No llegan a la escuela con hambre de aprender, sino con otra, la causada por la falta de alimento, la que provoca un dolor agudo en el estómago y en el alma. Con esa hambre nos encontramos a Kayel Casanova, un niño de siete años y estudiante de la Escuela de Lomas del Río en Pavas, San José, quien durante todos los días de las vacaciones de medio período asistió con su madre de 23 años y su hermana de un año, Samantha, al comedor de su escuela en donde recibió un plato de comida.
Los miembros de esta familia son vecinos de una comunidad en Lomas del Río, Pavas, y asistieron diariamente junto a otras 150 personas de escasos recursos, a este comedor estudiantil. Allí lograron mantenerse alimentados durante las vacaciones.
Se trata del programa “Apertura de Comedores en vacaciones de medio período”, que brinda el Ministerio de Educación Pública (MEP) en 538 centros educativos ubicados alrededor de todo el país.
El proyecto nació en diciembre del 2015 tras un diagnóstico hecho por el MEP.
Dicho estudio reveló que, en muchas comunidades del país, la población en condición de pobreza tiene dificultades para asegurarse una alimentación adecuada y completa (cinco comidas diarias) y que esta precariedad interfiere en el proceso de aprendizaje.
Con una gran sonrisa, y el agradecimiento reflejado en sus ojos, después de “atiborrarse” un plato de arroz con pollo acompañado de frijoles, ensalada y fresco de tamarindo, Kayel agradece a las cocineras de su escuela por la comida “tan rica” que le suministraron durante las vacaciones.
En la casa de Kayel la situación económica es muy difícil, pues solo cuentan con ₡30.000 por quincena para sobrevivir, por lo que este programa representa una gran ayuda para mantenerse con una alimentación básica y según sus palabras es “una gran bendición de Dios”, ya que además de brindarle almuerzo a él, también le ofrece sustento a su hermana de un año y a su madre, quien no puede trabajar por cuidar a la bebé.
Parecido es el caso de la familia de Katya López, vecina del precario Lomas 2 en Pavas, quien también asistió durante todas las vacaciones junto a sus seis hijos Francinny, de 17 años; Johel, de 15 años; Abigaíl, de 13 años; Christopher, de 12 años; Stacy, de 10 años; y Sofía, de 2 años .
Para Katya, esta iniciativa del MEP se ha convertido en una gran ayuda para su numerosa familia, pues en su hogar, el único que trabaja es su esposo y apenas cuentan con un presupuesto de ₡60.000 al mes, que solo les permite hacer una comida al día.
De acuerdo con la directora de este comedor escolar, Jeannette Morales, “el 100% de los niños que asiste al comedor no lo hace con la intención de pasear, sino porque padecen de una necesidad básica que es la de alimentarse”.
Si el MEP logra cubrir esta necesidad, quizás John Mathías, de cinco años y vecino de Ranchos de Bribrí, Pavas, llegue junto a sus tres hermanos a terminar la escuela y pueda cumplir su anhelo: “Yo quiero trabajar en el ICE para arreglar cables”.
A menos de 2 kilómetros de distancia encontramos la Escuela Rincón Grande de Pavas, donde se ubica otro de los comedores escolares auspiciados por el MEP y que recibe a más de 300 “comensales” por día. Allí encontramos a Angie Belríos con ocho meses de embarazo, almorzando junto a sus dos hijas, Aslynn y Britanny, de 11 y 8 años, respectivamente.
Angie, de 28 años, visitó el comedor junto con sus hijas durante todas las vacaciones pues en su hogar, ubicado en el precario Finca San Juan, “el dinero no alcanza”, pues el único ingreso lo suministra el padre de las niñas, quien labora en obras de construcción.
De acuerdo con la directora del centro educativo, Francisca West, esta comunidad de Pavas es “realmente pobre” y en la mayoría de los hogares se vive en condiciones precarias, por lo que la recepción de las familias ha sido bastante buena, y tanto niños como padres de familia se encuentran agradecidos con el programa del Ministerio.
Durante todo el período de vacaciones de medio año, los menores degustaron de un menú equilibrado y distinto cada día preparado por la División de Alimentación y Nutrición del Escolar y del Adolescente (Danea) donde nunca faltaron el arroz y los frijoles.
Según la directora de los Programas de Equidad del MEP, Rosa Adolio, el presupuesto del programa “Apertura de Comedores en vacaciones de medio período” asciende los ₡300 millones y cada almuerzo tiene un costo aproximado de ₡738 en primaria y ₡901 en secundaria.
El proyecto propició, además, la contratación de 490 cocineras que trabajan en los comedores estudiantiles.
Adolio, señaló también que durante el lapso de vacaciones comprendido del 4 al 12 de julio de este año, el MEP solamente abrió los centros educativos que concentran mayor cantidad de población en situación de pobreza.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC), el distrito de Pavas es el más poblado del país.
Datos del Ministerio de Planificación (Mideplan) revelan que el Índice de Desarrollo Social (IDS) 2013 del distrito de Pavas corresponde a 72,1% (de un valor máximo de 100).
Al cierre de esta edición, el MEP aún desconocía cuál fue el número total de personas que se beneficiaron con el proyecto. Sin embargo, Adolio indicó que se prevé que unas 85 mil personas hayan asistido a estos centros educativos.
La directora del programa hizo hincapié en que el proyecto es cada vez más exitoso y que “las comunidades ya saben con anterioridad cuáles centros van a abrir y se van apropiando paulatinamente de este programa”.
Los comedores continuarán abiertos también durante el periodo de vacaciones de fin de año.
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“El 100% de los niños que asiste al comedor no lo hace con la intención de pasear, sino porque padecen de una necesidad básica que es la de alimentarse”
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