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En Costa Rica tasa de participación laboral femenina es de 41,6%, muy por debajo de los hombres

El 45% de las mujeres no pueden trabajar remuneradamente o al menos buscar un empleo donde reciban paga, debido a sus responsabilidades familiares.

El desempleo femenino llegó a niveles históricamente altos en el contexto de la pandemia, y aunque ha ido mejorando el indicador, la brecha laboral entre hombres y mujeres, aún es grosera: las tasas de participación femeninas se ubican en el 41,6%, mientras que los hombres están en el 68,2%.

Además, las mujeres tienen menos oportunidades de participar en el mercado laboral costarricense en comparación con los hombres, algo que se hace evidente en las brechas de género, y que se ven agravadas por contextos de crisis económicas como la pandemia.

Así lo confirmó Natalia Morales Aguilar, investigadora del Informe Estado de la Nación, detallando que para el 2020 el empleo femenino cayó fuertemente, y fue hasta el segundo semestre del 2021 cuando comenzó a crecer con mayor rapidez, pero esa trayectoria de recuperación del empleo agravó las diferencias salariales entre hombres y mujeres.

“Un estudio publicado en el Informe Estado de la Nación en el año 2021 mostraba que entre 2001 y 2019 las mujeres ganaban en promedio 9,7% menos que los hombres, desempeñando ambos trabajos similares y para el 2021 se identificó que en el grupo de personas con menores ingresos (quintil I) las mujeres ganan 20% que sus pares masculinos”, detalló Morales en un artículo publicado en el marco del Día Internacional de la Mujer.

La dificultad para conseguir empleo sigue siendo el talón de Aquiles de miles de mujeres, pues para el 2021 la probabilidad que tenía una mujer para conseguir empleo se estimó en un 37%, en contraste con un 63% para los hombres, lo cual evidencia las razones por las que ellas representan más de la mitad de las personas desempleadas.

En el período de 2019 a 2021 la proporción de mujeres que llevaba más de un año buscando empleo aumentó de un 17% a un 30%, y en el caso de los hombres la cifra se elevó de 7% a 13%. “Estar mucho tiempo sin trabajo complica emplearse, hace que las personas pierdan experiencia y habilidades en su desempeño y les cuesta más adaptarse a nuevos empleos, situación que empeora si la mujer tiene hijos”.

Y las brechas se continúan siendo significativas, cuando se analizan las cifras de la fuerza de trabajo. El 45% de las mujeres no pueden trabajar remuneradamente o al menos buscar un empleo donde reciban paga, debido a sus responsabilidades familiares.

Morales indicó que, en el caso de los hombres, esta razón representa apenas un 3%. Por lo cual es evidente que mientras no se consolide una oferta universal de la Red de Cuido, que incentive la autonomía económica de las mujeres, la desigual distribución del trabajo doméstico no remunerado seguirá siendo una limitante para lograr una mayor inserción femenina en el trabajo, sobre todo para aquellas mujeres que tienen baja remuneración y pocas redes de apoyo familiar.

“Otras medidas para mejorar el acceso y la calidad del empleo de las mujeres se concentran en más inversión en educación y formación profesional, para promover más mujeres en las áreas de ciencia y tecnología (STEM); la generación de incentivos, acceso al crédito y capacitaciones para que potencien sus posibilidades de desarrollo y emprendedurismo; mayor acceso a tecnologías e internet; promover políticas de reclutamiento y ascensos que eviten los sesgos de género y la promoción de la corresponsabilidad social del trabajo y el hogar, para una justa distribución del tiempo entre mujeres y hombres”, señaló la experta.

 

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