País Balance preliminar de la Cepal

Economías no avanzadas solo recuperarán los niveles prepandemia en el 2025

Disparidades y asimetrías afectan el crecimiento a corto plazo y la capacidad de sostener el crecimiento a mediano plazo, afirma.

Las disparidades y asimetrías entre grupos de países según son clasificados por su capacidad económica, harán que solo el grupo de las más grandes o “avanzadas” recupere, en el 2022, los niveles de crecimiento que tenían antes de la pandemia de Covid-19, mientras que el resto lo hará en el mediano plazo —el 2025—, “en una trayectoria de crecimiento muy inferior a la proyectada antes de la pandemia”.

Esta es una de las conclusiones principales del “Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe”, dado a conocer recientemente por la Conferencia Económica para América Latina (Cepal).

Estas disparidades y asimetrías van desde la capacidad económica de los países para comprar y aplicar las vacunas contra Covid-19 hasta la cantidad de recursos con que cuentan para poner en acción políticas contracíclicas, es decir, que frenen la caída del crecimiento económico y aceleren la recuperación.

Por ejemplo, según cifras del Fondo Monetario Internacional (FMI), mientras que las economías avanzadas anunciaron el uso de cerca de $14,9 billones en medidas de ese tipo para el período comprendido entre enero de 2020 y septiembre de 2021, las economías emergentes anunciaron el uso de tan solo unos $2,7 billones.

Esta capacidad dispar también está llevando a que los países emergentes y en desarrollo —entre ellos, los latinoamericanos— tuvieran que terminar más pronto con los subsidios por la pandemia y otras medidas de apoyo y estén “normalizando” la política monetaria más rápido que las economías más grandes.

Debido a las disparidades, se espera que la economía mundial como un todo pase de registrar un crecimiento promedio de 5,8% en el 2021 a un 4,9% en el 2022. Los principales mercados con los que comercia la región —los Estados Unidos y China— también registrarán tasas de crecimiento “sustancialmente menores” que las observadas en 2021, afirma la Cepal.

Para 2022, las economías desarrolladas crecerían un 4,2%; los Estados Unidos, un 3,9% y la zona del euro, un 4,6%. Las economías emergentes y en desarrollo, por su parte, aumentarían el suyo un 5,1%, nuevamente impulsadas por las economías emergentes y en desarrollo de Asia (6,4%), incluidas China (5,7%) y la India (7,9%).

Todavía de modo preliminar, la Cepal estima que, el año pasado, los Estados Unidos crecieron un 6,0%, la zona del euro, 5,2%, Japón, 2,4% y el Reino Unido, un 6,8%.

Como grupo, las economías desarrolladas habrían crecido un 5,2% en el 2021.

En cuanto a las economías emergentes y en desarrollo, ese año China habría crecido un 8,0% y la India, un 9,5%. Los países de Oriente Medio y el Norte de África —cuyo aumento fue del 4,1%— y África Subsahariana —3,7%— habrían tenido un menor crecimiento y como grupo habrían logrado un 6,4% .

El volumen de comercio mundial de bienes también aumentaría menos en 2022, pues sería de -4,7%, mientras que el año pasado fue 11%, según la Organización Mundial del Comercio (OMC).

En cuanto al mercado laboral, la Cepal prevé que no se recuperarán, en el 2022, los indicadores anteriores a la pandemia. La tasa de desocupación se ubicaría en torno al 9,7% para el 2021, es decir, en un nivel inferior al registrado en el 2020 (10,3%), pero superior al de 2019 (8,1%).

De hecho, durante el 2021 se recuperaron lentamente y muestran un importante rezago con respecto a la evolución del Producto Interno Bruto (PIB), regional.

“Un 30% de los empleos perdidos en 2020 no se recuperaron en 2021”, dice la Cepal, la cual, enfatiza en que esto ha acentuado la desigualdad entre hombres y mujeres.

“Se observa que las mujeres retornan en menor medida al mercado laboral y presentan mayores dificultades para encontrar empleo, lo que ha profundizado las brechas de género de la región. La tasa de participación de las mujeres en el tercer trimestre de 2021 fue del 49,7%, mientras que la de los hombres alcanzó un 71,5%, una cifra 2 puntos porcentuales por debajo de la del mismo período de 2019”, afirma.

Además, hace notar que en el 2021, se observa un incremento considerable del empleo informal. Esto ha redundado en aumentos significativos de la tasa de informalidad, lo que implica que el mayor número de personas ocupadas “está asociado a una menor calidad del empleo”.

ESTUDIO DEL FMI

Por otro lado, un reciente estudio realizado por el FMI para los casos de los Estados Unidos y el Reino Unido, dado a conocer el 19 de enero, profundizó en algunos problemas que está dejando la crisis causada por la pandemia de Covid-19 en los mercados laborales de estos países, pero algunos de los cuales, con variaciones y diferencias, también se presentan en Costa Rica y otras naciones.

Según este estudio, a dos años del inicio de la contracción económica por la pandemia, en las economías de EE.UU y el Reino Unido abundan los puestos de trabajo, pero las personas no se reincorporan suficientemente al mercado laboral debido a cuatro factores: los subsidios generosos aplicados a raíz de la emergencia, que influyen en el deseo de las personas de volver al trabajo; una falta de coincidencia entre los tipos de empleos accesibles y la voluntad de las personas de tomarlos; madres con infancia que abandonan la fuerza de trabajo debido a las restricciones que ocurren con el acceso a las escuelas y a los centros de cuido; y personas trabajadoras adultas mayores que se retiran definitivamente de la fuerza laboral.

En los casos de esas dos economías avanzadas, el estudio determinó que, de estos cuatros factores, los subsidios solo juegan un papel menor, pues la evidencia preliminar, que incluye el retiro de algunos de estos subsidios en los EE.UU, muestra que estos “solo tuvieron un efecto modesto y temporal en retrasar el retorno de la gente al trabajo”.

En cuanto al desencuentro entre oferta y demanda de empleos, encontró que los sectores de restaurantes, hoteles y entretenimiento, que requieren de interacciones personales, fueron los más golpeados, mientras que a los puestos “teletrabajables” les fue bastante mejor; otros, como los servicios de entrega a domicilio, vivieron un boom.

“Encontramos que el empleo perdido debido al desfase entre oferta y demanda durante la crisis ha sido modesto y, para nuestra sorpresa, ha sido menor que durante la Crisis Financiera Global. Estimamos que este desencuentro solo explica entre un 18% y un 11% de la brecha de empleo versus los niveles pre-Covid en los EE.UU y el Reino Unido, respectivamente”, dice.

En cuanto al tercer factor, es decir, el retiro de mujeres del mercado laboral -al que llama la “She-cession”, un juego de palabras para ilustrar la expulsión de las mujeres del mercado de trabajo o la recesión causada por su retiro-, lo considera la explicación más “potente”, aunque solo en los Estados Unidos, no así en el Reino Unido.

Lo anterior porque “los cierres prolongados de centros educativos y la escasez de servicios de cuido infantil ponen un peso extra sobre las madres de infantes y empuja a muchas a dejar la fuerza de trabajo”, dice.

“Estimamos que el exceso de la contracción del empleo de madres con niñez menor de 5 años comparada con la de otras mujeres es responsable del 16% del total de la brecha de empleo en los EE.UU., con respecto a los niveles pre-covid de octubre del 2020”, continúa el documento.

“Esa cifra bajó del 23% registrado a comienzos de setiembre, gracias, en parte, al retorno a las clases presenciales que se dio posteriormente”, agrega.

En cuanto al Reino Unido, el FMI afirma que allí no ocurre el mismo fenómeno, pues el empleo cayó menos para las mujeres que para los hombres.

“Una explicación potencial es que en el Reino Unido los centros de cuido infantil permanecieron abiertos a lo largo de la pandemia, lo cual facilitó que las madres con infancia continuaran trabajando”, añade.

En cuanto al peso que tendría el retiro definitivo de la fuerza de trabajo de las personas de mayor edad, el estudio encontró que, si bien en setiembre esto afectó al 35% de la fuerza de trabajo de 55 años y más en ambas economías, “no es claro el número de quienes se retiraron pero retornarán a la fuerza de trabajo”.

En conjunto, el desencuentro entre oferta y demanda de empleo, la expulsión o salida de las mujeres y de las personas adultas mayores del mercado laboral podrían significar el 70% de la brecha de empleo de los EE.UU. en comparación con los niveles pro-pandemia, afirma el estudio.

Pero, en cualquiera de los casos “las vacancias tanto en los EE.UU. como en el Reino Unido son más altas entre las ocupaciones de baja calificación y sus niveles se mantienen por debajo de los existentes antes del 2020”.

Añade que, si bien aún falta por ver cuánto durará este fenómeno y si se extenderá, podría configurar un posible cambio en las preferencias laborales, desatado por la pandemia.

En su conclusión, el estudio del FMI advierte que “si la tendencia más amplia de una abundancia de oferta de empleos, pero una escasez de oferta de personas trabajadoras continúa, esto puede tener consecuencias importantes para el crecimiento, la desigualdad y la inflación”.

“Una continuada recuperación mediocre del empleo en medio de una demanda sostenida por fuerza de trabajo podría comprimir el crecimiento económico y alimentar los costos salariales. Unos salarios más altos serían una buena noticia para las personas trabajadoras, pero podrían alimentar la inflación”, dice.

Por eso recomienda desarrollar programas “bien diseñados” de entrenamiento en habilidades “para reducir los riesgos del desfase y —particularmente en los EE.UU.— una expansión de las oportunidades de cuido infantil y de preescolares”.

Consultamos al economista Eduardo Lizano acerca del pronóstico de la Cepal para las economías de la región y la situación de Costa Rica, así como acerca de las similitud de algunos de los problemas que enfrenta el empleo en nuestro país, con los hallazgos del FMI para los Estados Unidos y el Reino Unido.

Con respecto a las proyecciones de la Cepal, Lizano resaltó que, independientemente del crecimiento proyectado por la Cepal para la región, la meta costarricense debería ser lograr un aumento sostenido del PIB de entre 5% y 6% durante tres décadas.

Por otro lado, con respecto al estudio del FMI, el economista mencionó el incremento “de forma considerable” de la informalidad en nuestro país, como uno de los principales problemas a abordar.

Además, el economista afirmó que tanto la Red de Cuido como el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA), deben jugar papeles claves para lograr los objetivos de un crecimiento que incremente los ingresos de las personas y de los hogares del país (ver el recuadro).


Economista Eduardo Lizano: “Costa Rica debe crecer 5% o 6% durante un periodo de 2 o 3 décadas”. (Foto: Katya Alvarado).

Economista Eduardo Lizano

“Uno de los elementos claves es la Red de Cuido”

 Basándose en datos del FMI, la Cepal afirma que las economías no avanzadas “permanecerán, a mediano plazo —hasta 2025—, en una trayectoria de crecimiento muy inferior a la proyectada antes de la pandemia”. ¿Piensa usted que la economía de Costa Rica se comportará según esta proyección?

—Me parece que el punto más importante consiste en tener claro que para mejorar los programas sociales del país no basta con alcanzar, en la pospandemia, la tasa de crecimiento que tuvo Costa Rica en los años antes de la pandemia.

El reto, desde el punto de vista de la tasa de crecimiento económico, consiste en alcanzar tasas de de 5% o 6% durante un periodo de dos o tres décadas a fin de poder pasar de un país de renta media a un país de renta alta, de acuerdo con el ránking de la OCDE.

 Una reciente investigación del FMI determinó que, en las economías de EE.UU. y el Reino Unido, a dos años del inicio de la contracción económica por la pandemia, abundan los puestos de trabajo, pero la fuerza de trabajo no se reincorpora suficientemente al mercado laboral debido a: los subsidios, que influyen en el deseo de las personas de volver al trabajo; una falta de coincidencia entre los tipos de empleos accesibles y la voluntad de las personas de tomarlos; madres con infancia que abandonan la fuerza de trabajo debido a las restricciones que ocurren con el acceso a las escuelas y a los centros de cuido; personas trabajadoras adultas mayores que se pensionan. Salvando las distancias con Costa Rica ¿en nuestro país está ocurriendo algo similar y si es así, puede esto aletargar la recuperación económica?

—En el caso de Costa Rica, una parte importante de la población que se retira del mercado laboral como consecuencia de la pandemia, pasa a la informalidad. Este tema ha hecho que la informalidad aumente de forma considerable en el país.

¿Qué importancia debería dar el próximo gobierno a remover los obstáculos para que las mujeres madres retornen o se incorporen por primera vez a la fuerza de trabajo?

—La importancia de este tema debe ser muy considerable. Uno de los elementos claves es la Red de Cuido. Este programa permite a las mujeres disponer de más tiempo para estudiar y abre la posibilidad de su incorporación al mercado laboral.

 ¿Y en cuanto al “desencaje” entre la oferta y la demanda de empleos?

—El INA podría desempeñar un papel importante para disminuir el “desencaje”. Para ello sería necesario establecer un programa de emergencia en dicha institución.


 

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