País Gobierno declara informes secretos de embajada en Brasilia

Un decreto opaco prolonga el ‘affair Brasil’

Controversia cumple ya tres semanas desde la sorpresiva protesta de la diplomacia tica contra Michel Temer en Naciones Unidas

Cuando se creía que ya la discusión se disipaba, otra sorpresa: un decreto del Presidente y el Canciller declara confidenciales doce informes que debió haber enviado a la Casa Amarilla la embajada de Costa Rica en Brasil.

Este es el último paso del “affair Brasil”, la polémica que ya cumplió tres semanas y que parece no ofrecer una salida para el gobierno de Luis Guillermo Solís y su canciller, Manuel González, a pesar de sus reiterados llamados para acabar la discusión política sobre el tema.

Tres semanas después de la inédita protesta contra el gobierno de Michel Temer en la sesión inaugural de la Asamblea General de Naciones Unidas, en Nueva York, el diario oficial La Gaceta hizo entrar en vigencia el decreto que declara “reserva” sobre 12 reportes que podrían complicar (más) las relaciones diplomáticas con Brasil, según la justificación dada por Solís y González.

El decreto se publicó este martes 11 de octubre, pero se había firmado el lunes 3, cuatro días después de una agitada comparecencia del canciller González en la Asamblea Legislativa.

En ella los diputados le pidieron mostrar los informes de la embajada en Brasil con la información que sustentaría el sorpresivo acto de protesta en Naciones Unidas, cuando Solís se levantó y se retiró del salón al anunciarse el discurso de Temer.

A Solís lo siguió la delegación de Ecuador y en paralelo lo hicieron también las representaciones de Cuba, Bolivia, Nicaragua y Venezuela.

Es responsabilidad de los embajadores enviar informes periódicos sobre acontecimientos de interés para su Cancillería. En este caso el jefe de la misión en Brasilia es Jairo Valverde Bermúdez, nombrado por el actual gobierno en enero de 2015.

Solís y González han insistido en que el acto del 20 de setiembre no se coordinó con los países del bloque del Alba, pero sí fue objeto de una conversación a lo interno de la delegación de Costa Rica previa a mandar a Brasil un mensaje de molestia por actos ocurridos después del impechment. El proceso constitucional mediante el cual sacaron del poder a la presidenta Dilma Rousseff y le abrió el espacio a Temer.

La protesta de Costa Rica molestó a la cancillería de Brasil y tensó las relaciones, como parece haber sido el objetivo, según el mensaje enviado por el ministro de Comunicación, Mauricio Herrera, a diputados oficialistas.

Este mensaje atizó las críticas de partidos opositores a principios de octubre.

El presidente Solís respondió, el pasado viernes 7 de octubre, con un video en el cual daba por agotado el debate y así parecía ocurrir en la Asamblea Legislativa, pues incluso los opositores descartaron este lunes 10 la posibilidad de promover una moción de censura contra el canciller y contra Herrera.

Aunque las consecuencias probables desde Brasilia aún son inciertas, la discusión política interna parecía agotada, a pesar del componente ideológico que los opositores señalaban por la coincidencia de Costa Rica con los países miembros del ALBA.

Parecía agotada, pero en este tema el guión ha tenido varios giros y añadidos. El más reciente de ellos ocurrió este martes cuando se publicó en La Gaceta la declaratoria de secreto para doce de los informes de la embajada tica en Brasil producidos al parecer entre enero y setiembre del 2016.

Este decreto (Nº 39944-RREE) se explica así: “no habrá acceso a esos documentos por parte de ninguna persona física o jurídica, nacional o extranjera y los destinatarios a quienes se dirigen o a quienes les fueron copiados dichos informes por parte del Embajador de Costa Rica ante la República Federativa del Brasil deberán guardar estricta confidencialidad en relación con los mismos”.

En el Congreso saltaron las críticas a la disposición de transparencia de Solís, que hizo de la frase “casa de cristal” un eslogan discursivo para su Gobierno. Los resultados, sin embargo, han sido discutibles y en casos como este, contradictorios, señalan sus críticos.

“Esto confirma la propensión del Gobierno a ocultar información pública”, dijo el legislador Rolando González, del Partido Liberación Nacional (PLN) y autor de dos recursos de amparo ante la Sala IV vinculados al “affair Brasil”.

El primero de los recursos, se interpuso contra el Canciller por negarle en el plenario el acceso a los informes. El segundo, se interpuso contra el presidente Solís por este decreto que según González “carece completamente de base constitucional”.

En el gobierno nadie defendió el decreto (al menos hasta el cierre de esta edición).

El ministro Herrera no interviene más en el caso. El ministro de Presidencia, Sergio Alfaro, remitió a la Cancillería. El canciller y el Presidente estaban en su primer día de actividades en una gira en Corea del Sur.

Solo se difundió una respuesta de la nueva directora jurídica de la Cancillería, Natalia Córdoba. Ella sostiene que fallos constitucionales y de la Procuraduría General de la República sustentan el decreto.

La Cancillería, sin embargo, sí entregó siete informes diplomáticos al diputado González, cuyo contenido en términos generales era información ya publicada en medios de comunicación.

UNIVERSIDAD recibió una copia de ellos. También se pidió a la Cancillería las copias de los envíos de tales informes, con registro de ingreso por correo electrónico en fecha y hora, pero hasta el momento las autoridades diplomáticas no han contestado esa petición.



Preguntas abiertas del caso Brasil

– Fue una protesta, un acto político con un mensaje claro, de molestia con actos del nuevo gobierno de Brasil, ha explicado el canciller González. Pero al mismo tiempo indican que decidieron mantener en el discurso de Temer la presencia de Juan Carlos Mendoza, el más alto cargo de la misión en Naciones Unidas, cuando lo usual en este tipo de protestas en Naciones Unidas es dejar al de menor rango. ¿Por qué dejar a Mendoza?

– Este acto no afectó el nexo bilateral en el “gigante” de Sudamérica y algunos sectores lo han sobredimensionado, argüía González, pero al mismo tiempo el canciller pidió a los diputados ser muy cautos con lo que dijeran durante la comparecencia porque Brasil estaría muy atento a lo que ahí se dijera. ¿En verdad sigue todo igual?

– Si las relaciones son normales (cosa que contradijo el propio embajador de Brasil en Costa Rica), entonces no se habría cumplido el aparente objetivo de “tensarlas”, así, intencionalmente, como lo escribió el ministro de Comunicación, Mauricio Herrera, en un chat de WhatsApp con diputados oficialistas. ¿Cuál puede ser el fin de tensar una relación bilateral?

– El canciller ha rechazado a toda costa pronunciar las razones concretas por las cuales protestó Costa Rica en Naciones Unidas, con el argumento de no deteriorar la relación, pero el presidente Solís sí las ha enumerado en tres ocasiones sin mayor problema. Han reiterado que la censura no es contra el impeachment, lo cual es una posición falta de contundencia, en criterio de la fracción de Frente Amplio, pues sus diputados insisten en calificar ese proceso legal como un “golpe de estado”. ¿Por qué si lo dice el canciller es problemático y si lo dice Solís no?

– El presidente Solís ha dicho que los actos preocupantes en Brasil son la opacidad, la represión policial contra manifestantes en las calles y la posibilidad de una amnistía en casos de corrupción que se ventilan en ese país. Actos similares o peores se han registrado también en otros países del continente contra los cuales Costa Rica no ha protestado. ¿Por qué sí con Brasil y no con otros?

– Tanto Solís como el canciller González han reiterado que la decisión se tomó de manera autónoma, sin coordinar nada con otros gobiernos que también protestaron contra Temer. El video de ese momento, sin embargo, muestra cómo la representación de Ecuador está atenta a los movimientos de Solís y se levanta apenas él lo hace. ¿Fue todo tan casual?

– El canciller González dijo en el plenario legislativo que no podría entregar los informes producidos en la embajada en Brasil con información sobre el complejo proceso político de los últimos meses. Argumentaba que tienen información sensible para el interés nacional. Después de que el diputado Rolando González presentó un recurso de amparo, la Cancillería envió siete de esos informes (cuyo contenido se ha conocido en general por medios de comunicación) el 5 de octubre, dos días después de que se clasificaron como secretos otros doce informes de ese tipo. ¿Con qué criterio unos informes sí y otros no?

– El proceso de impeachment contra Rousseff comenzó en diciembre de 2015 y, tras sacarla del poder, Michel Temer lo asumió el 31 de agosto de este año. Hubo protestas en distintos puntos de Brasil y acontecimientos publicados por la prensa mundial; Costa Rica en 20 días no planteó ninguna instancia, objeción o preocupación alguna por los acontecimientos políticos en Brasil, pero sí lo hizo en el máximo foro multilateral el 20 de setiembre. ¿Por qué pasar del silencio a la máxima notoriedad?

– Brasil, la potencia sudamericana con la cual Costa Rica tensó relaciones de manera sorpresiva, estaba en los planes del presidente Solís para convertirlo en socio estratégico de su gobierno, al menos cuando ahí la presidenta era Dilma Rousseff con el apoyo de su predecesor, Lula da Silva. ¿Sigue vigente el objetivo?



 

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