El Centro de Educación Especial de Turrialba no abrió sus puertas este jueves debido a la contaminación del agua que existe en varias comunidades del cantón.
Así lo confirmó su directora, Tatiana Sánchez, quien agregó que la medida fue tomada por las autoridades para así salvaguardar la salud de los estudiantes.
“Esta es una medida donde las autoridades ministeriales de Educación y Salud destacan la gravedad del asunto de la contaminación que tenemos y ellos deciden, para salvaguardar la integridad física de nuestra población, posponer en dos días (el inicio de lecciones) para que no haya afectación en nuestra población que es vulnerable”, indicó Sánchez.
“(…) Yo lo veo oportuno porque estamos salvaguardando (a los estudiantes). Aquí estamos todo el personal trabajando y haciendo toda la planificación para si Dios lo permite dar inicio al curso lectivo el próximo lunes”, agregó.
Este centro educativo atiende a 335 personas entre los 0 meses y 22 años de edad, con discapacidad intelectual, múltiple, y problemas emocionales y de conducta.
Esta población es atendida por 82 personas entre personal docente y administrativo.
“Hoy la directora regional está esperando resultados (de las muestras de agua). Ella está en contacto conmigo para darme luz verde de que el agua va a venir potable. De igual manera, si estos resultados fueran negativos, tenemos tiempo de acá al lunes para tomar medidas internas y recibir a nuestra población”, mencionó, Sánchez.
A las afueras del inmueble, incluso un equipo de UNIVERSIDAD pudo constatar a las tanquetas de la Municipalidad repartiendo agua a la institución y al barrio Clorito Picado del cantón de Turrialba.
Óscar Díaz, vecino de esa comunidad, salió de su casa, cuando escuchó pasar al camión de la municipalidad.
“Hemos estado fatal porque es un líquido muy indispensable para el ser humano. Yo no creí que nos fuera a pasar esto acá en Turrialba”, mencionó.
A Diaz se sumó Gerlany Céspedes, quien destacó su preocupación por esta problemática que afecta a miles de personas en Turrialba.
“Muy preocupante. (…) Más para los chiquitos que hoy entraron a la escuela. Tengo una nieta de 7 años que hoy entró a la escuela y tenía que llevar su botellita. Ellos no miden las consecuencias”, mencionó Céspedes, refiriéndose a que los menores en cualquier momento podrían tomar agua contaminada del tubo.
