País Entrevista ministra de Educación, Guiselle Cruz

“Los procesos de evaluación no son hacer un examen y ver cuántos se quedan”

La jerarca de Educación, Guiselle Cruz, asegura que el sistema educativo no debe castigar a docentes ni a estudiantes, sino que más bien les debe dar a los primeros las herramientas para mejorar la calidad educativa.

Repite incesantemente la palabra “diálogo”, al punto de hacerla casi un sello personal. Y cómo no, si eso es lo que ha hecho desde el primer día de su gestión para apagar los cierres de colegios y las protestas que se llevaron a su antecesor.

Ella es la nueva ministra de Educación, Guiselle Cruz Maduro, de 57 años, quien ocupa ese cargo desde el pasado 9 de julio.

Para Cruz, las aulas y la educación son un terreno más que conocido. Con una trayectoria de 30 años en el MEP, ha sido maestra de primaria, asesora nacional de evaluación de los aprendizajes, jefa del Departamento de Evaluación Educativa, subdirectora de Desarrollo Curricular, directora de Desarrollo Curricular, asesora en temas académicos para el despacho ministerial, secretaria del Consejo Superior de Educación y viceministra académica.

Ahora desde otro escritorio -uno que más bien parece mesa de trabajo por su longitud- visualiza al docente como el dueño y señor del aula, al tiempo que considera al MEP como el actor que debe darle las herramientas necesarias para mejorar la calidad de educación en las aulas. En ese sentido, cree que la evaluación docente es necesaria y que no se trata de despedir a los docentes.

En entrevista con UNIVERSIDAD, Cruz aseguró que las aguas han vuelto a su cauce y que tiene buena comunicación con los gremios del Magisterio; sin embargo, considera que algunos grupos -no necesariamente del sector educativo- se han aprovechado del autodenominado Movimiento Estudiantil de Secundaria (Medse) para darle peso a sus protestas y demandas.

¿Cómo han sido sus primeros días como ministra de Educación?

—Han sido días fuertes, complejos. Recordemos que nosotros cerramos el 28 de junio, antes de iniciar las vacaciones del segundo período, con 293 centros educativos cerrados. Inmediatamente nos pusimos con el equipo interno del MEP y con directores regionales a idear posibles escenarios para  garantizar la apertura de los centros educativos al inicio del segundo período. Las primeras acciones, ustedes recordarán que eran directamente de diálogo para así conversar con los muchachos sobre qué los traía a cerrar los centros educativos. Fue cuando establecimos la estrategia de jornadas de diálogo con los estudiantes. Estamos terminando hoy (jueves 1 de agosto) con las 27 regiones educativas. Tenemos sistematizada la información de 12 regiones educativas, con una ruta de trabajo ya. Hoy conversamos con los directores regionales para establecer una ruta y poder atender esas demandas de los estudiantes no solo respecto a información, sino también a la participación más activa en la toma de decisiones.

¿Podría decir que las aguas volvieron al cauce o todavía hay cosas que arreglar de esa crisis en particular?

—Muchos de los movimientos que han sucedido desde el año pasado son sobretodo por un tema de nivel económico. Hoy (jueves 1 de agosto) tenemos cero centros educativos cerrados. Hay que estar con el ojo visor, sobre cualquier situación que se vuelva a presentar. Yo creo que hay varios acontecimientos que nos pueden llevar a pensar que hay un poco más de tranquilidad, un retorno a  las aulas. Y ha sido gracias a los acuerdos que hemos tomado con los muchachos de los gobiernos estudiantiles, con la representación legítima de los gobiernos estudiantiles de nuestros centros educativos, y por el hecho de que el presidente sacara los temas de educación de la mesa de diálogo multisectorial, el volver llevar la agenda educativa al espacio natural que debe estar: en el centro educativo, a nivel regional y los despachos.

 ¿Habían preocupaciones legítimas de las cuales se aprovecharon algunos grupos para hacer las movilizaciones o nacieron de los propios estudiantes? ¿Usted cómo lo percibe?

—En realidad yo siempre he dicho que nuestra razón de ser son los estudiantes y nuestro vehículo para llegar a los estudiantes son los educadores; pero en este sentido -y así se determina en el proceso de sistematización de las jornadas de diálogo- ellos tienen dudas legítimas, falta de información, etc. ¿Cuál es la lección aprendida que tenemos nosotros como Ministerio de Educación Pública? Que la agenda de temas educación con los estudiantes eran  importantes pero no necesariamente eran los temas del momento que ellos necesitaban saber. Si bien nosotros tenemos un nivel de atención a los estudiantes y de participación estudiantil bastante robusto, lo importante es volver la mirada a las necesidades de información de los muchachos para poder atender esas necesidades que tienen.

¿Se aprovecharon algunos grupos de ese vacío?

—Yo creo que sí, claro que se aprovecharon algunos grupos. Nosotros aún tenemos legítimas heridas de la huelga pasada, entonces yo no dudo que en este proceso también se hayan aprovechado otros grupos, no necesariamente del sector educativo.

¿Mantiene buena relación con los sindicatos? ¿Tiene la misma relación ahora que antes de ser ministra?

—En realidad, el Ministerio de Educación Pública hace mucho rato estableció nuevamente las mesas de diálogo. Nosotros tenemos tres mesas de diálogo activas y permanentes con diferentes sindicatos, donde se atienden temas de educación. Esas mesas de diálogo ya se venían reconformando después de la huelga. ¿Qué hacemos en esta coyuntura? Yo inicio y en esa misma semana, no solo atiendo a los estudiantes, sino también me siento con los líderes sindicales a hablar de la agenda que tenemos para poder continuar. Es interesante, yo siempre digo que lo que hubo es cambio de jerarca y no de Gobierno. Yo soy parte del Plan Nacional de Desarrollo -inicié con Edgar (Mora) en el viceministerio Académico- y esos temas se mantienen porque hacia eso vamos. De hecho, para la aplicación de la prueba de bachillerato de Redacción y Ortografía, la APSE se comprometió a que no iba a intervenir en ese proceso y que más bien le iban a decir a los docentes que nos ayudaran a que eso se diese de manera óptima.

Una de las quejas recurrentes durante las últimas protestas fue el tema de infraestructura. ¿Qué planes tiene usted para esa área? ¿Cuándo se va a definir finalmente una cabeza fija para la DIEE?

—Eso no es un tema menor, es un tema país que incide evidentemente en la calidad de la educación. Ya hicimos un mapeo de todas las necesidades de infraestructura. Lo veníamos haciendo. Estamos en un proceso de revisión de esa organización interna de la DIEE. También tenemos los currículum de varias personas y estamos por definir la semana entrante un director o directora de infraestructura. Nosotros tenemos que hacer el plan de infraestructura para atender las necesidades reales que ya están.

Lo que estamos haciendo en este momento es mover los recursos que están en Caja Única del Estado, que tienen las juntas de educación. Hicimos un primera disposición normativa interna, les dimos una mención para que inicien las obras menores y una identificación de los proyectos de infraestructura que tienen plata en sus cuentas. Son 62 centros educativos que tienen más de ₡600 millones en sus cuentas para poder iniciar. Tenemos que trabajar fuertemente en las órdenes sanitarias que son ahorita 583. Ya tuvimos dos conversaciones con el Ministerio de Salud.

Ustedes saben que las órdenes sanitarias fueron el bypass que utilizaron las comunidades para llegar a tener un proyecto de infraestructura. Hay algunas órdenes sanitarias que ya están identificadas por semáforo rojo, amarillo y verde; este último corresponde a obras menores que no requieren de un proyecto de infraestructura. Parece que estamos empezando de cero pero realmente nosotros hemos hecho una inversión en infraestructura en los últimos 18 meses de ₡102 mil millones.

¿Significa eso que se estaban girando órdenes sanitarias para obras que no eran tan urgentes?

—Exactamente. Y no porque la DIEE lo dijera sino porque fue el mecanismo en una situación de congoja o necesidad de las comunidades. Ellos decían “si nosotros a través de esto logramos tener un edificio nuevo aunque no sea tan urgente, teniendo otras urgencias, entonces solicitamos la orden sanitaria”.

Cruz considera que en una huelga los más afectados son los estudiantes; sin embargo, los sindicatos tienen derecho a manifestarse. (Foto: Miriet Ábrego).

¿Considera usted que los docentes cuentan con las condiciones y preparación necesaria para cumplir a cabalidad con su labor?

—Yo creo que el Ministerio ha venido haciendo esfuerzos importantes en capacitar al personal docente que ingresa a los centros educativos. Creo que la evaluación en general no se ha comprendido del todo bien. Si nosotros como país avanzamos en que la evaluación es para mejorar -que ese es su fin último-, lo podemos ver desde diferentes formas.

Hoy recibí un informe sobre un ejercicio que hizo el MEP con el departamento de Lenguas Modernas de la UCR. ¿Qué hicimos nosotros? Aplicar una evaluación a 1.900 maestras de preescolar para ver su nivel de Inglés. Eso es evaluación, maestras de nosotros que están ya en propiedad o interinas se sometieron a ese proceso. Algunas tenían miedo porque creían que si no sabían Inglés, las íbamos a despedir. Se sometieron voluntariamente. Lo que sí sucedió fue que de las 1.900 hay un buen grupo en la banda A2 y tenemos un grupo importante B2 que ya podemos certificar. ¿Qué hacemos con esas maestras? Ofrecerles la oportunidad de mejorar su Inglés con 500 horas para que lleguen a la banda B2 y ojalá C1. Eso es una forma de evaluar, porque se someten voluntariamente y mejoran su nivel de Inglés. Nosotros les estamos pidiendo a ellas que den el currículo de preescolar en Inglés.

Venimos haciendo esfuerzos importantes en capacitación durante muchos años, pero homogéneos. También hemos ido identificando necesidades de capacitación por región educativa. Todo proceso de capacitación que se da es para incidir en la mejora del aula. Nos tenemos que concentrar en la calidad de la educación porque nos concentramos los últimos años en cobertura. El Consejo Superior de Educación, en las administraciones anteriores, había hecho un cambio significativo en el currículo y no cambió la evaluación. Al no cambiar la evaluación, por supuesto que no se implementaba el currículo. Yo insisto, los procesos de evaluación no son hacer un examen y ver cuántos se quedan. Las universidades tienen que hacer un esfuerzo también para seleccionar los profesores que van a dar educación.

Usted dijo que los docentes de Inglés se sometieron a una evaluación. ¿Se observa esa misma anuencia a ser evaluados en el resto del gremio docente?

—Yo creo que es un tema de oportunidades. Tenemos ejercicios anteriores en el MEP en Matemática e Inglés. También es un tema de cultura evaluativa. Si nosotros realmente como Ministerio ofrecemos la oportunidad de hacer evaluación, en este caso voluntaria, y ofrecemos la oportunidad de mejora, es una forma. Otra forma es que de los resultados que obtenemos de la aplicación de las pruebas FARO, también hacer procesos de mejora. Asimismo, durante el proceso de ejercicio docente, se pueden generar los instrumentos para tener la información.

Ahora usted me dice: “usted hace la evaluación docente y los que salen bien qué dicha y los que salen mal ¿qué hacen?” Tienen que hacer un proceso de acompañamiento y darle las herramientas. Usted no los puede despedir. Yo despido 25 mil o 50 mil docentes, ¿con qué me quedo? Esos son los docentes que están ejerciendo. Esa fue la forma en que fueron contratados pero hay que hacer esfuerzos en la forma de contratación docente. También tenemos que estar claros en la forma en que ellos se desempeñan en el aula y hacer cambios de política pública. Tenemos que ser muy cuidadosos con el tipo de cursos, capacitación y cuáles herramientas les damos para que esa evaluación sea significativa y se dé ese cambio que queremos en el aula.

Cuando los gremios de educación recurren a la pérdida de lecciones como medida de presión para plantear sus demandas, ¿considera que han desviado sus prioridades como docentes y están evadiendo sus responsabilidades sobre el proceso de aprendizaje de miles de niños y jóvenes?

—Los más afectados son los muchachos. Nosotros hemos sido muy claros como administración en hacer un llamado vehemente a cumplir con la obligación, en lo que lo contrata el Estado costarricense para ejercer ese rol de docente en el aula. Yo sí creo en la manifestación, eso es un derecho, pero hay formas de hacerlo. Siempre hay que repensar un poco en que no se dé esa afectación de los estudiantes. Yo creo que hay que seguir insistiendo, que hay formas de manifestarse sin afectar directamente el derecho a la educación de los estudiantes.

El informe del Estado de la Educación del año pasado señaló que hay un desajuste entre la oferta de docentes que se postulan para ocupar puestos en el MEP y la cantidad de espacios que ofrece la institución. ¿Están haciendo cambios para mejorar esta situación?

—Yo creo un poco que el ejercicio que hizo Conape va a restringir el financiamiento de las carreras. Eso tiene que ver con la ciudadanía, con estar informada. Es importante ver cuál es el nivel de movilidad que tiene toda la planilla. En preescolar sabemos que hay sobrepoblación de docentes. En Guanacaste está pasando que los maestros de ahí están dando clases en Coto porque en Guanacaste no hay espacio. Yo creo que hay que hacer un ejercicio en ese sentido, atendiendo también el bono demográfico. Nosotros vemos el bono demográfico como una oportunidad para mejorar la calidad de la educación.

Hoy podemos hablar, por ejemplo, de reducir la cantidad de estudiantes. No trabajar con 20 o 30 estudiantes que establece nuestro rango de matrícula, sino trabajar con 15 o 18 dependiendo de las características de cada región. Estamos viendo en cuántas escuelas baja la matrícula y si baja qué significa eso. Eso no significa reducir lecciones, ni significa disminuir el servicio educativo, significa que se mantenga el servicio educativo en unas condiciones de mejora para los estudiantes y docentes.

Usted llega al Ministerio de Educación después de la salida de un ministro y muchos podrían pensar que su función ahora es administrar un poco lo que venía de atrás y tratar de terminar bien el gobierno. Incluso terminar el gobierno ya es un reto. En esa coyuntura, ¿cuál es el sello que quiere dejar Guiselle Cruz en su gestión?

—Yo creo que, como educadora y funcionaria del Ministerio de Educación Pública durante muchos años, el sello es la mejora en la calidad de la educación. Pero creo que un sistema educativo mucho más fortalecido en el sentido de que se atiendan las necesidades de los estudiantes y los docentes. Poner todo el esfuerzo en darle las herramientas necesarias a los docentes para que cada día hagan una mejor práctica pedagógica en el aula. Eso incide en la razón de ser de nosotros, que es el estudiante. Si a ese docente que contrata el Estado costarricense le damos las herramientas necesarias y lo apoyamos, así mejora la calidad de la educación. Debemos tener un diálogo con los docentes y los estudiantes para comprender qué pasa desde el aula y cuáles son sus necesidades. El docente es el dueño y señor del aula, él entra a una hora, cierra la puerta y lo que pasa ahí solo lo saben él y sus estudiantes. Nosotros tenemos que poner toda la batería para que ellos tengan herramientas necesarias para mejorar esa práctica.

¿Qué es lo que más extraña de estar en las aulas?

—El contacto con los estudiantes. Yo disfruté mucho siendo maestra de primaria, sobretodo dando primer grado. Eso me apasiona. En mi proyecto de vida estaba volver en los últimos años de trabajo a las aulas. Sin embargo, uno acepta estar donde está. Pero sí me parece que el encuentro con los estudiantes es muy importante. Yo no lo dejé del todo porque yo he sido profesora universitaria durante muchos años. Como viceministra académica he visitado las regiones. A menudo estoy compartiendo con los docentes de las regiones. Uno no puede hacer un ejercicio de su trabajo desde aquí.

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