculos académicos y universitarios, al que luego se sumaron personas de otros colectivos.

Para aquellas épocas, las discusiones políticas aún se sostenían en círculos reducidos y las incipientes redes sociales no tenían el impacto de hoy.

Como muestra, un botón: una encuesta de la Universidad Nacional (UNA) determinó que solo un 17% de los costarricenses mayores de 28 años recuerda el “Memorándum del miedo”, un documento interno elaborado por Kevin Casas, ex vicepresidente de la República y por el exministro de Planificación, Fernando Sánchez, que recomendaba como estrategia infundir mensajes atemorizantes entre la población para inducirlos a votar por el “Sí”.

Las campañas del “Sí” y del “No” polarizaron al país, que terminó decantándose por un estrechísimo margen a firmar el acuerdo comercial con Estados Unidos.

El “Sí” obtuvo 805.658 votos, un 51% del total.

Con ese resultado Costa Rica se adhirió a unas 773 obligaciones y se comprometía a desgravar gradualmente la entrada de algunos productos provenientes de Estados Unidos.

Una investigación del Estado de la Nación buscó evaluar el impacto del TLC, sin embargo, los datos no permiten llegar a una conclusión tajante sobre el impacto positivo o negativo que el país obtuvo en esta década de TLC.

“No podemos reducir todo a un simplismo de si estamos mejor o peor con el TLC. No hay suficientes bases de información para poder tener un sistema de monitoreo y evaluación, que le permita a uno decir: antes pasaba esto y ahora lo otro”, explicó Jorge Vargas, director del Estado de la Nación.

Pero aún con esas limitaciones, Vargas afirma que hay un efecto en la dirección esperada; es decir, hay una incidencia positiva en exportaciones e inversión extranjera, pero no es conclusiva.

“Probablemente el TLC no era ni el infierno ni el paraíso que nos pintaron”, agregó Vargas.

Seguros y telecomunicaciones

Si bien es difícil establecer relaciones de causalidad sobre los efectos del TLC en el país, es indudable que sus consecuencias se sienten en los mercados de las telecomunicaciones y los seguros.

Costa Rica pasó de tener 3,1 millones de suscripciones a líneas móviles en 2010, a 8,3 millones en 2016, según datos de la Superintendencia de Telecomunicaciones, recopilados en una investigación realizada por el Estado de la Nación.

La apertura en estos servicios trajo más opciones para los consumidores, más servicios y, por supuesto, más ingresos para las compañías que se reparten el mercado nacional.

En 2011, los ingresos de este sector ascendían a los ¢437 mil millones, mientras que en 2016 esa cifra llegó a ¢774 mil millones.

Por su parte, la industria de seguros movía unos ¢377 mil millones en 2010. Para el cierre de 2016, ese número llegó a los ¢654 mil millones.

Fuera de estos ámbitos, obtener una foto clara sobre la verdadera incidencia del tratado se complica, debido a que no existe una homologación de cifras y, a su vez, otros factores como la crisis económica mundial del 2009 deben ser tomados en cuenta.



Leves mejoras

Si bien no se puede atribuir al TLC todo efecto económico después de su aprobación, el comercio con Estados Unidos tuvo un leve aumento.

 – Participación como destino

Antes del TLC: 33,7%

Después del TLC: 40,3%

 – Crecimiento de las exportaciones

A Estados Unidos: 5,2%

Al mundo: 2,6%

 – Cantidad de productos exportados

Antes del TLC: 1.301

Después del TLC: 1.317

Variación en concentración de exportaciones: 65,1%

 Cantidad de empresas exportadoras

– Antes del TLC: 830

– Después del TLC: 882

 *Antes del TLC corresponde al periodo 1999-2001; después del TLC corresponde al 2014-2016.

Fuente: Procomer y Banco Central.


 

 


Entrevista

Marco Vinicio Ruiz, exministro de Comercio Exterior

 “El TLC no era la pomada canaria ni lo que iba a destruir al país” 

A diez años del TLC, ¿qué conclusiones podemos ir sacando sobre los resultados?

-A Costa Rica le ha ido muy bien, se ha aumentado el valor de las exportaciones hacia Estados Unidos. A pesar de que tenemos una balanza deficitaria, en los últimos diez años hemos tenido un aumento anual del 16%.

¿Qué opina sobre los escenarios que se pintaron desde ambos bandos, desde el “Sí” y el “No”?

-Ambos grupos hablaron de cosas que no fueron ciertas. Aquellas ideas de que iban a desaparecer el agua, que se iba a matar a la Caja, todo ese tipo de cosas no han sucedido ni van a suceder.

Del lado del “Sí” se vendió que el TLC iba a resolver todos los problemas del país, pues no. El tratado era un instrumento que le daba continuidad a la política comercial para crear empleo y buscar desarrollo. No era la pomada canaria ni lo que iba a destruir el país.

¿Qué es lo mejor que ha dado el TLC?

-Lo mejor fueron las aperturas de seguros y telecomunicaciones. Han llevado muchísimos recursos al país vía impuestos.

¿Y lo peor?

-Lo peor es que algunos sectores se atuvieron y pensaron que por firmar un simple tratado se le iban a resolver los problemas. Al sector textil se le dio unos años más, pero no íbamos a resolver su problema estructural, desaparecieron muchas empresas. Algunos sectores creyeron que con el TLC se les iban a resolver los problemas. El TLC les dio un poco más de oxígeno.

Tomando en cuenta la aceleración de las tecnologías, ¿qué situaciones no se vieron venir diez años atrás?

-Creo que el TLC se magnificó para muchos como que ya el país entraba al nivel de desarrollo que se quería. Hay muchas cosas que mejorar en competitividad, en educación, productividad. Hemos tenido un mundo más competitivo, que aún con el TLC hay países que están compitiendo con nosotros a nivel mundial.

Diez años después y viendo los resultados, ¿qué cambiaría?

-La llamada “agenda de implementación”, hemos sido muy lentos en ejecutarla. Hemos dado apoyo estatal a muchos sectores para sacar ventaja del acuerdo, eso ha ido muy lento. No hemos tenido la transformación en las instituciones del sector productivo. El Ministerio de Economía y el de Agricultura no están a la altura de las pymes.


Entrevista

Eugenio Trejos, exlíder del “No”

“El TLC con Estados Unidos potenció relaciones con otros socios”

A diez años del referéndum, ¿cómo calificaría el nivel de debate y la dimensión de las consecuencias que se anunciaron? ¿Se exageró en ambos lados?

-El debate que se produjo con la discusión del TLC ha sido el más prolijo de Costa Rica en las últimas décadas, por fondo y contenido. Fue polarizado porque intervenían diferentes ideologías, actuaban distintos actores e intereses, pero fue sumamente beneficioso y nos permitió conocer la realidad costarricense, sobre los modelos de desarrollo. Nos permitó construir una visión conjunta de país.

En todas estas discusiones lo que nos quedó es esto: ni ángeles ni demonios. Se deben evitar las polarizaciones, que no le hacen favor a una nación.

¿Por qué el TLC con Estados Unidos no ha tenido el impacto que han tenido otros acuerdos comerciales?

-Por varias razones: el TLC se ratifica justo cuando se produce la crisis internacional. EEUU, quien es nuestro principal socio comercial, entra en crisis, esto impidió que los beneficios que presuntamente traería el TLC no se vieran reflejados.

Los esfuerzos de Comex y Procomer nos obligaron a diversificar la oferta exportadora y a buscar nuevos socios. El TLC con Estados Unidos no aumenta significativamente, pero sí potencia las relaciones comerciales con otros. También hay una precarización del empleo y un aumento de la informalidad.

¿Ha cambiado de postura?

-Lo que uno aprende es que para conservar la paz social y tolerar, Costa Rica ha sido muy heteredoxo en la aplicación de sus modelos, no hemos sido neoliberales a ultranza o keynianos a ultranza.

Desde lo político, el TLC nos ayudó a construir ciudadanía y a fortalecer la democracia. Ahora hay que ver cómo sacarle el mejor provecho para crear oportunidades de trabajo para los costarricenses, jóvenes y mujeres, especialmente.

Los postulados fundamentales que manejamos en el referéndum persisten en la búsqueda de un modelo de desarrollo inclusivo, eso sigue relevante. Sin duda alguna, la aprobación de dos leyes de implementación nos impulsan a renovarnos en este nuevo contexto.

¿Qué podríamos decir que no se vio venir a la hora de negociar el acuerdo?

-No se metió nada con respecto a cooperación para el desarrollo. Eso era importantísimo. La parte migratoria era muy importante también, en otros tratados se han metido esos temas. Si el tratado incorporaba variables ambientales, laborales y otras, debió incluir el tema migratorio.


Unimer entrevistó a 71 protagonistas de los movimientos del “Sí” y del “No”

Actores reconocen exageraciones en la argumentación

“Ambos bandos hicieron un examen de conciencia”, comentó consultora Jimena Vargas.

Luis Guillermo Solís conversa con Mariano Figueres en una marcha. El actual presidente era un ferviente opositor al TLC hace diez años. Foto: Katya Alvarado

Tras diez años de debates airados y de vender escenarios extremistas, los principales actores y movilizadores en torno al TLC reconocen que se les fue la mano en la argumentación.

Ese es uno de los principales hallazgos que identificó Unimer y el Estado de la Nación, tras entrevistar a 71 dirigentes del “Sí” y del “No” al TLC.

El estudio, realizado entre el 17 de febrero y el 22 de junio, incluye entrevistas con dirigentes sindicales, políticos, académicos e inclusive al presidente de la República, Luis Guillermo Solís, para aquel momento, defensor del “No”.

Se trata de un grupo de personas con alta visibilidad en aquella época, que fueron parte de charlas, investigaciones, proselitismo y otras actividades en torno al debate del acuerdo comercial.

“Por tratar de ganar una discusión, se echó mano de argumentos que no se sostenían. Se fue tan al extremo, que las cosas importantes que se requerían no se discutieron con profundidad”, comentó Jimena Vargas, consultora de Unimer en la investigación.

Del lado del “Sí” hay un mea culpa en la consideración de medidas paliativas hacia los sectores más golpeados como el agro.

Sin embargo, aún persisten diferencias sobre quiénes fueron los principales beneficiados de la firma del TLC.

Para los opositores, los ganadores son las empresas transnacionales, mientras que el bloque del sí asigna la victoria a los consumidores.

Inclusive, para el dirigente de la Asociación Nacional de Empleados Públicos, Albino Vargas, la mayor herencia del TLC es el déficit fiscal, producto de la reducción arancelaria a los productos traídos desde Estados Unidos.

“La tarea pendiente del TLC es la precarización del empleo, y ya va por medio camino”, agregó el líder sindicalista.

Pese a esto, ambos grupos, en su mayoría, afirman que, de poder devolver el tiempo, cambiarían la manera en que se dio el debate.


Impacto positivo y negativo

Los líderes de ambos bandos reconocen impactos positivos y negativos del TLC. La siguiente es una lista con los argumentos más populares de cada sector.

A favor del TLC     

Positivo

– Ha brindado oportunidades en todas las áreas previstas.

– Se logró estabilidad y certeza en las relaciones con el principal socio.

– Cambios institucionales y productivos han sido positivos.

Negativo

– Limitaciones para capitalizar oportunidades del TLC.

– Fuerte polarización social y política.

– Algunas preocupaciones iniciales no se han resuelto.

En contra del TLC

Positivo

– Expansión comercial.

– CCSS no se ha visto tan afectada.

– Democracia se fortaleció.

Negativo

– Crecieron desigualdad y pobreza.

– No se cumplieron promesas del “Sí”.

– Limitaciones frente al cambio.

Fuente: El TLC y sus impactos: 10 años después de su aprobación, Estado de la Nación.



 

 

 

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