Guanacaste encabeza el ranking de nuevas construcciones en el país en lo que llevamos del año con 1,3 millones de metros cuadrados, pero la explosiva expansión de construcciones inmobiliarias para el turismo poco ha movido la balanza a favor de las condiciones de vida de las personas locales, al tiempo que trabajadores señalan malas condiciones laborales.
Mientras que el Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos de Costa Rica (CFIA) registra el importante crecimiento de este sector, las encuestas registran un aumento en la pobreza y pobreza extrema en la zona.
La pobreza extrema en la Región Chorotega pasó de 7,9% a un 10,5% entre el 2022 y el 2023, según datos de la Encuesta Nacional de Hogares del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
La pequeña comunidad de Marbella en Santa Cruz —a 20 kilómetros de una gasolinera, cajero o clínica— poco ha cambiado en los últimos tres años con los desarrollos inmobiliarios privados construidos a pocos metros y que se esconden entre los bosques.
Santa Cruz es el cantón con más construcciones nuevas en el 2023 con 615 mil metros cuadrados registrados y el año anterior ocupó el segundo lugar, con 551 mil. Los vecinos de Marbella estiman que el crecimiento ha sido acelerado y visible en los últimos tres a cuatro años.
Una de estas construcciones son los condominios Lomas del Sol, que se proponen crear una “comunidad privada única” escondida entre los bosques con la venta de casas de miles de dólares utilizadas con frecuencia para alquiler turístico en la zona.
La exclusividad garantiza mantener la privacidad de los dueños y también de las condiciones laborales en las que se desarrollan las construcciones que, según trabajadores de la zona, son inseguras y no les garantiza un ingreso adecuado ni garantías sociales.
“Son varias empresas (constructoras dentro del condominio) y no nos tratan muy bien, no perdonan. Yo vine de San José, estoy aquí por necesidad y tengo que aguantar porque el trabajo está bajo”, comentó Luis Alberto Lopez.
UNIVERSIDAD conversó con trabajadores de obras de Marbella tras su jornada laboral, quienes no tuvieron inconveniente en dar su nombre: “Aquí no importa, no cae la seguridad ni el Ministerio de Trabajo”
Salarios no se recuperan
Los trabajadores que asisten a la actividad son quienes ganan menos, pero, indiferentemente del papel que ocupan en la obra, hay un deterioro importante en el salario y en las condiciones de trabajo desde la pandemia, señaló el trabajador Arvin Pérez.
Lopez dijo ganar como asistente 1.300 la hora, 13 mil por el día con una hora de almuerzo y 15 minutos de café. El ingreso y salida a la escondida comunidad privada suele ser gestionado por cada trabajador, a algunos se les da donde vivir, pero otros deben alquilar.
Fotos y videos obtenidos por este semanario de parte de los trabajadores los muestran realizando maniobras de alto riesgo en alturas sin equipo de seguridad y estos dicen no tener seguro de vida, ni las necesarias garantías sociales.
En el caso de los operarios, que son trabajadores con mayor experiencia y pericia, el salario ronda los dos mil colones la hora, comentó Pérez. Aún de forma independiente no se suele pedir todas las prestaciones porque “no te dan el trabajo”.
“No es muy bueno el pago en comparación a otros lugares, no pagan prestaciones como aguinaldo o seguro, se supone que compensan un poco eso con el salario”, comentó Pérez, un nicaragüense de 44 años que trabaja como operario
Pérez cuenta que, antes de la pandemia, solía trabajar en Santa Teresa donde “pagaban muy bien” el trabajo de operario y solía cobrar 3.700 la hora, pero con la pandemia bajó y “así se quedó”, porque las mejoras han sido pocas y solamente en algunos trabajos.
Juan Carlos Ovares, un maestro de obras de 46 años que viene de Tilarán, dijo que como maestro de obras suele ganan 3 mil la hora y trabajar 10 horas al día, pero que actualmente es operario porque el trabajo “está flojo hasta de ayudante”
Coincidió Manuel Rojas, otro trabajador de obras: “Los traen de otro lado y les pagan menos. Dicen que dan póliza de seguro, pero es mentira porque cuando hay un accidente los trasladamos en moto y los llevan a la atención privada. Si se murieran no podrían esconderlo”.
Los trabajadores también aseguraron que, en ocasiones, les han pedido esconderse de las autoridades y reportan tener dificultades económicas porque quienes se asientan en la zona encuentran alto el costo de vida.
“Aquí las cosas son caras, por el transporte, el galón de gasolina cuesta cuatro mil colones” comentó Rojas.
Poco desarrollo en la comunidad
El comercio en el centro de Marbella lo conforman dos pulperías, una soda y una oficina de bienes raíces donde se venden casas dentro de condominios de desarrollos como Costa Dorada o Lomas del Sol.
Estos desarrollos están a escasos 3 kilómetros del comercio de la comunidad, pero el panorama de los locales “ha cambiado poco en comparación a hace 10 años”, según José Genaro Sotela, de 77 años.
“Es la única fuente de trabajo porque todo está largo. Sí, hay muchos nicaragüenses trabajando, ticos también, pero pocos” agregó.
Katherine Angulo, quien trabaja dentro de los condominios dando mantenimiento, dice que a quienes compran o vacacionan en las casas de alquiler “les gusta” que la comunidad se mantenga de esta forma y que no sea “como Tamarindo”.
Angulo también señaló que los trabajos en construcción suelen darse a extranjeros o trabajadores que vienen de San José, pero también mencionó que hay trabajos en seguridad, limpieza y jardinería en los que suele ser más frecuente que trabajen costarricenses.
Sin embargo, estos también están sometidos a malas condiciones de trabajo sin garantías sociales, según comentan los vecinos. UNIVERSIDAD también conversó con una proveedora de servicios de limpieza en las casas en construcción, quien señaló que no es posible mejorar las condiciones con la paga y la inestabilidad del trabajo por temporada.
“No da la plata para pagar póliza y seguro. Pagan 2 mil por hora sin contrato y no se sabe la cantidad de horas, depende de la casa y de la salida la cantidad de horas, puede ser de 8 a 12 y suelo meter a dos o tres chicas, porque es una micro empresa, o cuatro en una casa grande y depende de la temporada”, comentó.