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Incapacidades por Trastornos Mentales aumentaron un 35% en funcionarios de la CCSS durante la pandemia

Casi uno de cada cuatro empleados de la Caja han sido incapacitados por estas patologías en los años 2020 y 2021.

Son llamados “héroes” por una gran parte de la población debido a su gran labor durante los dos últimos años, atendiendo a los enfermos por COVID-19 en los servicios de salud; sin embargo, la pandemia les ha pasado la factura a miles de ellos, quienes han visto comprometida su salud mental.

Según datos de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), durante 2020 y 2021, la institución giró 40.024 incapacidades por Trastornos de Salud Mental y del Comportamiento. Esto significa un aumento del 35.59% respecto a los dos años previos cuando se contabilizaron 29.518 incapacidades relacionadas con estas patologías.

De acuerdo con información de la Coordinación Nacional de Psicología de la CCSS, entre marzo de 2020 y septiembre de 2021, un total de 25.712 funcionarios habían sido referidos a psicoeducación o atención psicológica. (Foto: Miriet Ábrego).

“Con la pandemia viene una situación de crisis por un proceso de adaptación a una nueva realidad, y esto conlleva a una serie de sintomatologías que van transcurriendo por etapas. En un primer momento tenemos todo el proceso de esta crisis por trastornos por ansiedad, adaptación al estrés (alteraciones del sueño, alimentación). Una vez que atravesamos esa etapa se suma otra sintomatología como el duelo, el burnout (agotamiento) y, posteriormente, viene una nueva etapa de adaptación a esta nueva realidad”, señaló la coordinadora nacional de Psicología de la Caja, Marta Vindas.

“Se pudo haber notado un aumento en los síntomas a partir de la pandemia, pero no significa que ya de por sí no venían en incremento por toda la situación económica, por todas las dificultades que hay a nivel de país, necesidades de trabajo. La pandemia lo que hizo fue disparar aún más la situación de crisis”, agregó.

Según datos de la institución, durante el período 2020-2021, casi 1 de cada 4 empleados de la Caja (16.545) han sido incapacitados por estas patologías. Un mismo funcionario puede tener una o más incapacidades en el mismo año o en diferentes períodos.

Pandemia no da tregua

El día a día atendiendo la COVID-19 ha sido complicado de sobrellevar para los miles de funcionarios de la CCSS, que desde que inició la emergencia sanitaria no han tenido tregua, y han visto el drama humano con sus propios ojos, algunos incluso desde una de las salas más importantes durante la pandemia: la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), donde la esperanza y la tristeza conviven a diario.

Este es el caso de Alberto Cubero, intensivista de la Caja, quien desde el comienzo de la pandemia decidió trasladarse al Centro Especializado de Atención de Pacientes con COVID-19 (Ceaco), para así atender a los pacientes contagiados con SARS-CoV-2.

Atender COVID-19 no ha sido tarea sencilla, pues ha significado también ver a muchos pacientes ser hospitalizados y morir, algunos incluso familiares de sus compañeros, según comentó. Tras más de un año de laborar en ese centro médico, en septiembre de 2021, la pandemia sobrepasó las capacidades de este médico.

“Contacté a un amigo psiquiatra, le comenté cómo andaba la cosa y él me refirió al psicólogo. Fue por un exceso de todas las situaciones, probablemente capacidad de casos que habíamos visto, cantidad de muertos, los internamientos prolongados, la demanda laboral, administrativa y académica. Tenía muchos médicos a cargo que esperaban de mí respuestas para sus pacientes, la responsabilidad se multiplicaba”, indicó el médico intensivista, quien indicó que la alerta más grande para él fue no poder dormir durante un mes.

Estos factores estresores sumados al traslado del Max Peralta (su hospital base) al Ceaco, donde tuvo que adaptarse, la disminución de visitas a sus familiares por ser población de riesgo, entre otros, le pasaron factura a Cubero. Él fue diagnosticado con una crisis de depresión en 2021 y estuvo incapacitado por 15 días; además su jornada laboral fue reducida a la mitad.

“Al final sí, uno llega a pensar que podría estar más tranquilo haciendo otra cosa. No es normal estarse enfrentando a la muerte a diario, a personas agonizando a diario, no es un trabajo normal. A pesar de que uno lo asume y lo hace con pasión, todos llegamos hasta cierto límite”, comentó Cubero, quien agregó que continúa recibiendo terapia psicológica.

Tras la desaceleración de la pandemia, el ciclo del Ceaco llegó a su fin, y Cubero regresó al Hospital Max Peralta, en Cartago, donde asegura haber recuperado el optimismo al observar una reducción en las hospitalizaciones y de las muertes.

“Desde cierto punto de vista ha sido un alivio volver a la normalidad, a una cantidad de camas más moderada, a ver cosas más variadas, y a recuperar ese optimismo por la evolución de los pacientes, porque ya uno logra ver otra vez a pacientes que les va bien, que salen adelante, casos en los que uno siente que logró los objetivos. Parte de la frustración de la COVID-19 era que muchos pacientes se quedaban ahí muchísimo tiempo y al final siempre fallecían”, añadió el médico, quien calificó la disminución en las muertes como “una bocanada de aire fresco”.

Según datos de la CCSS, solo en lo que va de este año se han otorgado 4.088 incapacidades relacionadas con trastornos mentales y del comportamiento. Además, 2.639 funcionarios de la institución habían sido incapacitados por estos padecimientos.

Predominan casos de Trastornos por Ansiedad y Depresión

Para los especialistas de la CCSS, los diagnósticos por trastornos mentales y del comportamiento han venido creciendo entre el personal de la institución. Una muestra de ello es que en los últimos cinco años se han acumulado 76.630 incapacidades por estas afecciones.

Asimismo, un total de 18.942 funcionarios de la CCSS han sido incapacitados por trastornos como la depresión, la ansiedad, entre otros.

Según datos de la CCSS, los tres diagnósticos —relacionados con Trastornos Mentales y del Comportamiento— más predominantes entre los funcionarios durante 2018 fueron Trastorno de Depresión, con 2.231 incapacidades; Episodio Depresivo No Especificado, con 2.701; y Trastorno de Ansiedad No Especificado, con 1.754.

En el caso del año 2019, la mayor cantidad de incapacidades se generó en diagnósticos como Trastorno de Adaptación, con 2.893; Trastorno Mixto de Ansiedad y Depresión, con 2.697; y Trastorno de Ansiedad no Especificado, con 1.656.

Una vez iniciada la pandemia, en 2020, los números continuaron en aumento. En ese año fueron predominantes las incapacidades del personal por diagnósticos como Trastorno Mixto de Ansiedad y Depresión, con 4.142; Trastorno de Adaptación, con 2.797; y Trastorno de Ansiedad No Especificado, con 1.848.

Para 2021, el Trastorno Mixto de Ansiedad y Depresión continuó liderando la lista de incapacidades por Trastornos Mentales y del Comportamiento, con 5.073; seguido por el Trastorno de Adaptación, con 3.604; y el Trastorno de Ansiedad No Especificado, con  2.400.

Finalmente, en lo que va de 2022, la mayor cantidad de personal ha debido ser incapacitado por Trastorno Mixto de Ansiedad y Depresión, con 1.047; Trastorno de Adaptación, con 702; y Trastorno de Ansiedad No Especificado, con 412.

En perspectiva, se puede concluir que la pandemia ha traído de la mano un crecimiento importante en las incapacidades por Trastorno Mixto de Ansiedad y Depresión, diagnóstico que ha sido el más predominante en los dos últimos años.

“En los primeros momentos (de la pandemia) fue toda una situación de crisis asociada a ataques de pánico, ansiedad y adaptación al estrés, pero conforme ha ido evolucionando la pandemia, también los síntomas (de salud mental) han evolucionada, los cuales se asocian ahora más a duelo, a depresión”, aseguró la directora nacional de Psicología de la CCSS, Marta Vindas.

Esto es reforzado por estudios internacionales sobre salud mental, como el publicado en la revista científica The Lancet en octubre de 2021. De acuerdo con la publicación, que fue analizada por UNIVERSIDAD, debido a la pandemia Costa Rica presentó un aumento del 35,2% en el reporte de trastornos depresivos y un 35,6% para los trastornos de ansiedad en el año 2020.

Esto ubicó al país 7.6 puntos porcentuales por encima del promedio global en trastornos depresivos, así como 10 puntos porcentuales arriba del promedio planetario en trastornos de ansiedad para 2020.

Preocupación de las autoridades

 El crecimiento de trastornos de salud mental en funcionarios de la CCSS resulta una preocupación para los especialistas de la institución, quienes aseguran haber implementado estrategias para la atención de esta población.

“Nosotros como responsables de este proceso generamos estrategias de implementación a nivel local para poder identificar, tamizar y atender a la población de funcionarios que requiere atención de salud mental. La institución ya tiene la estructura que permite acceder a los diferentes servicios de los establecimientos de salud”, indicó Vindas.

Por su parte, la jefe nacional de Salud Ocupacional de la CCSS, Patricia Redondo, destacó que la atención de la pandemia significó un desafío para la primera línea de atención de la institución, a la cual se le multiplicó el trabajo, e incluso, muchos de ellos, se convirtieron también en pacientes.

“El personal de primera línea de atención se tuvo que enfrentar a situaciones que se multiplicaron. No es que no estábamos acostumbrados a enfrentarnos a la muerte, sino que no eran tan frecuentes, no eran cada hora, y además se morían en solitario. Aparte de todo eso teníamos que darles apoyo a los familiares; eso nos generó una carga más grande a todos los funcionarios de la primera línea”, señaló Redondo.

Según datos de la Coordinación Nacional de Psicología de la CCSS, entre marzo de 2020 y septiembre de 2021, un total de 25.712 funcionarios habían sido referidos a psicoeducación o atención psicológica.

Por su parte, el psicólogo Julio César Rodríguez, quien es parte de la Gerencia General de la CCSS, destacó que para hacerle frente a la problemática en salud mental esta dependencia creó el Equipo de Apoyo para Estrategias de Soporte en Salud Psicosocial de los funcionarios de la CCSS, el cual pretende impactar positivamente en la salud psicosocial de los funcionarios de todo el país, en especial de aquellos que se encuentran brindando sus servicios desde los diferentes escenarios de la primera línea en atención a la pandemia.

A esta acción se suma la conformación del Equipo Gestor Temporal Interdisciplinario para la Salud Física y Mental de los funcionarios en el contexto de la COVID-19, cuyo objetivo es apoyar e impulsar estrategias regionales y locales para así identificar riesgos psicosociales en el personal.

Además, la institución también realizó alianzas con otros entes, entre los que destacan el Convenio con la Asociación Costarricense de Hipnosis Clínica, con la cual se han desarrollado actividades de contención, talleres y atención para funcionarios de distintos hospitales; y el Convenio con la Brigada de Atención Psicosocial de la Universidad de Costa Rica (UCR), el cual ha permitido realizar diferentes actividades que van desde talleres hasta espacios de escucha y contención con funcionarios y funcionarias de la institución, entre otros.

“Nosotros llegamos a tener médicos en un servicio por 48 horas que no se iban a la casa. También tenemos ejemplos de matrimonios que ya no existen debido a la pandemia, y relaciones deterioradas a lo interno. Desdichadamente cuando salimos a la luz pública, esto no viene al caso porque parece ser que los funcionarios de la Caja no se pueden enfermar, no podemos tener ninguna problemática”, añadió Rodríguez.

Para los tres especialistas de la institución, ante el actual estado de salud mental de los funcionarios, los principales retos ahora son el enfrentamiento de esta población al cansancio acumulado, así como al duelo. A esto se suma el continuar fortaleciendo la salud mental de los funcionarios, para así tener personal sano atendiendo a la población costarricense.

En esa misma línea, el psicólogo clínico del Hospital Calderón Guardia, Iván Farinhas, destacó también que uno de los retos ahora es que las personas logren enfocarse en mejorar su calidad de vida y sostenerse siendo eficientes y felices en sus trabajos.

“Nosotros trabajamos con personas que están bajo muchísima presión todo el tiempo, y que cuando la pandemia pase, esta presión va a continuar, porque hay otras situaciones. Entonces más que preocupante es una de las tareas en la que nos estamos enfocando para que las personas puedan garantizarse a sí mismas y ser los protagonistas de sus procesos de autocuidado, no el médico, no el psicólogo, sino ellos reconociendo sus necesidades, finalizó.

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