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Cicatrices de la pandemia en educación podrían ser permanentes, advierte CEPAL

De acuerdo con el más reciente informe de CEPAL una tercera parte de la región se mantiene en condiciones de pobreza y aún no logra recuperarse de la pandemia

La cascada de shocks externos, la desaceleración del crecimiento económico, la débil recuperación del empleo y la inflación al alza son una traza de la pandemia por COVID-19, que han venido a profundizar y prolongar la crisis social en América Latina, dejando un golpe profundo en las trayectorias educativas de las personas jóvenes.

De acuerdo con las más recientes estimaciones del informe Panorama Social 2022 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) una de las secuelas más críticas de la pandemia es el impacto silencioso en la educación, que estuvo marcado por la larga interrupción de las clases presenciales, aumentando las desigualdades educativas, que ya de previo existían en acceso y calidad.

Alertó la CEPAL que, de no tomarse acciones inmediatas, está latente el riesgo de que las cicatrices sean permanentes en las trayectorias educativas y laborales de generaciones más jóvenes.

“Las estimaciones de pérdidas de aprendizaje en el Caribe y en América Latina, nos muestran que el porcentaje de jóvenes de 18 a 24 años que no estudia ni trabaja de forma remunerada aumentó de 22,3% en 2019 a 28,7% en 2020, afectando especialmente a las mujeres jóvenes, 36% de ellas se encontraba en esta situación, comparado con un 22% de los hombres”, indicó José Manuel Salazar-Xirinachs, Secretario Ejecutivo de la CEPAL.

A pesar de que en las últimas décadas se venía dando crecimiento en el acceso e inclusión educativa en todos los niveles de educación, desde la primera infancia a la educación superior, los países de la región arrastraban fuertes brechas de igualdad y calidad de la educación previo a la crisis provocada por la pandemia.

El informe indicó que un total de 201 millones de personas en América Latina se encontrarían en situación de pobreza a finales del 2022, lo que equivale a un 32,1%, mientras que unos 82 millones (13,1%) está en pobreza extrema.

Esto evidencia que 15 millones de personas adicionales estarán en la pobreza con respecto a la situación previa a la pandemia y que el número de personas en pobreza extrema será 12 millones más alto que el registrado en 2019.

“Después de un fuerte crecimiento de la pobreza y un leve aumento de la desigualdad de ingresos en 2020, a consecuencia de la pandemia por COVID-19, el 2021 dio cuenta de una reducción de las tasas de pobreza extrema y pobreza y un crecimiento de los estratos de ingresos medios, que no fue suficiente para revertir completamente los efectos negativos de la pandemia”, explicó Salazar-Xirinachs.

 

 

 

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