País

Pacientes con secuelas por COVID-19: “Lo que más extraño es caminar”

La CCSS estima que a noviembre del 2021 más de 28.000 personas sufrían secuelas relacionadas con COVID-19, mientras que hasta mayo anterior se habían otorgado 1.202.908 incapacidades por esta enfermedad

Antes de iniciar el año, doña Ruth Ortiz, de 57 años de edad, tenía una vida completamente “normal”, trabajaba como maestra en una escuela en Cartago, donde daba clases a niños de segundo grado.

Pero hoy, casi nueve meses después, su vida no es ni parecida a lo que era antes, luego de sufrir COVID-19 y estar hospitalizada por 60 días en el Hospital México. Ella ahora tiene secuelas de todo tipo pues no puede caminar, es oxígeno dependiente, sufre de pérdida de memoria, tiene problemas en su motora fina y además presenta disfagia y disfonía, entre otros.

Recuerda que a inicios del mes de enero fue a trabajar y se sintió mal, por lo que llamó a su hija, quien la llevó al hospital más cercano, donde le dijeron que era positiva por COVID-19. En ese centro médico la trasladaron al Hospital Psiquiátrico donde estuvo internada por cerca de seis días y luego fue enviada al Hospital México.

Estando en este centro médico, señala, firmó los papeles para que la intubaran y llamó a sus tres hijos, sin imaginar que despertaría hasta marzo del 2022.

Doña Ruth Ortiz y doña María Chavarría, ambas pacientes del Programa Post COVID del CENARE, realizan diferentes actividades en Terapia Ocupacional para así mejorar la movilidad de sus manos. (Foto: Fabián Hernández).

“Cuando me desperté me preguntaron la fecha, yo dije seis de enero (pues se internó a inicios de enero). La doctora me dijo que no, que estábamos a inicios de marzo. Lo primero que se me vino a la mente fue ¿mis alumnos?, y ¿la graduación de mi nieto de kinder?”, indicó doña Ruth, quien asegura que jamás imaginó que había pasado tantos días internada en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).

Para sus hijos también fue muy difícil afrontar todo su internamiento. A ellos les decían: “su mamá no pasa de hoy”, aseguró esta mujer, quien además padece de diabetes, asma e hipertensión.

Tras egresar del Hospital México, su vida sufrió un giro de 180 grados, pues el COVID-19 la dejó con un sinnúmero de secuelas, de las que espera recuperarse, pero que, por ahora, le impiden llevar la vida que tenía antes cuando daba clases a niños de escuela y podía realizar diferentes tareas básicas de forma independiente.

“Por más fuertes que sean los hijos, uno quiere hacer sus cosas y uno tiene que depender. Eso es lo que más extraño, caminar. Antes del COVID yo estaba acostumbrada a trabajar. Lo que más extraño es caminar”, indicó esta vecina de Juan Viñas de Jiménez, en la provincia de Cartago, quien actualmente se moviliza en una silla de ruedas y ya da algunos pasos en su casa con ayuda de una andadera, gracias a las terapias que recibe en el Centro Nacional de Rehabilitación (CENARE) tres veces a la semana.

A casi seis meses de haber salido del hospital, esta maestra señala que no cree volver a las aulas debido a su estado actual de salud. Por ahora, ella cuenta con una incapacidad que mes a mes ha sido prolongada; sin embargo, señala que espera solicitar pronto una pensión por secuelas del COVID-19. “Yo nada más le doy gracias a Dios porque estoy viva”, finalizó Doña Ruth, quien pese a las circunstancias lucha por salir adelante todos los días.

Más de 28 mil pacientes tendrían secuelas por COVID-19

Esta vecina de Cartago forma parte del Programa Post COVID del CENARE, desde el mes de junio, gracias al cual ha visto avances en su recuperación. En este lugar recibe terapia respiratoria, física, de lenguaje, ocupacional, entre otras, todas las semanas,

Este programa atiende tanto a pacientes egresados del Centro Especializado de Atención de Pacientes con COVID-19 (CEACO) de otros centros médicos, así como a personas que no estuvieron internadas y que se recuperaron de la enfermedad en sus casas, pero que actualmente presentan algún tipo de secuela por COVID-19.

Según datos de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), el 5% de los usuarios contagiados por COVID-19 van a presentar algún tipo de secuela debido a la enfermedad.

Hasta el primero de noviembre del 2021 en el país se había contagiado un total de 561.064 personas, lo que significa que 28.053 de ellos tendrían posibles secuelas de la enfermedad.

Además, del total de contagiados hasta noviembre del 2021 (561.064), el CENARE había atendido a 776 por año; es decir, un total de 1.552 casos valorados durante el 2020 y 2021.

Esto significa que hasta noviembre anterior 26.501 personas con posibles secuelas no habían sido abordadas en el CENARE; sin embargo, se desconoce si fueron atendidas en otros centros médicos.

Disnea y debilidad muscular son las secuelas más frecuentes

De acuerdo con la coordinadora del Programa Post COVID-19 del CENARE, Viviana Murillo, actualmente los pacientes que tuvieron esta enfermedad sufren distintas secuelas incluso meses o años después, entre las que destacan disnea y debilidad muscular.

“Presentan actualmente muchas secuelas, entre ellas un deterioro en sus reservas físicas, pérdida de masa muscular, dificultad para respirar, déficit cardiorrespiratorio, disnea. (…) También tenemos pacientes que, debido a su internamiento por un COVID crítico, tuvieron necesidad de respiración asistida, entonces estuvieron con una traqueostomía o intubados. Todas estas personas también presentan muchos problemas para la fonación, o sea, para hablar y con la deglución de los alimentos”, destacó la coordinadora del programa, Viviana Murillo.

“También tenemos deterioro cognitivo, mucha afectación a nivel de los nervios. Hay algunas secuelas que no teníamos mapeadas y que de igual manera a nivel mundial se empezaron a dar reportes de personas que tuvieron COVID leve también tenían afectación, por ejemplo, de parosmia, que es la percepción alterada de los olores, personas que tienen deterioro subjetivo de memoria”, agregó.

Asimismo existen otras secuelas como la depresión, la ansiedad, los trastornos del sueño, y otras menos comunes como la caída de cabello, la fragilidad en las uñas y la dermatitis o lesiones en la piel.

“Tenemos también pacientes con lesiones más tipo alérgicas, hongos, fragilidad en las uñas, caída del cabello, que quizás tiene más que ver como con una pérdida o debilitamiento del sistema inmune posterior a la infección aún en pacientes con COVID leve”, indicó Murillo.

Actualmente el programa está integrado por ocho profesionales en Terapia Ocupacional, Terapia Física, Terapia Respiratoria, Terapia de Lenguaje, Psicología, Trabajo Social, Enfermería y Medicina.

Este grupo de especialistas atiende a 200 pacientes activos, quienes asisten regularmente a sus citas de rehabilitación post COVID. Se trata de una población muy variada que va desde menores de edad hasta adultos mayores; la mayoría son personas entre los 50 y 60 años de edad.

“Tenemos pacientes que ya tienen dos años de estar en terapias, que las terapias les han ayudado muchísimo, que anteriormente no podían levantarse de la cama y que actualmente ya pueden caminar, que pueden alimentarse con ayuda de férulas que les ayudan en la posición de los brazos, pero que aún requieren terapias para poder adaptarse a su nueva normalidad”, mencionó la coordinadora sobre el avance de algunos de los pacientes.

Murillo indicó también que la recuperación de cada secuela depende mucho de las características del paciente; sin embargo, “entre más rápido se aborden las secuelas más fácil o más probable es que podamos tener una recuperación grande o una recuperación más rápida”.

Los pacientes con secuelas interesados en formar parte del Programa Post COVID solo deben solicitar una referencia en su centro médico más cercano y presentarla en el CENARE.

Hay 3.282 personas diagnosticadas con secuelas del COVID-19

Según datos de la CCSS, hasta el 30 de mayo anterior (un día antes del ciberataque), se contabilizaban 3.282 personas con “Condición de Salud posterior a COVID, no especificada (U099)”, un diagnóstico que se empezó a registrar desde este año. En total, a estos pacientes se les han emitido 3.984 incapacidades para una suma de 16.855 días de incapacidad por esta causa.

Además, durante toda la pandemia y hasta el pasado 30 de mayo, se había otorgado 1.202.908 incapacidades por enfermedades asociadas a COVID-19 (incluyendo el diagnóstico código U099) a 592.477 personas, lo que significa un total de 5.679.866 días de incapacidad.

En abril pasado, UNIVERSIDAD publicó un reportaje en el que reveló que hasta marzo del 2022 diez personas habían solicitado pensión por invalidez por secuelas COVID-19 a la CCSS. De las diez solicitudes recibidas por la CCSS, cinco fueron aprobadas, una fue denegada, mientras que cuatro aún se encuentran en valoración.

Don Rafael Cruz, recibe terapia física todas las semanas debido a las secuelas que le dejó el COVID-19. (Foto: Fabián Hernández).

Las Huellas del COVID

Rafael Cruz: “No me podía ni montar en el carro”

Rafael Cruz, de 55 años de edad, también forma parte del Programa Post COVID del CENARE. Él se contagió de COVID-19 en febrero de este año, ni siquiera estuvo hospitalizado en ningún centro médico, se recuperó en su casa junto a su familia; sin embargo, meses después empezó a presentar secuelas respiratorias.

“No me podía ni montar en el carro, era un dolor, pensaba que me estaba poniendo viejo. (…) Era un cansancio terrible, yo no tenía fuerzas. Algunas veces me tenía que levantar de la cama porque no podía respirar”, señaló Cruz.

Actualmente este hombre asiste al CENARE desde hace dos meses, donde recibe terapia física y respiratoria varios días a la semana.

“Realmente estoy muy agradecido”, acotó Cruz sobre el programa Post COVID del CENARE, donde el pasado 29 de agosto estaba recibiendo terapia física.


Doña Lorena Villalobos realiza una prueba de Espirometría en su cita semanal de Terapia Respiratoria. Ella sufrió COVID-19 a inicios de este año. (Foto: Fabián Hernández).

Lorena Villalobos: “La primera vez que vine ni siquiera pudieron tratarme”

Lorena Villalobos, de 47 años, estuvo internada durante un mes en el Hospital San Juan de Dios en febrero de este año luego de dar positivo por COVID-19. Esta mujer actualmente asiste al Programa Post COVID del CENARE desde el mes de abril, debido a las secuelas que le dejó la enfermedad.

“Con las terapias de aquí ha sido otra cosa. La primera vez que vine ni siquiera pudieron tratarme, ni siquiera pudimos terminar las preguntas (porque estaba descompensada) pero ya soy otra”, indicó Villalobos, quien el pasado 29 de agosto se encontraba recibiendo terapia respiratoria.


 

Suscríbase al boletín

Ir al contenido