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El 2020 dio la mayor caída de nacimientos en 70 años (y el sistema de pensiones aún no lo sabe)

La reducción interanual fue de un 10% en el total del año, aunque las cifras no recogen aún posibles efectos de la pandemia. Ahora quedan desfasadas las proyecciones del régimen  IVM, que ya advertían riesgos, reconoce Supen.

El trastornado año 2020 deparó la mayor caída interanual de nacimientos en Costa Rica, con un 10% menos que en el 2019, que ya de por sí había mostrado una reducción del 6% respecto de las cifras del 2018.

Las 57.848 personas nacidas entre enero y diciembre del 2020 representan una caída de 6.426 bebés en comparación con el año previo, lo que acentuó la tendencia de los últimos 30 años, de reducción de nacimientos entre un calendario y otro, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).

Nunca, sin embargo, la merma interanual había sido del 10%, un dato que se sale de las proyecciones demográficas y, por tanto, de la previsión de sostenibilidad del régimen de pensiones, tema que se discute en estos meses en la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS).

La reducción de nacimientos en 2019 fue 6%, pero creció en 2020 sin que reflejen aún los efectos de la pandemia. (Foto ilustrativa: Katya Alvarado)

El efecto de natalidad durante el año de la pandemia de COVID-19, sin que la crisis haya cesado al llegar a la mitad del 2021, no está contemplada en el estudio actuarial acogido por la CCSS en 2018, en que se advierte la cercanía de escenarios críticos para el principal fondo de pensiones del paìs, el de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM).

“Todas nuestras proyecciones de natalidad quedaron rezagadas”, dijo en una entrevista la superintendente de Pensiones, Rocío Aguilar. Eso significa que en la realidad es peor la proporción prevista hasta ahora, de solo dos trabajadores activos por cada pensionado en el año 2050.

Esta proporción en 2018 era de 7 trabajadores por cada pensionado y en 1970 eran 30 personas activas en el mercado laboral por cada uno retirado, antes del salto en expectativa de vida y el freno sostenido a la natalidad desde la década de los 80.

Por eso la CCSS discute la posibilidad de eliminar la posibilidad de pensión anticipada y hacer que todas las personas trabajen hasta los 65 años establecidos, con la intención de evitar que el régimen del IVM llegue solvente al menos al 2050.

Esto es parte de conversaciones que deberían resolverse a más tardar en julio, ante el recelo de sectores sociales y la petición expresa del gobierno de Carlos Alvarado, que insiste en la necesidad de garantizar una pensión digna para los cotizantes que ahora tienen menos de 50 años.

La reforma también tiene el apoyo de la superintendente Aguilar, quien advirtió que se torna más necesaria al ver los datos de natalidad del 2020 y la aparente aceleración de la tendencia de tener menos hijos o no tenerlos.

El decrecimiento en la cantidad de nacimientos en el 2020 no muestra aún posibles impactos que pudiera provocar la pandemia, pues corresponden a embarazos que debieron iniciarse antes de marzo, cuando se registró en el país el primer caso de COVID-19.

Disminución incluye diciembre

Los datos del Registro Civil en el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) registran 3.668 nacimientos en el mes diciembre de 2020, una caída de 3,3% en relación con el reporte que maneja esta institución para diciembre del 2019, que a su vez tuvo una baja de 16% frente a diciembre 2018. Resultó imprecisa la cifra de 6.604 bebés que reportó a la prensa el TSE en marzo y que indicaba un supuesto “baby boom” pandémico, reconoció Luis Guillermo Chinchilla, oficial mayor del Registro Civil.

La cifra del TSE para el primer trimestre del 2021 es de 15.239, una cantidad casi idéntica a los 15.263 que esa misma entidad registra para el primer trimestre del 2020, aunque inferior al promedio anual de los últimos 5 años: 17.800

El total de nacimientos que maneja el TSE son distintos a los del INEC, debido a que el primero incluye nacimientos de costarricenses ocurridos fuera del país, adopciones, inscripciones tardías o distintos movimientos registrales. Sin embargo, el TSE también refleja una caída fuerte y mayor a la de otros años, al registrar en 2020 un total de 59.522 y en 2019, 66.872.

En cualquier caso, el 2020 depara cifras récord en caída de la cantidad de nacimientos y muestra una aceleración de la tendencia ya conocida, señaló el demógrafo Luis Rosero, investigador emérito de la Universidad de Costa Rica (UCR) y fundador del Centro Centroamericano de Población en ese centro de estudios.

La última vez que el país registró una cantidad de nacimientos inferior al total del 2020 fue en 1974, cuando la población completa del país era de solo dos millones de personas, un 40% de la población actual.

Los factores son múltiples, pero la data ofrece pistas. “En el detalle podemos analizar una disminución de nacimientos de madres nicaragüenses, que posiblemente por razones económicas han tomado decisiones, incluso quizás volver a su país”, señaló Rosero como un factor.

Durante el 2019, en el 17,5% de los nacimientos el origen de la madre fue nicaragüense, según la base de datos del INEC, con una cifra absoluta de 10,217 bebés.

Otra consideración es una reducción considerable en la maternidad de mujeres adolescentes y jóvenes, que puede ser producto de las campañas educativas sobre las menores de edad o la prioridad de estudios y de estabilidad económica antes de la procreación.

“Claro que el dato es alarmante, pero podría no serlo tanto si esa decisión de procreación está postergada y no descartada. No podemos asegurar que esas jóvenes que en 2020 no tuvieron sus hijos no lo tendrán después, a pesar de la tendencia”, explicó el especialista.

Mucho dependerá de lo que ocurra con la natalidad en los años siguientes a los trastornos de la pandemia, sea por razones de salud, económicas, sociales e incluso psicológicas.

En lo relacionado a pensiones, la natalidad es solo un factor que se suma a la expectativa de vida de la población, la formalidad del trabajo y los tipos de empleo, ligado esto a la incidencia de la automatización y otros elementos ligados a la tecnología, además de la sana administración de los regímenes de pensiones.

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