Para sacar a la región de Latinoamérica de la profunda crisis que vive desde hace una década, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) advirtió que es necesario impulsar reformas a los modelos de desarrollo existentes, pero éstos ya no pueden ser graduales, ni tímidos, se requiere de reformas profundas y audaces.
Para ello, la CEPAL propuso diez áreas de acción prioritarias enfocadas en políticas que permitan transformar el modelo de desarrollo, e identifica posibles sectores que serían los impulsores de un crecimiento sostenible e inclusivo. Esta iniciativa está plasmada en un documento denominado Hacia la transformación del modelo de desarrollo en América Latina y el Caribe: producción, inclusión y sostenibilidad.
“Es en este contexto que los países de la región deben adoptar políticas que les permitan dinamizar el crecimiento sostenible, atenuar las presiones inflacionarias, generar empleo de calidad, y mitigar los costos sociales junto con reducir la pobreza y desigualdad. Todo esto plantea serios retos para los sistemas políticos y de gobernanza y para las capacidades técnicas, operativas y políticas de las instituciones públicas”, dijo José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de CEPAL.
Los principales cambios que plantea el organismo tienen que ver con políticas macroeconómicas, frente a los altos niveles de inflación producto de conflictos internacionales y el precio del petróleo; para ello, plantea que ajustes al alza de las políticas monetarias, velando por la estabilidad de los precios, el tipo de cambio, dinamizar la inversión pública y privada
Además, los ajustes deben pasar por acciones enfocadas en fomentar la productividad y el desarrollo productivo, donde definitivamente los países tienen la posibilidad de avanzar con mayor fuerza, así como fortalecer la cooperación entre los bancos de desarrollo.
El informe de CEPAL es enfático en que es urgente avanzar hacia sociedades menos desiguales y en transición justa hacia la sostenibilidad, con el fortalecimiento de los sistemas universales, integrales, sostenibles y resilientes de protección social; la inclusión laboral y reducir el rezago educativo.
Las políticas sociales son un eje para avanzar hacia Estados de bienestar, y ese precisamente es un tema en el que los países se han quedado rezagados; y si se quiere avanzar en un modelo distinto será necesario garantizar los derechos de las personas en vulnerabilidad, como adultos mayores, migrantes, pueblos indígenas y afrodescendientes.
También examina otras temáticas, como la economía circular, la economía del cuidado y la transformación digital, y presenta un conjunto de recomendaciones de política para el desarrollo sostenible en el nuevo panorama internacional y regional.
En la región, la combinación de factores externos e internos ha reducido la capacidad de crecimiento económico y de generación de empleos de calidad, dificultando la lucha contra la pobreza, mientras que las estructuras económicas y sociales se han debilitado.
“Es en este contexto que los países de la región deben adoptar políticas que les permitan dinamizar el crecimiento sostenible, atenuar las presiones inflacionarias, generar empleo de calidad, y mitigar los costos sociales junto con reducir la pobreza y desigualdad. Todo esto plantea serios retos para los sistemas políticos y de gobernanza y para las capacidades técnicas, operativas y políticas de las instituciones públicas”, señala el documento.
Como parte de las propuesta, el organismo de Naciones Unidas sostuvo que hay una serie de sectores impulsores que pueden dinamizar la transformación productiva y estructural, así como la inversión y la creación de empleos, específicamente ese refirió a energía (transición energética), electromovilidad, economía circular, bioeconomía, industria manufacturera de la salud, transformación digital, economía del cuidado, turismo sostenible, y micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) y economía social y solidaria.
