País

La desigualdad social disparó el abstencionismo

Algunos de los cantones que presentan mayores niveles de desigualdad también presentaron en la segunda ronda electoral muy altos porcentajes de abstencionismo.

Hace cuatro años el abstencionismo, tanto en primera como en segunda ronda, se mantuvo en los niveles registrados en la historia reciente, el 33,8% y el 33,06% del electorado, respectivamente. Pero en esta oportunidad, en primera ronda ascendió a 40,29% y en segunda a 43,24%, según datos del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE).

Si bien históricamente se ha hablado de una suerte de “apatía electoral” para explicar el fenómeno, lo cierto es que el gran motor de ese desánimo es la desigualdad.

En efecto, si se toman los cantones que peores calificaciones sacan en parámetros como el Índice de Desarrollo Humano Cantonal Ajustado a la Desigualdad (IDH-D), se observa que presentaron, por un lado, altos niveles de abstencionismo y, por otro, una preferencia a votar por el economista Rodrigo Chaves, alejándose del apoyo, en algunos casos histórico, a un partido y una figura bastante tradicional en la política: Liberación Nacional (PLN) y José María Figueres.

“Si se pone en la mesa el mapa de la desigualdad social en Costa Rica y después el abstencionismo y arriba el de votantes de Chaves y de Fabricio Alvarado hace cuatro años, se van a encontrar notables coincidencias”, observó Roberto Fragomeno, profesor catedrático de la Escuela de Filosofía de la Universidad de Costa Rica (UCR).

Esas coincidencias, en resumen, son la desigualdad social, el abstencionismo y votar por alguien “que viene de afuera del sistema político y que a las clases medias urbanas con formación política o histórica les resulta asqueroso o problemático”.

Mencionó casos como Montes de Oca o Curridabat, que no presentan grandes niveles de desigualdad y más bien una clase media “relativamente próspera” y en donde no se presentaron altos niveles de abstencionismo en esta segunda ronda. Montes de Oca se mantuvo en el nivel histórico del país en un 35,8% y Curridabat 36,94%.

Comparó ello con cantones empobrecidos como Upala o Talamanca, en los que el abstencionismo alcanzó respectivamente 55% y 62,45%. Destacó que, en Upala, Chaves ganó con el 59% y en Talamanca con 59,5%.

Ruptura del pacto social

“Chaves —elaboró— es el producto emergente de una crisis que se venía gestando hace bastante”. Se trata, según explicó, de un proceso de “ruptura del pacto social, lo que llaman el Estado social de derecho, era un pacto de las clases altas con las medias y bajas, eso le aseguró a Costa Rica no pasar por las crisis que pasaron los demás países de América Latina”.

Ese pacto se empezó a romper, “precisamente, en el gobierno de José María Figueres”, cuando las clases altas se desentendieron de los pobres. “Después, esas clases altas se desentienden de las clases medias, en el gobierno de Carlos Alvarado”.

Recordó que se trata de un voto que primero intentó capturar el derechista Juan Diego Castro, luego lo capturó Fabricio Alvarado y “ese mismo voto en esos cantones ahora lo capturó Rodrigo Chaves, pero esta vez ganó”.

El académico subrayó así que la democracia costarricense “ha dejado de atender demandas populares, y el resultado está la vista: o se abstienen o votan por un candidato impredecible, de malos modales, de malos antecedentes morales, que es el caso, y eso no era usual en Costa Rica, la historia de Costa Rica no es eso”.

Chaves capitalizó

Las observaciones de Fragomeno en cuanto a los resultados electorales de esta segunda ronda parecen confirmarse con el análisis que hizo el analista en investigación estratégica Mario Quirós.

Quirós analizó los resultados de los cantones de la gran área metropolitana (GAM) y encontró que en ellos Figueres logró un 68% de los votos, mientras que Chaves un 32%. Pero en las provincias costeras ese resultado se volteó, “resulta que Figueres solo gana uno de 28 cantones, Nandayure, mientras que en la GAM el PLN ganó 22 de 31 cantones, un 70%”.

Por otra parte, en lo que el analista llama el espacio semiurbano, como Puriscal, Acosta, Tarrazú, Dota, León Cortés o San Ramón, de 23 cantones, el PLN gana solo siete.

Otro análisis hace el cruce con el Índice de Desarrollo Humano “puro” (IDH), es decir, el que no está necesariamente ajustado a la desigualdad (ver gráfico) y en el primer tercio de 27 cantones mejor calificados, Santa Ana hasta Atenas, “Figueres ganó en el 62% y Chaves en un 38%, pero en los demás se da inversión y más bien el PPSD gana en 78%”.

Es decir, casi el 80% de los 55 cantones con peor IDH. Aseveró así que “todo esto da un panorama en el que el concepto de desigualdad es el que guía todo”.

El voto nulo como acto de protesta

Montes de Oca es un cantón con alto índice de desarrollo, que, sin embargo, fue el que más votos nulos presentó.

Con un 3,21% de votos nulos, Montes de Oca ocupa el primer lugar en ese rubro en la votación de segunda ronda. Este caso es notorio, pues se trata de un cantón que ocupa el segundo lugar nacional en la medición del Índice de Desarrollo Humano ajustado a la Desigualdad (IDH-D).

Llama la atención que es seguido por Dota, con 3,15% de votos nulos y que más bien se ubica entre los 10 últimos en el IDH-D, y luego por el cantón central de Limón, con 2,97% de votos anulados y que se encuentra en el puesto 44 del citado Índice.

Para la primera ronda el total de votos nulos fue de 16.565, pero para la segunda ronda la cifra superó los 18 mil.

Laura Álvarez, profesora asociada de la Escuela de Filosofía de la UCR y psicoanalista, llamó la atención en primer lugar a que una motivación para votar nulo puede ser el hecho de que el voto es considerado como una obligación moral. Entonces, “el voto nulo permite mantener la participación sin que suponga ruptura con ese mandato”.

Elaboró que en la vida pública costarricense “hay muchas referencias que asocian el voto a una actividad sagrada, casi que sacramental, anclado a una definición mítica de democracia, por ello es el recurso al que muchas personas recurren para sentirse cómodas yendo a las urnas sin abstenerse de cara a la censura moral”.

Sin embargo, por otra parte, reivindicó también el acto de anular el voto como una forma de protesta, pues “da cuenta de una elección forzada sobre gente que se sintió en un callejón sin salida, como una situación de rehenes”.

Es decir, la persona votante tiene que ver cuáles opciones se le presentan y “ahí está el efecto más tergiversado: la elección no fue libre y eso se ve en la representatividad, Chaves saca el porcentaje de apoyo real más bajo desde Óscar Arias”.

El apoyo real se refiere al porcentaje de apoyo que el ganador de las elecciones logró respecto al total del electorado, lo cual incluye a quienes se abstuvieron. En el caso de Chaves, ronda el 29%.

Consideró el incremento del voto nulo como “muy sugerente”, pero apuntó que, si se trata de un acto de protesta, entonces “requiere de alguien que le preste atención”.

Colaboró con esta información la periodista Lucía Molina

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