País Jornada parlamentaria del primero de mayo

Fracturas partidistas ayudaron al PLN a mantener control del directorio legislativo

Nuevo directorio del Congreso es presidido por pastor cercano al candidato presidencial liberacionista.

Maña política y fracturas multipartidistas agrandadas ayudaron al Partido Liberación Nacional (PLN) a ganarle la puja al oficialista Partido Acción Ciudadana (PAC), por tener el control del directorio legislativo.

Una maratónica y peleada sesión del 1° de mayo tuvo que levantarse sin que la nueva cúpula de la Asamblea Legislativa –presidida ahora por el evangélico Gonzalo Ramírez- pudiera juramentarse, debido a la incertidumbre en torno a la elección de la vicepresidencia.

El presidente saliente del Congreso y candidato presidencial del PLN, Antonio Álvarez Desanti,  suspendió la sesión solemne a las 10 de la noche del lunes, sin haber juramentado al nuevo Directorio Legislativo, luego de 13 horas de cabildeos para negociar el reparto de los seis puestos del nuevo directorio, en un parlamento que está integrado por nueve bancadas, con divisiones internas en su mayoría.

El motivo de la suspensión fue que inicialmente resultó electa en la vicepresidencia la liberacionista Silvia Sánchez, pero los legisladores se dieron cuenta al terminar la elección de los otros puestos que la diputada no cumplía con el requisito constitucional de contar con al menos 30 años de edad  para ejercer el cargo (tiene 28 años).

Álvarez reconoció entonces que el nombramiento tuvo un vicio de nulidad, que nadie había advertido,  y llamó a presentar nuevos candidatos, lo que molestó a 20 diputados del PAC, Unidad Social Cristiana (PUSC), Frente Amplio (FA) y el Movimiento Libertario (ML).

Estos rompieron el quórum en protesta por la negativa de Álvarez a anular únicamente los votos a favor de Sánchez y que se le acreditaran a la libertaria Natalia Díaz, que en su criterio era lo que correspondía, ya que esta quedó segunda en la votación.

En medio de la revuelta, el presidente levantó la sesión quedando para el martes 2 de mayo la decisión sobre la postura que debía prevalecer. En la sesión del martes, tras una reunión de jefes de fracción, Díaz fue nombrada vicepresidenta, con 53 votos a favor.

Eso significó también que tuviera que posponerse el informe de labores del presidente de la República, Luis Guillermo Solís, ante el Congreso, que según una reforma del Reglamento Legislativo ha de hacerse un día después de la juramentación del nuevo directorio, ya no el propio 1 de mayo como era anteriormente.

Luego de recesos y esperas hasta el cansancio, hacia las cinco de la tarde del lunes, Álvarez puso a votación la presidencia y resultó elegido  Gonzalo Ramírez, pastor evangélico, abogado y diputado del Partido Renovación Costarricense (PRC) -impulsado por la alianza opositora liderada por el PLN-  en una reñida tercera ronda de votación frente a Ottón Solís, del PAC.

Triunfo al que irónicamente contribuyeron cuatro diputados del FA que emitieron en la tercera ronda votos nulos a sabiendas de que por reglamento se sumarían a los de Ramírez, a pesar de que el evangélico encarna agendas ideológicas contrapuestas.

Igualmente contribuyó un grupo que se dio en llamar en la prensa G-4, conformado por los diputados del FA Ligia Fallas, Jorge Arguedas y Carlos Hernández (ahora independiente pero elegido por el FA) y la independiente (exlibertaria) Carmen Quesada.

Estos mantuvieron la posición de no apoyar a ninguno de los candidatos y pedir que fueran sustituidos por otros, y en algún momento hasta sugirieron que podrían apoyar a la liberacionista Karla Prendas y la diputada del PAC Emilia Molina si eran propuestas.

Luego los diputados del FA se recriminarían públicamente el haber favorecido a Ramírez en la tercera ronda, pero no admitieron culpas, y más bien responsabilizaron al reglamento, y en el caso de Fallas responsabilizó al PAC por el resultado, al no haber querido poner otro candidado a sabiendas de que Solís no obtendría los votos.

A Solís que contaba con el apoyo de una parte de los diputados del FA y una mayoría del PUSC (que se apartaron de la alianza opositora en un choque de poder con el  PLN, al que acusaron de incumplir los acuerdos logrados en el 2015 y manipularlos con fines electoreros) se le escabulló la presidencia del Congreso, que al mediodía del lunes creía tener en el bolsillo, con votos suficientes a su favor.

Tanto, que los diputados del PAC llegaron a exigirle a  Álvarez que llamara a votación en ese momento, pero el curtido político y empresario optó por dar largas a la votación y decretó receso para almuerzo, y cuando la sesión se reinició en la tarde el tablero se había complicado.

Ramírez no llegaba a contar con los soñados 29 votos, y mientras tanto el liberacionista Ronny Monge puso en tela de duda su apoyo al escribir que el candidato debía ser una persona comprometida con la agenda de género y de derechos humanos, y se mencionó a Prendas como posible candidata.

Sin embargo, el candidato mantuvo respaldo de los 18 diputados liberacionistas, tres de los cuatro diputados cristianos (el cuarto, Mario Redondo, de Alianza Demócrata Cristiana se mantuvo crítico y votó por él mismo), y los tres socialcristianos de la tendencia presidencial de Rafael Ortiz (Jorge Rodríguez, Humberto Vargas y propio  Ortiz).

A su vez, a Solís las aspiraciones se le pusieron cuesta arriba cuando se enteró de fisuras en el apoyo de los diputados del FA, que alegaban desacuerdos con la agenda en empleo público y otros temas que impulsaría Solís, y luego los del PUSC le comunicaron que hasta ese momento habían mantenido su palabra, pero que si ya no contaba con los votos para elegirse que los relevara del compromiso de seguir apoyándolo.

Con ese panorama al frente, Álvarez puso a votación la presidencia, y a las 5:45 de la tarde Ramírez obtuvo 26 votos, frente a 24 de Solís. Era suficiente para ganar en la tercera vuelta, pero se sumaron 7 votos indirectos por disposición del reglamento el cual ordena que a quien obtenga la mayor votación se le suman los votos nulos (emitidos en blanco o para otro candidato no incluido en tercera ronda), con los que Ramírez sumó 33.

CONTROL

Finalmente, el PLN logró elegir a su aliado evangélico para mantener el control del directorio legislativo en el último año de la actual administración, crucial en momentos en que los partidos ya están en campaña enfocados a las elecciones generales de febrero próximo.

Ramírez, considerado por Álvarez como su “mano derecha” durante su presidencia en el Congreso (donde el diputado cristiano fungió como secretario del directorio), es además esposo de la vicealcaldesa de San José, Paula Vargas, elegida en la fórmula de Johnny Araya, recién reincorporado al PLN. Este había sido expulsado por el tribunal de ética interno, pero ahora vuelve  a la agrupación para integrarse a la  campaña presidencial de Álvarez.

El nuevo jerarca parlamentario negó que su nombramiento sea fruto de una componenda con el PLN; fue una construcción multipardista de partidos que se apoyaron entre ellos, afirmó.

A la pregunta de si desde la presidencia va a impulsar la agenda conservadora de los grupos cristianos sobre temas de derechos humanos, respondió que “lo que hemos dicho es que nosotros tenemos nuestros principios y valores, y los principios y valores no van a cambiar, y tenemos claro que vamos a tender puentes y construir con los compañeros diputados para facilitar que los proyectos se den y se puedan discutir”.

“Mi compromiso con Costa Rica es ser un facilitador para que desde el primer poder de la República podamos construir a favor de las próximas generaciones”, remarcó.



Nuevo directorio legislativo

El PLN y el partido evangélico Renovación Costarricense (PRC) dominan las posiciones en el nuevo directorio legislativo, que quedó integrado así:

Presidencia: Gonzalo Ramírez (PRC)

Vicepresidencia: Natalia Díaz (PML).

Primera Secretaría: Carmen Quesada (independiente)

Segunda secretaría: Michael Arce (PLN)

Primera prosecretaría: Lorelly Trejos (PLN)

Segunda prosecretaría: Abelino Esquivel (PRC).



 

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