El congestionamiento vial le costaría a Costa Rica hasta un 3,8% del PIB cada año, por causa la pérdida de productividad de los trabajadores que deben desplazarse de su cantón de residencia a otro para laborar.
Así lo indican datos del último informe del Estado de la Nación, publicado el pasado 13 de noviembre, el cual señala que el problema del transporte le cuesta al país una alta suma de dinero cada año.
De acuerdo con los datos del informe, en 11 cantones de la Gran Área Metropolitana el impacto económico del congestionamientos es particularmente alto, ya que, para los los trabajadores que deben desplazarse de un cantón a otro, las presas cuestan más de $3 mil (¢1,8 millones) al año.
El cantón donde los trabajadores se ven más afectados por el tráfico es Barva, en Heredia. En este cantón, la cantidad de dinero perdido en congestionamientos alcanza los $5 mil cada año.
En la lista de cantones donde los trabajadores pierden más dinero en congestionamientos se encuentran Vásquez de Coronado, Moravia, San Pablo, San Isidro, Aserrí, La Unión y Montes de Oca. De los cinco primeros, tres de ellos se sitúan en la provincia de Heredia.
En promedio, según datos del informe, quienes se desplazan al trabajo deber pasar una hora y 18 minutos de presa en la tarde-noche y una hora y 12 minutos en la mañana.
Además, los trabajadores de estos cantones se ven particularmente afectados por la relativamente baja generación de empleo en su zona de residencia. Debido a esto, el tiempo invertido en congestionamiento implica pérdida de productividad.
Por otro lado, los cantones donde los trabajadores pierden menos dinero en los congestionamientos son los que tienen alta generación de empleo. Entre ellos están San José, Cartago, Santa Ana, Escazú y Alajuela.
Según aclaró Leonardo Merino, coordinador del capítulo ambiental del informe, esta suma no toma en cuenta el costo directo del traslado (gasolina, desgaste del vehículo, etc.), sino que toma solo el costo del retraso. Esto implica que, en realidad, las presas podrían tener un costo aún más alto, por el dinero invertido en gasolina o transporte público.
“Esto se hizo con un ejercicio muy detallado del perfil profesional y laboral de cada cantón para sacar promedios. Se tomó también el tiempo de retraso que genera la presa. Es decir, no es lo que le cuesta moverse a la persona sino lo que le cuesta el tiempo de retraso”, aseguró el investigador a UNIVERSIDAD.
Otra encuesta realizada por la Escuela de Estadística de la Universidad de Costa Rica (UCR) en el 2016 encontró que el tiempo de transporte en carretera aumentó 9 minutos en tan solo un año. Un viaje promedio pasó de durar 34 minutos en el 2015 a 43 minutos en el 2016.
Falta de planificación
De acuerdo con Merino, la principal razón para el enorme congestionamiento vial es que nunca existió un planeamiento del espacio urbano, algo que ahora el país arrastra en su desarrollo de infraestructura.
“(Había que) pensar en un diseño de ciudad. Si hubiéramos predecido que nos interesa una ciudad compacta, conectada, donde sea fácil moverse, donde la gente utilice el espacio de una manera eficiente, esto permite reservar terreno pensando a largo plazo”, señaló Merino.
De acuerdo con el investigador, esto es algo que se puede ver hoy en el desarrollo inmobiliario de la ciudad, ya que la falta de planificación también tuvo un impacto en este rubro.
“Sobre la marcha lo que pasó es que el mercado inmobiliario respondió a lo que la infraestructura pública le iba dando. Se creó la Ruta 27, la Ruta 1, la Ruta 32, etc. Sobre estas carreteras, que fueron pegando zonas que estaban divididas, se fue creando un tipo de crecimiento”, explicó el investigador.
Otro factor a tomar en cuenta es que la cantidad de carros ha crecido enormemente en los últimos años. De acuerdo con datos del Estado de la Nación del 2015, la cantidad de vehículos desde el año 2000 al 2015 se duplicó.
Esto significa que la cantidad de vehículos está creciendo dos veces más rápido de lo que crece la población. Actualmente, Costa Rica es el tercer país de América Latina con más automóviles por habitante después de Argentina y México.
Además, estos son responsables del 54% de las emisiones de gases de efecto invernadero del país, según datos del informe. De estas emisiones, casi la mitad provienen de carros individuales.
¿Cómo lograr un cambio?
El informe además propone una serie de medidas que ayudarían a descongestionar el sistema de transporte urbano.
En primera instancia, asegura que es necesario deshacer los nudos de gobernanza en el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT). “El MOPT fue un súper ministerio en sus inicios, pero desde los años noventa desapareció en la sombra de un grupo de consejos desconcentrados (como Cosevi, Conavi y CTP)”, explicó Merino.
De acuerdo con el informe, también sería necesario transformar el sistema de transporte público por uno eficiente e interconectado entre varios medios.
Por ejemplo, de acuerdo con las estimaciones del informe, implementar la sectorización de autobuses bajaría el tiempo promedio de los viajes de 55 minutos a 35 minutos. Esto además tendría el potencial de reducir 506 toneladas de emisiones al año.
La culminación del Tren Rápido de Pasajeros, el cual ahorita se encuentra en etapa de factibilidad y cuya primera fase se espera tener lista para el 2022, disminuiría en un 13% las emisiones del país. Además, pasaría de llevar a 16 mil pasajeros a unos 250 mil.
Incentivar el uso de la bicicleta y otros transportes no motorizados también tendría impactos positivos. El informe estima que esta medida podría ahorrar hasta $67 millones al año por costos de operación relacionadas con el transporte. Además, reduciría hasta 65 mil toneladas de carbono equivalente de las emisiones del país.
Mayor involucramiento
De acuerdo con Merino, hay algunas razones para esperar que estos avances se puedan comenzar a realizar. Por ejemplo, a diferencia de épocas pasadas, ahora hay varios grupos de sociedad civil involucrados en la mejora del sistema de transporte.
“En la sociedad civil, donde por muchos años quizá no era fácil percibir a la gente en este tema, hay ahora un grupo de organizaciones metidas”, explicó Merino.
El informe identifica 23 organizaciones orientadas al incentivo de la bicicleta, por ejemplo, y 22 orientadas al ordenamiento territorial y un mejor uso del espacio urbano.
Además, según mostraron los datos, hay un mayor interés de las personas por generar una transición hacia un sistema de transporte más sostenible y eficiente. Por ejemplo, un 85% de la población aseguró estar dispuesto a escoger un vehículo menos contaminante.
“Con base en una encuesta que hicimos el año pasado, en la gente hay disposición, solamente que se encuentran una mayor dificultad”, aseguró el investigador.