País María del Rocío Sáenz, presidenta de la CCSS:

“Estamos lejos de la sostenibilidad”

En lo financiero, lejos de la solución. En lo administrativo, lejos de la agilidad.

En lo financiero, lejos de la solución. En lo administrativo, lejos de la agilidad. En Ebáis, lejos de la suficiencia. Así pinta el cuadro la máxima jerarca del Seguro Social, aunque destaca algunos avances que le permiten sentirse, sin demasiadas satisfacciones, a medio camino en mitad de su mandato. ¿Acabará aquí sus 4 años? ¿Puede hacer algo frente a la burocracia paquidérmica de la CCSS? ¿Volverá a su PUSC?

En la oficina de la presidencia ejecutiva de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) hay un olor suave a calas. Es la primera sensación al abrirse la puerta del despacho en el piso 9 del edificio de la CCSS el miércoles 9 de marzo a las 7 p.m., donde nos esperaba María del Rocío Sáenz en su extrahorario.

Después sabremos que no hay calas, que son otro tipos de lirios los que perfuman la oficina durante la entrevista que Sáenz nos concede para hablar sobre el momento de la CCSS, ahora que reflotaron los cuestionamientos por el engorde de la planilla en los últimos años y su impacto sobre las finanzas, sobre la calidad de los servicios en clínicas y hospitales, sobre el Ebáis que debería estar cerca de su casa y no está.

Hablaríamos también de la fertilización in vitro (FIV), de la incapacidad de la CCSS de esclarecer y corregir sus errores o fechorías internas.

Se sienta a la cabeza de la mesa con papeles que casi ni revisaría para contestar. Recurriría más a la cautela, a los relativismos y a las frecuentes alusiones al debido respeto a la junta directiva. Sabe que a su cargo tiene a 54.000 empleados −quizás demasiados− y una institución delicada, querida, grave, trascendental, enmarañada.

Se cumple casi la mitad de su mandato como presidenta de la CCSS. ¿Qué retrato hace de este momento?

−Estamos tan lejos de la crisis como tan lejos de la sostenibilidad. No estamos en situación de crisis financiera, pero tampoco cerca de la sostenibilidad. Eso quiere decir que estamos en mejores condiciones, pasando del equilibrio pegado con chinches, pero todavía con medidas de contención de gasto. Desde la perspectiva financiera estamos en ese momento en la CCSS en general, tanto en el seguro de salud como en pensiones.

¿Continúa en riesgo la CCSS?

−Es fuerte decir que la CCSS está en riesgo. Hemos hecho un esfuerzo grande en el combate a la morosidad, con una mayor conciencia nacional sobre la importancia de la institución y de fortalecerla.

El gerente financiero hablaba de insostenibilidad cuando se refería al aumento en el plazo de cesantías que se está aplicando en este 2016.

−Por eso digo que estamos lejos de la sostenibilidad. Una cosa es lograr manejar los gastos frente a los ingresos y otra cosa es verlo a futuro. La pregunta es si se están comprometiendo los recursos para las futuras generaciones. Todavía estamos buscando ese balance entre salir de la crisis sin poder decir que somos sostenibles. La traducción a lenguaje popular es que la CCSS está “pasándola”. La CCSS está haciendo lo que puede con los recursos que hay.

¿A pesar de que el gasto en planilla en 2015 creció en relación con 2014?

−En el presupuesto no se ve ese crecimiento. Más bien estábamos en 69% (gasto en planilla en relación con gasto total de la CCSS) y ahora estamos en 65% (…) Eso no quiere decir que estemos tranquilos. La junta directiva ha estado muy preocupada por el tema de pluses salariales y es de los que vamos a tener que revisar este año.

¿Cómo van a hacer para echar para atrás lo aprobado en materia salarial? ¿Cuáles son las opciones?

−Preferiría esperar a un informe que encargamos sobre eso; pero así, siendo yo médica y no economista, uno pensaría que una opción es tomar decisiones en lo prospectivo. Es decir, con los que ingresan al sistema. Claro, pero esa es una cantidad ínfima.

Es un porcentaje bajo, pero esa es una de las opciones ante los derechos laborales.

A este momento no hay responsables por los errores financieros de la CCSS ocurridos desde 2009, hace siete años, a pesar de los contundentes informes de auditoría… ¿Ya hay que echarle tierra a eso?

−Bueno, hay varios niveles de responsabilidad. Las denuncias se hicieron algunas por vía judicial que están en curso; otras se hicieron por vía administrativa e inclusive la Contraloría General de la República emitió un informe, en el que recomienda el despido sin responsabilidad del gerente financiero de entonces…

Claro, un señor que ya se jubiló.

−Así es. Entonces la gran preocupación es que el responsable ya se jubiló y no hay posibilidad de tomar acciones. En el nivel judicial, eso sigue y no se ha instruido aún para un juicio, pero continúa en investigación. Lamentablemente se ha tomado mucho tiempo. En la junta directiva hemos estado muy preocupados por el tiempo que llevan las investigaciones administrativas. El proceso es muy largo entre notas, informes, respuestas, apelaciones…

A hoy, la CCSS es incapaz de sentar responsabilidades sobre anomalías internas.

−La palabra “incapaz” me parece un poco fuerte. Me parece que es lenta.

¿Lenta? Han pasado siete años desde los hechos y cuatro años desde los informes de auditoría. La palabra “lenta” se quedaría corta.

−Bueno, es que a veces… hay otras cosas en los debidos procesos. Hay algunas denuncias sin suficiente sustento y obligan a investigaciones preliminares que llevan a otra y otra. Lamentablemente el debido proceso se ha afectado con recursos y recursos y recursos, aunque sabemos que eso no es exclusivo de la Caja. Hay una maraña jurídica que permite acudir a todas las instancias y así se va el tiempo y los recursos.

Y eso tiene un efecto en la imagen de la CCSS.

−Claro, el efecto es que dicen que aquí no se investiga nada. El mensaje que damos es que no ponemos atención a esas cosas.

Es un mensaje de impunidad.

−Ese es el mensaje, pero hay una justificación detrás. Muchas denuncias fueron al Ministerio Público y tampoco tenemos respuesta. La misma dificultad que tenemos nosotros está teniendo las instancia penal, que es la más fuerte. A veces el problema viene desde el origen, nombrando en los órganos administrativos gente que está enferma, como recarga a su trabajo normal y en situaciones precarias; en otros casos los encargados de investigar son los compañeros de trabajo inmediatos del investigado.

Bueno, uno intenta buscar a las personas más idóneas, pero a veces no quieren participar y no puede ser obligatorio. A veces no quieren participar porque es trabajo adicional o no quieren comprarse problemas o no tienen tiempo… lo que usted quiera. A eso me refiero con que la maraña administrativa no ayuda en una institución de 54.000 trabajadores, muy dispersa, con muchas especialidades y muy interdisciplinaria y complicada.

Hay en redes sociales una recolección de firmas virtuales para que el Ministerio Público acelere sus investigaciones sobre los manejos financieros de la CCSS. ¿La firmaría usted?

−Me reuní con el Fiscal General hace como un año y le expresé mi preocupación. Le pedí respetuosamente que les pusiera mucha atención a los temas pendientes de la CCSS, porque entre más pase el tiempo más crece la percepción de que aquí no pasa nada.

¿La Fiscalía se ha acercado para pedir información?

−No, no. Por lo menos a mí no; quizás a la Auditoría.

A MITAD DEL CAMINO

Hay algo que haya logrado usted cambiar en casi dos años al frente de la CCSS?

−Sí, claro.

¿Para bien?

−Sí, por supuesto. Ha cambiado el abordaje de las listas de espera y tenemos logros concretos con números. Ha cambiado el abordaje de cirugía de malformaciones congénitas en los niños, el de trasplante de niños, la atención ginecológica a mujeres con discapacidad. Ha habido cambios sustantivos. Hay más trabajo en red. Todo esto lo estamos incluyendo en un documento.

¿En el manejo financiero y el esclarecimiento de los problemas de la CCSS, se siente satisfecha?

−Hemos mejorado la situación presupuestaria en mantenimiento y estamos entre 87 y 91% de ejecución. Hay que mejorar la capacidad de compra.

¿Cuál es el mayor desafío pendiente ahora a dos años?

−Hay uno que me preocupa. Cuando se hizo el proceso de reforma se dijo que debía haber de 3.400 a 4.000 habitantes por Ebáis, pero eso no se cumplió. Tenemos áreas de salud incompletas que requieren 19 Ebáis y tienen solo 9. Hay un problema de brecha del primer nivel de atención que es prioritario.

¿Es ese un tema de presupuesto? ¿No tiene la CCSS plata para los Ebáis necesarios (se ha incumplido la meta de un Ebáis para cada 4.000 personas; ahora está en 4.500)?

−En parte es por presupuesto. Si hubiéramos completado esa brecha estaríamos en mejor condiciones. La programación no se cumplió y ahora hay una brecha.

¿Por qué no se cumplió? La gente necesita su Ebáis en Pejibaye de Pérez Zeledón y no lo tiene aunque haya pagado su seguro por años y décadas.

−Diay, no podría decir por qué no lo cumplieron los otros, pero nosotros estamos conscientes del problema.

Claro, pero ya pasaron dos años.

−Es que no es fácil llegar a esa conclusión. Hay muchos, muchos, temas por trabajar. Ahora tenemos claridad meridiana en que hay que apostar por ese tema de los Ebáis, porque esos son los puntos de entrada a la población. Si no, la población buscará otras formas y pueden ser más anárquicas o ineficientes, más costosas. Por eso estamos creando un fideicomiso para reducir esta brecha.

Eso sería determinante para la meta que usted mencionó cuando la nombraron, de que la gente sienta una mejoría en la calidad. ¿Lo va logrando?

−Bueno, esperaría que la gente sienta que hay mejoras, aunque es difícil estar a la altura de las expectativas y todavía nos falta.

¿Tiene razón la gente en estar insatisfecha?

−Mire, yo viajo a las comunidades y la gente me dice que está sintiendo el cambio, pero estamos a medio camino, como estamos a medio camino de cuatro años.

Dice usted que le dan palabras positivas en las comunidades, pero habrá quienes quieran quedarle bien.

−Pero también me han dicho que están insatisfechos. La gente y las juntas de salud han sido fuertes en algunos temas: me dicen que la gente (los funcionarios) se van antes del horario, que atienden a menos personas por hora… Yo no escucho solo las bondades.

Se escucha decir que la CCSS es para pobres, para emergencias o para procedimientos muy caros. Que la clase media cada vez más se sacrifica para evitarse los problemas del Seguro Social. ¿Le ve sentido esa afirmación?

−Lo que le puedo decir es que la CCSS ofrece como 57 millones de consultas al año; eso indica que no solo llega la población pobre, que es el 22% de la población. Lo que sí es claro es que en los sistemas públicos que procuran ser universales siempre hay dificultades para atender a toda la población. Por eso la CCSS no solo tiene Ebáis, sino también medicina mixta y medicina de empresa, que es muy importante. Mucha gente acude a estos dos últimos servicios.

Pero cada vez se consume más la medicina privada.

−Es que hay que entender que también hay una fuerza del sector privado. No podemos ser inocentes y negar ese sector, que está en la búsqueda de clientes. Un sistema público débil es el mejor estímulo para el crecimiento del sector privado. Es claro que ha venido creciendo. No es solo las deficiencias de la CCSS; hay una actitud proactiva en la búsqueda de clientes.

¿Por qué cree que más gente busca el sector privado?

−Las razones son diversas. Muchas personas lo prefieren porque les gusta el tratamiento individualizado, porque puede llevar acompañantes, porque tiene capacidad de pago o porque le tiene confianza a un médico en especial. Vemos que el crecimiento se da sobre todo en servicios ambulatorios.

EL CARGO QUE NO QUERÍA

A la CCSS le aplaudieron el progresismo de reconocer el seguro familiar a parejas del mismo sexo, pero después vino la oposición a la FIV. ¿Ven la contradicción?

−No hay una contradicción. Desde que se empezó a hablar de FIV, hace muchos años, la CCSS ha invertido recursos y ha capacitado gente. La tesis de prohibición era que eso se regulaba por vía ley, pero ahora hay otra circunstancia jurídica: la Corte IDH dijo que por vía decreto es posible y nosotros estamos full trabajando para cumplir con esa expectativa.

¿Cuándo será la primera FIV en la CCSS?

−Vamos a ver. La junta directiva ha pedido al grupo técnico un análisis del protocolo de mediana complejidad y se pidió un análisis jurídico del proceso. Se pidió a la parte financiera analizar costos y las alternativas de financiamiento. Esperamos en abril tener claro ese mapa de ruta. El decreto establecía dos años para la CCSS, un plazo razonable, pero habrá que irlo midiendo. Todo está moviéndose.

¿Por qué la CCSS se oponía?

−La CCSS lo que decía era que se debía implementar vía ley. Se asumió que era un retroceso después de la decisión sobre parejas del mismo sexo, pero ese no fue el sentido. El abordaje era estrictamente legal. Si usted lee ese pronunciamiento verá que la forma no era por decreto, como también opinaba la Sala Constitucional.

¿Tiene algún problema la CCSS para hacerlo?

−Estamos analizando el marco jurídico actual y sus capacidades. Pienso que sí lo vamos a hacer.

¿Piensa que sí? ¿No podemos estar seguros de que la CCSS va a aplicar la FIV?

−No, porque ese es un tema que debemos ver en la junta directiva. No siento una negativa; hay diversos puntos de vista, pero no he visto oposiciones francas.

¿Compraría servicios de FIV a laboratorios privados?

−Lo veremos cuando tengamos claro el panorama. La vía privada siempre es una posibilidad abierta y hemos recurrido a ella, pero en este momento estamos viendo primero qué capacidad tenemos.

La FIV se convirtió en tema político. El Presidente, que la nombró a usted acá, emitió un decreto y usted salió como jerarca de la CCSS a contradecirlo.

−Eso era inherente a mi cargo. Soy la presidenta de la junta directiva y la decisión fue del cuerpo colegiado, y eso fue lo que comuniqué.

¿Está bien su relación con el mandatario?

−Es muy buena.

¿Volverá usted a actividad con su PUSC?

−Ese es un tema que me han preguntado varias veces, pero no me visualizo así. Llegando a los cuatro años espero tener serenidad, como la tuve cuando dejé el Ministerio de Salud.

¿Ni siquiera si se lo pide su amigo Rodolfo Piza?

−A él quiero y respeto montones, pero pienso que no. Quiero irme a mi finca en Puriscal, cosechar árboles de naranja, bordar punto de cruz y dar un curso en la Universidad y estar más serena. Y si me piden un consejo, solo si me lo piden, lo daría con mucho gusto.

La escucho y me surge más inquietud: ¿por qué entonces está aquí como presidenta de la CCSS y no en su finca bordando, en un gobierno de un partido que no es el suyo?

−Bueno, el presidente Solís me hizo una petición para venir. Lo conocía de la Universidad, porque daba el curso de realidad nacional en la Facultad de Medicina y ahí nos cruzamos varias veces. Me reuní varias veces con él y en la última yo llevaba una lista de nombres, porque creí que requería recomendaciones. Él me dijo algo muy importante y que después de estos dos años pienso, humildemente, que tenía razón: “mucha gente quiere ser presidenta ejecutiva de la CCSS, menos usted, porque tiene claro lo que representa esa institución”. Yo no quería estar aquí.

¿Usted asumió este puesto sin querer?

−Bueno, cuando él me dijo eso pensé, que quiero a esta institución y sé lo que representa. No lo había visto así antes y al final aquí estoy.

¿No se ha arrepentido?

No me ha llegado ese momento. No sé si va a llegar antes de los cuatro años. Después estaré cerca de la edad de retirarme y quisiera una vida serena y volver a mi pueblo, volver a reconstruir la ciudadanía.


 

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“Yo me reuní con el Fiscal General hace como un año y le expresé mi preocupación y le pedí respetuosamente que les pusiera mucha atención a los temas pendientes de la CCSS, porque entre más pase el tiempo más crece la percepción de la gente de que aquí no pasa nada (…) Creo que hice lo correcto, pero lamentablemente no está en mis manos acelerar ese tema”.
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