País Informe de la Cepal

Inversión Extranjera Directa tiende a irse a Asia y países desarrollados

La economía digital cambia la dinámica de las empresas: buscan disponibilidad de infraestructura digital adecuada y personal preparado.

No se trata únicamente del impacto negativo que ha tenido la pandemia de Covid-19 en la llegada de Inversión Extranjera Directa (IED) a América Latina y El Caribe, por la disminución del consumo e interrupción de las cadenas de suministro, sino también de que la economía digital tiende a cambiar las reglas del juego.

Esta es una de las conclusiones del informe “La Inversión Extranjera Directa en América Latina y el Caribe 2021”, recientemente publicado por la Comisión Económica para América Latina (Cepal), el cual concluye que los flujos mundiales de IED tendrán una recuperación lenta y que las operaciones de las transnacionales se orientarán más hacia los países desarrollados y Asia.

El año pasado, la IED que llegó a la región sumó $105.480 millones, lo cual implica una caída del 51% con respecto a lo alcanzado en el 2012, cuando se registró el mejor momento de la llegada de estos flujos ($214.644 millones).

Para el 2021, la entidad estima que la IED regional tendrá un crecimiento del 5,2%. “Esto significa que la región no recuperará en el 2021 el nivel del Producto Interno Bruto (PIB, riqueza producida en un año) de 2019. En un escenario de este tipo es bastante difícil pensar que las entradas de IED hacia la región tengan un incremento superior al 5%”, afirma.

El pronóstico global es de un aumento de entre el 15% y el 20% para las economías desarrolladas y de entre el 5% y el 10% para Asia; para África la variación sería de entre un 0% y un 10% y para América Latina y el Caribe se ubicaría entre un -5% y un 5%.

Si bien los proyectos en la región mostraron una recuperación entre setiembre del 2020 y febrero del 2021, de febrero a mayo del 2021 “se estaría verificando una nueva caída en el valor de los anuncios”.

“Las perspectivas para 2021 son bastante complejas. El contexto internacional sugiere que la búsqueda de activos en sectores estratégicos para la recuperación internacional y para los planes públicos de transformación de la estructura productiva (infraestructura, industria de la salud, economía digital) hace pensar que gran parte de estas operaciones tendrán como destino Europa, América del Norte y algunos países de Asia”, añade el informe.

Por ello, afirma que es necesario “encarar un profundo proceso de transformación con igualdad y sostenibilidad” en ocho sectores: la transición hacia energías renovables, la electromovilidad sostenible en ciudades, la revolución digital inclusiva, la industria manufacturera de la salud, la bioeconomía, la economía del cuidado (personal), la economía circular y el turismo sostenible.

Lo anterior permitiría a la región “lograr tasas de crecimiento en tres dimensiones al mismo tiempo: una compatible con la restricción externa, es decir, sustituyendo algunas importaciones críticas; otra en la búsqueda de la igualdad como objetivo clave del desarrollo, transfiriendo del 1% más rico al 1% más pobre por la vía fiscal u otros mecanismos; y una tercera vinculada a una tasa que sea compatible con los límites planetarios”.

Por otro lado, la Cepal afirma que en las decisiones de inversión de las empresas “incide de manera creciente la disponibilidad de infraestructura digital adecuada y personal preparado, por lo que una política que estimule el desarrollo de estos activos puede tener efectos productivos transversales de mucho relieve”.

Para el economista Ricardo Monge, sin embargo, es importante no perder de vista que el panorama de la IED en la región es heterogéneo.

En el caso de Costa Rica, su cercanía con el mercado estadounidense implica un potencial que todavía es necesario desarrollar más y que ha servido como un compensador frente al retroceso de la IED de origen europeo.

El ministro de Comercio Exterior (Comex), Andrés Valeciano, por su parte, destacó que, a pesar del impacto de la pandemia de Covid-19, en el 2020 Costa Rica fue el primer destino de inversiones greenfield.

Según Analytica, este tipo de inversiones “es el más riesgoso para el inversor, pero el más beneficioso para la economía receptora, ya que promueve el desarrollo y estimula el empleo desde la construcción de las edificaciones, hasta la puesta en operación del negocio, además de contribuir en la capacitación de estos empleados, que se convierten en multiplicadores del ‘knowhow’ (saber hacer) obtenido”.

No obstante, tanto Monge como Valenciano coincidieron en resaltar que las trabas de distinta naturaleza que afectan al país limitan su competitividad para atraer IED (ver las entrevistas).


Economista Ricardo Monge

“Costa Rica tiene una posición privilegiada”

“La productividad no crece tan rápido como lo quisiéramos y esto afecta negativamente la competitividad”.

¿Cómo puede el país afrontar la compleja perspectiva que afronta la IED?

—Existen diferencias importantes entre los países de la región que deben considerarse cuando se habla del ingreso de flujos de IED y la especialización de su producción y exportaciones.

Economista Ricardo Monge: “Costa Rica avanza poco a poco en prepararse para estos cambios. Un ejemplo de ello es la reciente reforma al INA”. (Foto: cortesía de Ricardo Monge).

Específicamente, la dicotomía entre los modelos especializados de América del Sur (exportaciones primarias orientadas al mercado chino) y el de Centroamérica y México (exportaciones manufactureras y de servicios a Estados Unidos). Lo anterior, para entender las posibilidades reales de ambos grupos de países de recuperarse en el campo de la atracción de IED a corto y mediano plazo.

También es importante tener presente que en el 2020 se registraron algunos cambios en la estructura del origen de la IED en la región. Durante la década pasada las empresas europeas fueron las principales inversionistas y hasta 2019 concentraron más de la mitad de las entradas de IED. Esto era especialmente cierto para los países de América del Sur. Para los países ubicados al norte de Panamá, EE.UU. ha sido el principal origen de IED.

En el 2020, la proporción de IED desde Europa cayó al 38% y se mantuvo apenas por encima de la participación de los Estados Unidos, que creció 10 puntos porcentuales, hasta el 37%. Este cambio en la estructura se explica por una menor caída de las inversiones en la región procedentes de los Estados Unidos (-4%) en comparación con las europeas (-49%) o las de América Latina y el Caribe (-35%).

Además, la interrupción de las cadenas de suministro producto de la pandemia, cambios climáticos y algunas tensiones políticas, como la guerra comercial entre EE.UU y China están planteando a las multinacionales la necesidad de la reubicación de plantas de producción o instalación de nuevas plantas en localizaciones más cercanas a los centros de consumo y suministro –nearshoring-.

Esta situación podría significar una importante oportunidad para muchos países en vías de desarrollo, en particular de América Latina y el Caribe. Por ejemplo, actualmente los EE.UU se aprovisionan del 31,2% de los dispositivos médicos desde México, Costa Rica y República Dominicana —provisión cercana— y desde Asia el 27,1% —provisión lejana—, lo cual podría cambiar si países como Costa Rica, México y República Dominicana saben aprovechar las oportunidades del nearshoring.

Costa Rica tiene una posición privilegiada y, si la sabe aprovechar, podrá recuperarse más rápidamente. Estimaciones de Cinde con base en cifras del Banco Central indican que el país podría estar recuperando los niveles de los flujos de IED del 2019 entre los años 2022 y 2023, dependiendo de qué tan bien se aprovechen las oportunidades del nearshoring y de que la pandemia no vuelva a ocasionar interrupciones importantes en las cadenas de suministro.

¿Está el país abordando suficientemente las ocho áreas de potencial crecimiento mencionadas por la Cepal?

—Costa Rica está avanzando poco a poco en prepararse para estos cambios. Un ejemplo de ello es la reciente reforma al INA, que permite hacer frente de manera más eficaz a las demandas de recursos humanos en actividades como las señaladas por la Cepal. Sin embargo, claro está, se debe seguir trabajando muy duro en mejorar la competitividad del país y allí tenemos serios desafíos.

Tenemos un país cuya productividad no crece tan rápido como lo quisiéramos y esto afecta negativamente la competitividad. Diversos factores explican esta situación: problemas en el clima de negocios -tramitología, regulación, etc-; en el marco institucional, la falta de acceso a fuentes de financiamiento, disponibilidad de recursos humanos, poco avance en la digitalización -infraestructura y acceso a internet de banda ancha, gobierno electrónico, simplificación de trámites, etc.-; así como políticas de desarrollo productivo que hagan mucho más atractivo el país para las empresas multinacionales -promoción de encadenamientos productivos, desarrollo de clústeres, etc.-.


Ministro del Comex, Adrián Valenciano

“Es crítico redoblar esfuerzos para fortalecer la competitividad”

El año pasado se concretaron 44 proyectos de inversión en Costa Rica “lo que se tradujo, a su vez, en cerca de 20.000 oportunidades de empleo formal para los costarricenses”, afirma.

 ¿Qué opina de la compleja perspectiva que presenta la IED en América Latina, según la Cepal?

—Desde antes de la pandemia por Covid-19, los flujos globales de IED ya venían sufriendo una desaceleración importante, debido a un entorno externo fuertemente impactado por mega-tendencias como la transformación digital acelerada de la revolución tecnológica conocida como Industria 4.0.

Las reservadas estimaciones de crecimiento que está proyectando la Cepal tienen relación directa con estos factores, pero también se encuentran íntimamente vinculadas a rezagos estructurales producto de los cuales Latinoamérica camina, en comparación con otras regiones del mundo, a un ritmo desacelerado y además padece de una falta de diversificación productiva que hace que muchos de sus países tengan poca resiliencia frente a los vaivenes de la economía mundial.

Ministro Andrés Valenciano: “Costa Rica se ha mostrado como un país con desempeño exitoso en el manejo de la crisis pandémica, desde el cual se pueden operar eficiente y efectivamente negocios dirigidos a mercados internacionales”. (Foto: cortesía de Casa Presidencial).

¿Lo anterior también es válido para Costa Rica?

—Afortunadamente, el caso costarricense dista del escenario descrito. Gracias a la diversificación productiva y a una serie de inversiones que colocan a la persona en el centro, Costa Rica ha logrado navegar el complejo entorno con resultados también distintos.

Para el 2020, los organismos internacionales expertos en la materia estimaron una caída generalizada de entre -30% y -50% en los flujos globales de IED, producto de la crisis sanitaria y, en gran medida, acertaron. Sin embargo, nuestro país mantuvo un buen posicionamiento para atraer estos proyectos, a tal grado que se le atribuyó el primer lugar a nivel mundial como destino para inversiones tipo greenfield, ajustado por el tamaño de su economía.

Datos del Banco Central para ese periodo reflejaron que la IED global representó 1,2% del PIB mundial; 2,0% del PIB de América Latina; y 3,4% del PIB de Costa Rica. Se proyecta que para 2021 llegará a alcanzar 4,4% del PIB.

¿Se reflejó esto en la creación de empleos en Costa Rica?

—En cantidad de proyectos, el año anterior logramos concretar la confirmación de 44 proyectos de inversión de empresas que seleccionaron a Costa Rica como el lugar para realizarlas, lo que se tradujo, a su vez, en cerca de 20.000 oportunidades de empleo formal para los costarricenses.

De estos proyectos, 24 pertenecieron a empresas que no tenían previamente operaciones en el país y 20 fueron reinversiones de empresas que ya tenían presencia local y decidieron diversificar sus líneas de negocio y ampliar su huella y arraigo en el país.

En lo cualitativo, la IED aportó al país flujos frescos de capital y empleos formales, directos e indirectos, en gran medida sofisticados e innovadores. También contribuyó con transferencia tecnológica y el desarrollo de nuevas habilidades y conocimientos que fortalecieron la competitividad de nuestra población laboral.

Además, la IED se consolidó como una herramienta fundamental para impulsar el desarrollo del país y como un motor acelerador de la recuperación y reactivación económicas.

¿Qué hace el Comex para abordar la compleja perspectiva de la IED?

—Los resultados apuntados no fueron obra de la casualidad, sino producto de un conjunto de acciones deliberadas del país y, específicamente, de la institucionalidad del sector comercio exterior.

Entre las más recientes, figuran tareas directamente relacionadas con la atención de la emergencia, que tuvieron como fin asegurar la estabilidad y continuidad de las operaciones de comercio exterior y, al mismo tiempo, procurar un equilibrio con la protección de la salud de los habitantes de la nación. Ellas contribuyeron a posicionar una imagen de Costa Rica como país con desempeño exitoso en el manejo de la crisis pandémica, desde el cual se pueden operar eficiente y efectivamente negocios dirigidos a mercados internacionales.

A estas acciones se suman inversiones de más larga data que el país sistemáticamente venía realizando y debe seguir fomentando y fortaleciendo, en materia de educación y salud, las cuales, según evidenció la pandemia, no se pueden improvisar ni generar de la noche a la mañana. Ellas sustentan el valor diferenciador más importante que tiene Costa Rica para atraer IED: nuestra talentosa gente.

Tenemos claro que el entorno mundial seguirá siendo incierto, dinámico y aún más desafiante. Hoy más que nunca es crítico redoblar esfuerzos para fortalecer sustancialmente la competitividad de nuestro clima de inversión y de nuestras políticas públicas, sacándole el mayor y más estratégico provecho a nuestra membresía, a la OCDE.


 

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