País Exembajador de Costa Rica ante la OEA, Pablo Barahona

“La política exterior en este gobierno es anémica”

Crítico y con una visión pesimista sobre el estado de situación de la diplomacia costarricense, el abogado y exembajador de Costa Rica

 

Crítico y con una visión pesimista sobre el estado de situación de la diplomacia costarricense, el abogado y exembajador de Costa Rica ante la Organización de Estados Americanos (OEA) califica la política exterior como anémica y señala que las dificultades económicas que afronta el sistema interamericano son el síntoma de una crisis política entre los Estados que lo integran.

A continuación un extracto de la entrevista que sostuvo con UNIVERSIDAD.

Fue su primera vez como embajador. ¿Cómo es la evaluación de esa experiencia?

-Bueno, la separaría en dos planos: en el plano personal es muy positivo, una experiencia que les permite a unos rodar y hacer una especie de benchmarking o de comparativo regional, de lo que está pasando en seguridad, en educación, en salud, en derechos humanos, infraestructura, lucha contra la corrupción, en crimen organizado, porque la OEA tiene una agenda muy rica. Así que es una experiencia de real politik  además de entender cómo la diplomacia no es solo sobre principios sino, sobre todo, sobre intereses.

En otro plano yo no pondría las manos al fuego por la carrera diplomática de Costa Rica, ya que encontré escasez, problemas seriesísimos de formación y una enorme dificultad de diplomáticos para seguir instrucciones. Costa Rica depende en su integridad territorial, en su soberanía. Nuestra idea política de no tener un ejército implica que deberíamos tener un cuerpo diplomático de lujo -que no tenemos-  aunque nos guste afanarnos y autoengañarnos con que sí lo tenemos. Valdría la pena un ensayo, un diagnóstico a fondo, de ver cuánta gente de carrera habla inglés y si habla buen inglés, cuántos diplomáticos de carrera tienen buena lectura política, cuántos tienen buena formación geopolítica.

Algunos organismos del sistema como la CIDH tienen una crisis financiera severa…

-El Sistema Interamericano enfrenta una profunda crisis, pero es una crisis política,  en la cual la crisis financiera es solo una resultante como síntoma. Los países no pagan porque asumen una posición política, es decir no pagarle a la OEA -como ha hecho Brasil, como hace Venezuela por razones ya harto conocidas- no hace más que anunciar su retiro del Sistema Interamericano.

Tiene una versión muy crítica del servicio exterior y, en general, en las encuestas de opinión el costarricense expresa buena opinión acerca de este  canciller y de la Cancillería…

-Es una muy buena pregunta pero la contesto de una manera muy directa: pienso que es populista, es populista y sencillamente fundamenta su consideración en percepciones. Es decir, la comunicación puede hacer que algo muy malo se vea como algo muy bueno poniéndole una buena carcasa y comunicando una foto que se ve bien pero por dentro el motor  no está bien aceitado. Una cosa son las percepciones y otra las realidades.

Un ejemplo de lo que no está bien es que no haya posibilidad de financiar residencias oficiales en destinos estratégicos, que los salarios de los embajadores sean de los más bajos, a nivel comparativo, que no alcance ni siquiera para cubrir el costo de vida de los funcionarios y sus familias. Que muchos funcionarios de carrera no estén aceptando salir del país.

Es muy paradójico, diplomáticos que se quieren quedar en casa. Un caso concreto fue la embajada de la India que estuvo vacante un buen rato, no había voluntarios para ir a la India…

-Lo mismo está pasando a nivel político, es decir donde hay cada vez menos políticos de nivel, gente que quiere un nombramiento político y también asumir cargos como de embajador. A la gente se le ha vendido la idea de que sí ganamos bien, sí ganamos pero muy mal si no hay casa ni siquiera para sustentar a una familia. Habría que ver cómo es posible que haya embajadores de carrera, funcionarios destacados en Washington que no hablen inglés, por ejemplo, asignados a la OEA  donde hay 14 países del Caribe más Canadá y Estados Unidos que, como mínimo, hay que hablarles en inglés, porque si no de entrada uno pone una barrera …

Se podría pensar que sus comentarios vienen alentados por la polémica que se dio durante su gestión en la embajada. ¿Qué diría usted a ese comentario?

-Bueno no solo debatir al primer argumento ad hominem sino hablar con razones y como decía un filósofo en Derecho “que  las únicas  discusiones que valían la pena son sobre los hechos”, y yo ya a estas alturas digamos no me preocupo mucho con lo que vamos a ver por interpretaciones mojigatas  y mal intencionadas. Hay dos certificaciones, que le voy a facilitar, en donde está claro que lo que se trató de hacer fue un poco de ruido a mi salida, fueron dos denuncias huecas y lo digo porque hay dos certificaciones de la Cancillería en donde se establece que contra el embajador no hubo ninguna denuncia ni ningún órgano administrativo ni absolutamente nada.

¿Cómo ve la política exterior costarricense?

-La política exterior en este gobierno se ve anémica, ayuna de liderazgo, el caso de Nicaragua, comenzamos discutiendo por conflictos limítrofes o sea… de Derecho Internacional, entonces de alguna manera quedaba congelada  la relación diplomática  porque, si bien es cierto, las comisiones bilaterales siguen funcionando, no ha habido un replanteo en este gobierno de la relación con Nicaragua. El mejor ejemplo son Chile y Bolivia, que por una cosa tan seria que es la salida al mar, la relación diplomática continúa, con tropiezos, pero para eso están los diplomáticos. Para mí es una excusa falsa decir “bueno, como estamos en conflicto con Nicaragua entonces no vamos a conversar y los presidentes no se van a enfrentar”. Para mí es un gran error.

En otros casos como Venezuela, Costa Rica llega recién ahora a plantearse críticas, pero siempre de segunda, sin mirar que le ha entregado la iniciativa a México, un país donde se tiene que limpiar la boca para hablar de derechos humanos y de democracia.

Ahora cuando Maduro es absolutamente indefendible, cuando Maduro ya no tiene capacidad de reacción, ahora sí se decide, después de muchas muertes. Esos muertos no creo que solo los cargue el régimen de Maduro. Cuando fui embajador, lideré precisamente todo un movimiento dentro de la OEA y fuimos el primer país que, a partir de mi inquietud y mi propuesta, validada por el presidente de la República, fijamos una posición de la cual no había mucha gente contenta en Cancillería. La liberación de los presos políticos: fuimos el primer país en subrayarlo. Y la tercera cosa que fijamos fue que Costa Rica no seguiría a Venezuela si se salía del curso democrático.

 

 

 

 

 

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