País Fallo de Corte IDH pro matrimonio igualitario altera el debate electoral

Guerra ‘santa’ se apodera de campaña electoral

Candidato evangélico Fabricio Alvarado intenta capitalizar polarización y Álvarez Desanti adapta su discurso. Grupos LGBT y aliados también se movilizan.

La opinión consultiva de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en favor del matrimonio igualitario cayó en Costa Rica como un misil. Alteró el terreno de la lucha electoral y elevó el volumen de la discusión sobre valores tradicionales que desde hace años irrumpió en la política, algunos con convicción y otros con oportunismo.

La discusión entre conservadores y progresistas, o entre las distintas interpretaciones de valores cristianos y derechos humanos, se activó como nunca antes en una contienda electoral. El motivo: la respuesta de la Corte IDH a Costa Rica emitida este 9 de enero, según la cual debe habilitarse la figura del matrimonio entre personas del mismo sexo y debe permitirse a las personas cambiarse de sexo ante el Registro Civil.

El criterio de los jueces internacionales cayó como gasolina sobre el conflicto entre conservadores y progresistas alrededor del tema de derechos de las minorías sexuales y, de rebote, en asuntos que no están en juego en este momento como el aborto, la fertilización in vitro (permitida por un fallo de la Corte en 2012), además de los programas de educación sexual para niños y jóvenes.

Aunque el Gobierno, activistas y grupos de apoyo lo celebraron como un triunfo por los derechos, sectores organizados conservadores manifestaron la molestia y la replicaron de manera inmediata sus representantes políticos. El principal de ellos ha sido el diputado candidato presidencial Fabricio Alvarado (Restauración Nacional), quien incluso llegó a plantear la necesidad de sacar a Costa Rica del radio de competencia de la Corte Interamericana.

Otros candidatos también reafirmaron su inclinación por posiciones similares a las de las iglesias católicas y evangélicas. Son la mayoría de los candidatos presidenciales, conscientes del peso de la población conservadora en Costa Rica y del poder de organización de las iglesias, con casi el 85% de población que se considera cristiana.

Seis de cada diez costarricenses están en contra de un Estado laico, en contra del matrimonio igualitario y rechaza el aborto en casos de violaciones, según una encuesta del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la Universidad de Costa Rica publicada en enero del 2017.

Aunque la campaña estuvo en noviembre marcada por el tema de la corrupción al calor del “cementazo” y en diciembre se decantó por el protagonismo de Juan Diego Castro y su discurso incendiario, el fallo de la Corte Interamericana puso el foco electoral en ese enfrentamiento entre valores cristianos y derechos humanos, y provocó ajustes en las estrategias de los partidos.

Antonio Álvarez Desanti, candidato del Partido Liberación Nacional (PLN), aprovechó para publicar un video en el cual critica la “ideología de género”, el concepto con el cual engloban posiciones feministas y de diversidad. “Soy el candidato provida”, aseguró el aspirante presidencial, quien en otros momentos ha expresado opiniones contradictorias. Por eso, políticos cristianos, como Fabricio Alvarado, lo consideran “oportunista”.

De los trece candidatos presidenciales, solo Carlos Alvarado (Partido Acción Ciudadana, PAC), Edgar Araya (Frente Amplio) y John Vega (Partido de los Trabajadores) mantienen un discurso progresista, aunque el primero tampoco se salva de cuestionamientos por opiniones adversas dentro de su partido.

La agrupación Vamos, que postula solo candidaturas legislativas por San José, es abanderada de los derechos de minorías sexuales. Su principal aspirante, Margarita Salas, admite que el fallo de la Corte ha polarizado la campaña.

“Siempre cuando hay avances en una lucha hay reacciones contrarias y en este caso el fallo es un hito. Ha habido mucha polarización, como si el avance de los derechos de unas minorías fuera en menoscabo de las mayorías. Quizás por eso este no era el mejor timing, porque aglutina a los opositores, pero eso también nos mueve a nosotros a redoblar esfuerzos”, declaró Salas, quien aseguró que su voto para la Presidencia se debate entre Edgardo Araya y Carlos Alvarado, porque también importan temas más allá de la agenda de derechos humanos.

“Por ejemplo, es claro que sin contenido económico un país no puede hacer frente a su agenda general de derechos humanos y que la inseguridad nos amenaza a todos por igual, además de otros asuntos como el ambiente, la libertad de prensa y más”.

El politólogo Steffan Gómez, del programa Estado de la Nación, explicó que ante la debilidad actual de los partidos políticos, la extinción del enfrentamiento bipartidario y la superación de la lucha ideológica izquierda/derecha, el enfrentamiento político en general gira en este siglo en torno a los valores. Es decir: el enfrentamiento entre los valores tradicionales (ligados a la religión) o las reivindicaciones modernas. Es el debate que se ha instalado en Costa Rica, como en otros países, y que ya se sabía iba a agitarse en la campaña. Eso fue justo lo que hizo el fallo de la Corte.

“Esta es una sociedad ideológicamente desdibujada y este tema de derechos humanos, o no, mueve mucho al electorado. Recordemos la manifestación grande de diciembre en San José. Bueno, este fallo puede tocar a esas personas y más, y provocar a que otras decidan apoyar a candidatos que defiendan el fallo en este contexto electoral. Seguro que han habido movimientos de apoyo en una dirección u otra en estos días”, comentó la politóloga Gina Sibaja, de la Escuela de Ciencias Políticas de la UCR.

Debajo de esta disyuntiva y de los discursos que la aluden se van acumulando una serie de temas relegados y trascendentales para el país, como la sostenibilidad fiscal, la reversión de la desigualdad social, la solidez del Seguro Social, el empleo, la competitividad o la inseguridad.

El diputado Mario Redondo (Alianza Demócrata Cristiana) es uno de los candidatos presidenciales defensores de los valores cristianos y ha sido parte del bloque parlamentario evangélico, pero llama a la prudencia:

“El tema es relevante, pero obviamente hay otros temas de enorme importante como la corrupción, lo fiscal, la inseguridad y la infraestructura. La propuesta tiene que ser integral”. ¿Por qué ha sido Fabricio Alvarado quien ha aprovechado más esta causa? Tal vez él ha logrado visibilizarse más y su círculo hace ver que solo él ha sido defensor de temas vida y familia. Lograron utilizarlo mejor comunicacionalmente”.

Redondo también criticó las actitudes “calculadoras” de otros candidatos. “Estamos claros en que esto será importante en la definición de la campaña, porque salen ahora los discursos oportunistas, pero la verdad es que en la última década solo tres partidos hemos puesto el pecho a las balas y corrido con el costo de los ataques por defender los valores cristianos. Las personas deberían ver quién ha sido coherente”, añadió.

La movilización la perciben también en el bando de las minorías sexuales. Lo dice Enrique Sánchez, aspirante legislativo del PAC por San José y presentado “como el primer candidato abiertamente gay”. “Hemos visto una enorme reacción de personas que se entusiasman porque ven necesario que el partido mantenga desde el Gobierno y la Asamblea esta defensa, aunque debo advertir que yo no veo una disyuntiva entre religión y derechos humanos; hay muchas personas creyentes que están con nosotros porque reconocen que esto no atenta contra sus creencias y que se trata de derechos civiles, no de una afrenta a las religiones, que son parte importante en esta sociedad”.

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