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Escuela de Biología señala inconsistencias en plan para compensar daño a reserva Lomas de Barbudal

Estudio presentado a solicitud de Setena cuestiona posibilidad de reponer área que se pretende cercenar a reserva biológica.

Un análisis aportado por la Escuela de Biología de la UCR al expediente del Proyecto Sistema de abastecimiento de la cuenca media del río Tempisque y comunidades costeras (Paacume) cuestiona seriamente la proyectada compensación de las 113 hectáreas que se desafectarían a la Reserva Biológica Lomas de Barbudal (RBLB).

Se trata del análisis realizado por el biólogo Jorge Lobo, cuyo criterio experto es avalado por la Dirección de esa unidad académica, pero que aún no es postura oficial de la Escuela, pues ello requiere que sea conocido y aprobado por la Asamblea de Escuela, según explicó su director Daniel Briceño.

El estudio de Lobo, presentado a solicitud de la propia Secretaría Técnica Nacional Ambiental (Setena), apunta que “el problema principal es establecer un principio de compensación, supuestamente cuantitativo, donde modificando el tamaño de un área de compensación se puede igualar el área perdida dentro de un área protegida”, dijo.

La crítica va dirigida a un análisis de base realizado por la Organización de Estudios Tropicales (OET), que es la columna vertebral del proyecto y que a partir de una metodología particular, determina la compra de más de 440 hectáreas de la finca aledaña Asetrek para compensar las 113 hectáreas que serían inundadas para construir un embalse sobre el río Piedras.

El estudio presentado el 27 de agosto, señala que ese principio de compensación “es equivocado”, ya que “las poblaciones o especies afectadas por la pérdida de un área protegida no necesariamente aparecerán en su abundancia original en un área de compensación, aunque se aumente muchas veces su área, al no existir en el área de compensación los hábitats y recursos requeridos”, por esas especies.

Esta iniciativa se enmarca dentro del Programa Integral de Abastecimiento de Agua para Guanacaste (Piaag), administrado por el Servicio Nacional de Aguas Subterráneas, Riego y Avenamiento (Senara).

El Paacume consiste en la construcción de obras como el embalse o represa sobre el río Piedras, que crea un espejo de agua de 850 hectáreas. Precisamente para ello es que se requieren las 113 hectáreas de la reserva biológica.

También se proyecta la construcción de una planta hidroeléctrica, un canal de 55 kilómetros y una red de conducción y distribución “a más de 1.000 propietarios de unas 17 mil hectáreas, en los cantones de Carrillo, Santa Cruz y Nicoya”, según la información oficial.

Iniciativa avanza

El Paacume ha generado polémica no solo por la desafectación de las 113 hectáreas en la RBLB, sino por el modelo de consumo de agua en Guanacaste, en el que grandes agroindustrias consumen más que el resto de la provincia.

El proyecto de ley para desafectar los terrenos de la reserva fue aprobado por la Comisión de Ambiente de la Asamblea Legislativa en julio, y el pasado 20 de agosto superó el primer debate en el plenario.

Desde el despacho del Ministro de Agricultura y Ganadería se obtuvo un documento que había circulado como comunicado de prensa días atrás, en el cual se informa de una prevista del proyecto para destinar eventualmente un caudal de dos metros cúbicos de agua por segundo para el consumo humano, una lista de personas físicas y jurídicas que se beneficiarían con el proyecto de riego y la negativa de que se busque impulsar los monocultivos.

Ese documento apunta el reconocimiento en el estudio de la OET de que “las 113 hectáreas en Lomas de Barbudal están tres veces mejor conservadas que las áreas propuestas para compensar” y que por ello se estimó “un área equivalente de compensación con una proporción de tres veces mayor a las 113 hectáreas; es decir, 332 Has.”.

Añade que para contar con “bosque maduro” se determinó comprar 444 hectáreas en esa finca, mientras que la finca Brindis de Amor y 25 hectáreas de la Hacienda Ciruelas “solo se consideran para completar el tipo de bosque maduro”.

“Metodología equivocada”

Jorge Lobo explicó que la RBLB protege bosques de bajura, secos y estacionales como solo lo hacen los parques nacionales Palo Verde y Santa Rosa.

Detalló que Lomas de Barbudal, además de esos bosques muy secos, también protege bosques riparios –que crecen a lo largo de ríos– en las partes bajas, los cuales son muy importantes pues presentan “características únicas, plantas siempre vedes, fauna y flora especial. Son fuente de refugio para muchos animales”.

Tras subrayar la importancia de proteger ese tipo de bosque en una región que ya ha padecido deforestación y cobertura de monocultivos, Lobo criticó los estudios que llevan a la compra de fincas, pues “son hechos calculando nada más área inundada dentro de la reserva, no se considera la compensación del resto del bosque”.

Dijo que un error del estudio de impacto ambiental del proyecto (EsIA) y de la OET es que, de las 850 hectáreas del embalse, unas 700 contienen diferentes tipos de bosque cuya compensación no se ha previsto más allá de las 113 hectáreas de la RBLB.

Apuntó que esas 700 hectáreas incluyen bosque ripario, el cual no existe dentro de la finca Asetrek, según el propio estudio de la OET.

Lobo criticó la metodología para calcular el área de compensación y la explicó con el siguiente ejemplo: “si un área tiene 5 especies y la otra dos, si perdemos 10 hectáreas de la primera, se multiplica por el número de especies y se obtiene el número 50; entonces habría que conseguir un área en la de 2 especies que multiplicada por 2 llegue también a 50”.

“Compensar disminuciones de diversidad con aumento de área no funciona, porque no se van a encontrar las mismas especies, es un mecanismo que inventaron los australianos para compensar áreas inundadas o destruidas por minería. Es una metodología equivocada”, apuntó.

Entre la riqueza biológica de la RBLB destacó “gran diversidad de abejas”, cuya acción polinizadora les confiere gran importancia y se encuentran amenazadas por el uso de ciertos agroquímicos.

“Metodología amañada”

La diputada oficialista Paola Vega, ponderó que el criterio de Lobo “si bien es válido, no es definitivo, porque es la opinión de una persona. Le corresponderá a Setena decir si es adecuado o no y, en el caso de que Lobo tuviera razón, lo que corresponde es no llevar a cabo el proyecto hasta que se garantice que las áreas de compensación son las adecuadas y que los impactos ecológicos están bien visualizados”.

Añadió que en vista de que el EsIA se tramita en Setena, es “el momento justo” para verificar en el campo las condiciones del sitio y añadió: “espero bastante responsabilidad, si el proyecto ambientalmente no es sostenible según Setena, se deberá paralizar”.

“Siento confianza porque el Sinac –que es la máxima autoridad en estos temas– nos garantizó que la reposición cumple tanto criterios de cantidad como de calidad, pero  si eventualmente Setena determina otra cosa, tendremos que reformular esos estudios”, puntualizó.

Por otra parte, la diputada liberacionista Aida Montiel –guanacasteca y subjefa de fracción–, dijo sentirse “satisfecha” con “las gestiones que se realizaron en pro de este proyecto”.

A través de un comunicado divulgado tras la aprobación en primer debate del proyecto de ley que desafecta las 113 hectáreas de la RBLB, expresó que el Paacume “generará mucho  para el desarrollo para los guanacastecos, ya que los últimos años las sequías han generaron (sic.) un impacto importante.  El acceso al recurso hídrico promoverá la inversión de nuevos proyectos empresariales”.

José María Villalta, del Frente Amplio, afirmó que “el criterio de la Escuela de Biología reafirma argumentos contundentes que demuestran la gran negligencia ambiental con la que se ha planteado el Paacume”.

Añadió que “los argumentos son demoledores en cuanto a desvirtuar la dudosa metodología aplicada en el estudio de la OET, en la que se quiere fundamentar el proyecto”. También afirmó que el estudio de Lobo “desbarata este criterio de compensación que plantea que cantidad sustituye calidad”.

El diputado reclamó que “proponen comprar más hectáreas de potreros incendiados, porque supuestamente eso va a compensar el bosque de la reserva que se va inundar”, pero “si no tienen los mismos ecosistemas ni las mismas especies de flora y fauna, no hay ninguna garantía de que, por ser un área mayor, van a aparecer ahí las especies que no existen en este momento, eso lo sabe cualquier niño de escuela”.

Sentenció que “por más que usted quiera aplicar una fórmula mágica, eso no funciona así y eso es una falencia muy evidente de esa metodología amañada que aplicaron para este proyecto”.

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