País Informe OIT y CCSS

Costa Rica reporta recuperación en aportes al seguro social, pero hay rezagos en los menores de 35 años

La mayoría de los grupos de edad mayores a los 35 años aumentaron en cantidad de personas trabajadoras aseguradas con respecto al 2019, pero aún hay cerca de 32 mil asegurados directos menos entre 15 y 34 años. Este comportamiento responde a una tendencia latinoamericana.

La Caja Costarricense del Seguro Social reporta una recuperación en la cantidad absoluta de trabajadores asegurados: en 2020 reportó alrededor de 53 mil trabajadores asegurados directos menos, con respecto al año anterior, pero este año hay 19 mil trabajadores más a los reportados en 2019.

En 2020 la caída de cotizantes por el impacto de la pandemia fue de un 7,3% en Latinoamérica, y la recuperación ha sido heterogénea. El impacto se reflejó en un retroceso cercano a los siete años en materia de ocupados y cotizados a nivel regional.

Costa Rica también se vio impactada, pero, al tener una mayor solidez en el sistema de protección social con respecto a Centroamérica, pudo absorber mejor el golpe, explicó Fabio Durán, especialista regional en seguridad social de la Organización Internacional del Trabajo (OIT),  y esta recuperación responde a una tendencia que varios países han reflejado en sus estadísticas.

“Hay indicios de una recuperación en la parte contributiva; en algunos países se comienzan a recuperar los niveles de cobertura previos a los existentes antes de la crisis, vinculados a la recuperación económica y a la vacunación” agregó Durán.

Sin embargo, entre los datos de la Caja se mantienen rezagados los adultos jóvenes: mientras que la mayoría de los grupos de edad que los supera no solo se recuperaron, sino que aumentaron la cantidad de personas trabajadoras aseguradas, los menores de 35 aún registran 32 mil asegurados menos con respecto a los niveles prepandémicos.

El impacto de la pandemia en la cantidad de ocupados y cotizantes fue mayor en los menores de 30 a nivel latinoamericano. En 2020 la cantidad de ocupados de ese grupo de edad disminuyó un 12,1% y un 14,4% entre los cotizantes, en comparación con la población de 45-59 años que disminuyó 4,4% en ocupados y 2,3% en cotizantes, indicó la OIT en el informe Panorama de la protección social en América Latina y el Caribe: Avances y retrocesos ante la pandemia liberado el pasado octubre.

El matemático actuarial, Rodrigo Arias, dijo que hay que interpretar los datos tomando en cuenta que la información reportada por la institución podría no contemplar los atrasos en los pagos y que los trabajadores no puedan gozar plenamente el sistema de protección social si tienen tres meses de morosidad.

La hipótesis de Arias es que “muchos de los desempleados pueden seguir como voluntarios. Entonces, tal vez a la edad cercana a la pensión mucha gente sigue cotizando, aunque este desempleada para tener derecho a la pensión, más si ya tienen cierta antigüedad”.

Entre 2012 y 2019 hubo una evolución dispar a nivel regional. Según datos recopilados por la OIT en ese periodo los cotizantes mayores de 60 años aumentaron 56%, las personas entre 45 y 59 años aumentaron un 26%, entre 30 y 44 años aumentó 15%, mientras que los cotizantes de 29 años o menos disminuyeron un 4%. Por esta razón, los niveles de cobertura por tramo de edad se presentan en forma de “U invertida” favoreciendo a los grupos de mediana edad.

Tendencias en América Latina

Latinoamérica ha registrado un aumento sostenido de la cobertura de la protección social de los trabajadores. Entre 2012 y 2019 se registraron 14 millones de cotizantes nuevos, un aumento del 14%, y para el 2019 el 46% de la población ocupada cotizaba.

Esta mejora se vio gravemente afectada con la llegada de la pandemia y países, como Colombia y Perú, que habían aumentado considerablemente la cantidad de cotizantes experimentaron pérdidas del acumulado de cotizantes de hasta ocho años previos a la pandemia en los niveles de cobertura.

Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica y Uruguay tienen un desarrollo más consolidado del sistema de seguridad social contributivo y tuvieron impactos menores. Lo que marca la diferencia en este grupo es que experimentaron el aumento en la cobertura antes, en el periodo 2000-2015.

“Costa Rica también es parte de estos países que experimentaron una cobertura, un aumento en la cobertura bastante fuerte en estos primeros 15 años. Luego de 2016 a 2019 hay un estancamiento que está vinculado con la caída en los precios en la demanda de commodities” explicó el especialista en seguridad social de la OIT, Fabio Durán.

Esto también se reflejó en la cantidad de medidas tomadas por los países centroamericanos. Datos compilados en el Monitor de Protección Social de la OIT contó 28 políticas públicas que en Costa Rica paliaron el impacto de la pandemia, de las cuales 18 medidas fueron tomadas durante la pandemia. El país que le sigue es Guatemala con 15 medidas; 12 tomadas durante la pandemia.

Otras tendencias latinoamericanas en la cantidad de ocupados y cotizantes fueron una mayor destrucción de empleos informales y un mayor impacto negativo en mujeres, jóvenes y trabajadores independientes de ingresos bajos.

Costa Rica, en particular, perdió una cantidad importante de mujeres cotizantes en el 2020, destaca el informe de la OIT, a niveles inferiores a los de 2012.

Este indicador refleja las desventajas que las mujeres tienen en términos de inserción laboral, que al mismo tiempo las pone en desventaja en épocas de crisis, pero, así como se contrajo más rápido, se esperaría que se pueda recuperar más rápido, porque la demanda es más elástica en el caso de las mujeres, indicó Durán.

Aunque la crisis económica a raíz de la pandemia afectó de forma generalizada, datos de la OIT indican una mayor destrucción de los trabajos informales que dependen en gran medida de la movilización. (Foto: Miriet Ábrego).

Especialista regional de la OIT: Costa Rica podría enfrentar mejor futuras crisis económicas si implementa fondos de desempleo

La economía puede mejorar, pero sin política pública que la acompañe no mejorará la protección social de los trabajadores, aseguró el especialista en seguridad social, Fabio Durán.

La solidez del sistema de protección social de Costa Rica le permitió dar una mejor respuesta a la pandemia en comparación con el resto de los países Centroamericanos, pero la falta de fondos de desempleo es una debilidad que sigue compartiendo con la región, y si el país la subsana podría enfrentar mejor futuras pandemias y crisis económicas, aseguró Fabio Durán, especialista en seguridad social de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

El principal aprendizaje de la pandemia, agregó, es que no se puede seguir llamando gasto a la protección social, sino inversión, porque en épocas de crisis económica rinde frutos: “Ya lo habíamos vivido en la crisis financiera de 2008”.

Este Semanario conversó con Durán sobre la protección social antes de la pandemia, el impacto que percibió en 2020 y la recuperación que están mostrando algunos países de la región.

¿De qué depende la cobertura social de un país?

—Este logro está condicionado a cómo se mueve la economía en un país. Si la economía no se está moviendo bien, pues uno no puede esperar que en la afiliación a los sistemas de seguridad social vaya a ser muy diferente. La economía crece y jala hacia arriba la formalidad, pero no necesariamente, porque esto tiene que ser acompañado de políticas. Hay países en los que crece la economía, pero la protección social no. No obstante, en países como Argentina, Brasil y México, donde hubo crecimiento económico, expansión y también hubo políticas hacia la formalización, se presenta un aumento de la cobertura. Entonces esto crea un escenario adecuado para la mejora en general de los índices de protección social.

¿Qué debería mejorar  de la respuesta de Costa Rica?

—Uno de los problemas en algunos países, como en Costa Rica, es que no hay fondo de desempleo. Existe el fondo de capitalización laboral, pero está basado en cuentas individuales, entonces no hay fondos acumulados en los sistemas de desempleo. Y eso de alguna manera limitó las posibilidades de la institución como la Caja para dar una mejor respuesta. En Francia, por ejemplo, es impresionante cómo el Estado francés, a través de los fondos de desempleo, mantuvo a la gente encerrada en las casas por meses pagándole la mitad del salario del fondo de desempleo y la empresa pagando la otra mitad del salario. Entonces, claro, ahí la afectación económica fue mucho menor porque tenía esa capacidad de fondo de desempleo para lidiar con la crisis.

Esta es una de las debilidades que nosotros vemos en general en Centroamérica; que los países no tienen verdaderos sistemas de seguro de desempleo, tienen medidas para el desempleo como el fondo de capitalización laboral. Vos ponés plata en una cuenta individual, y si vas a quedar desempleado, vas sacando una platita, pero no son verdaderos fondos que tengan esa capacidad económica grande para responder de una manera más pesada.

En general, también uno puede extraer esta experiencia para decir que lo que nos dice la evidencia es que los países que ya tenían cosas implementadas y programas en el curso les quedaron más fácil, porque era como aprovechar, por ejemplo, en el caso de Costa Rica, a la Caja. La respuesta de la Caja en términos de salud fue impresionante, pero esto no es la situación en todos los países. No todos los países tienen la suerte de tener una institución como la Caja. Eso lo resaltaría como positivo de la respuesta de Costa Rica.

Entonces hay que ver el tema de protección social con la crisis de la COVID-19. Yo diría que con dos ojos. Con un ojo ver la contracción de la parte contributiva, ser los cotizantes a la Caja y, con el otro ojo, ver la respuesta del país que ha sido en el caso de Costa Rica una respuesta bastante importante. Por ejemplo, con el bono proteger, en el que Costa Rica no ha sido la excepción. En cuatro meses ya los países estaban respondiendo con beneficios nuevos, prestaciones nuevas, transfiriendo fondos de programas de desempleo en Costa Rica.

Los datos de la OIT también muestran que el impacto fue desigual ¿Cuáles fueron las poblaciones más impactadas a nivel regional?

—En la parte contributiva en general los grupos más afectados son, yo diría, los trabajadores por cuenta propia. Estos son los grupos que son directamente golpeados. También se puede ver en afiliación. La contracción de las mujeres, en el caso de Costa Rica, por ejemplo, uno ve una contracción de la cobertura importante y también la pérdida de empleo se va hacia los sectores más vulnerables como los trabajadores independientes de bajo ingreso. Porque no todo el trabajo independiente afecta de igual manera. En la parte asalariada, cuando hablamos de pequeñas y microempresas también han sido las más golpeadas. Yo diría que podemos resumir estos tres grupos más vulnerables en general.

Eso en la parte contributiva…

—En la parte no contributiva hay una expansión. La pandemia generó un conjunto de respuestas dinámicas a nivel mundial no solamente en la región, esto en la OIT lo tenemos bien documentado. Ha sido una respuesta masiva a nivel mundial de todos los sistemas de protección y seguridad social en el mundo, y Latinoamérica no es la excepción.

Entonces, lo que vimos que hace Costa Rica, tal vez en pequeña escala, porque es un país pequeño, lo vimos en países como China, India, Brasil, Argentina, Colombia, México, etc. Respuesta de programas que fueron creados inmediatamente para atender la pandemia, registros que se crearon de población, de beneficiarios, que se crearon muy rápidamente. En algunos países ya había registros. Estos registros se expandieron, se detectaron, etcétera.

Evidentemente que toda la gente en empleos informales fue mucho más golpeada por la crisis  que la gente que está registrada en la Caja. Uno podría decir que hay un efecto de pérdida de empleos formales, pero hay un efecto mucho más fuerte; pérdida de empleos informales y, sobre todo, cuando estamos hablando de limitaciones para la movilización, salir a la calle, hacer cosas, vender, negociar, circulación; esas cosas. Ahí hay una afectación muy importante, mucho más importante. Eso hay que plantearlo así.

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