País

Brote de moscas hematófagas genera emergencia sanitaria

Decreto reconoce crecimiento geográfico en la incidencia de mosca que se prolifera principalmente a partir de la producción piñera y que es perjudicial para ganado

La proliferación de la llamada “mosca de la piña” ha llevado al Poder Ejecutivo a emitir, por vía decreto, una emergencia sanitaria al menos por un año en diez de los 81 cantones del país.

La mosca Stomoxys calcitrans -también conocida como mosca peletera, hematófaga o de establo- afecta de manera particularmente negativa al ganado y el Decreto N° 39902-MAG -publicado en La Gaceta el pasado 5 de octubre- apunta que evaluaciones realizadas por el Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa) han hallado cien o más moscas por animal en conteos de cinco minutos.

Esa situación es grave pues el mismo decreto apunta que el umbral de afectación es de 25 moscas por animal en esos conteos, “a partir del cual provocan intranquilidad y pérdida de peso, cercano a un kilogramo diario y en bovinos de leche la producción se reduce hasta en un 50%”.

No solo la proliferación en la cantidad de moscas por animal es causa de la declaratoria de emergencia, sino la amplitud geográfica de la incidencia del insecto, así como la mayor diversidad de desechos de la industria agrícola a partir de los cuales la mosca prospera y se reproduce.

La declaratoria de emergencia abarca los cantones de Los Chiles, San Carlos y Grecia, en Alajuela; Sarapiquí, en Heredia; Pococí, Guácimo y Siquirres, en Limón; y Dota, Tarrazú y León Cortés -la llamada región de Los Santos- de la provincia de San José.

De manera muy específica apunta que desde junio el sector ganadero enfrenta “al menos tres episodios de brotes incontrolados” de la mosca en Los Chiles, dos de los cuales se originaron en “rastrojos de piña no tratados en terrenos en preparación para dicho cultivo”, los cuales afectaron al menos a 50 ganaderías con más de 2.000 cabezas de ganado.

El tercer caso -también en Los Chiles- se dio en el sector de Montealegre del Amparo y se originó en rastrojos de árboles de cítricos. Se trata de un brote considerado de alta magnitud pues se detectaron más de 50 moscas por pata del animal en unas 13 ganaderías con una población aproximada de 1.325
cabezas de ganado.

La declaratoria de emergencia añade que entre abril y junio en la zona Los Santos se detectaron brotes de la plaga en broza de café “fresca y descompuesta”. Además, desde el año pasado se detectó igualmente la plaga en rastrojos de palma aceitera “con muy alta afectación en Ciudad Neily y Coto 47 en el Cantón de Corredores de la Región Sur del país”.

La mosca Stomoxys calcitrans se alimenta de la sangre del ganado y utiliza desechos orgánicos como el rastrojo de la piña para reproducirse.

COMBATE A LA PLAGA

Diego Obando, director ejecutivo de la Corporación Ganadera (Corfoga) expresó que esa instancia está “satisfecha” con la publicación del decreto de emergencia para que se logren canalizar los recursos necesarios para disminuir y controlar la plaga.

Obando destacó que el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) tiene presencia en la junta directiva de Corfoga, concretamente señaló que la viceministra de Agricultura Ivannia Quesada ha informado al sector “tanto de la gravedad y de las acciones que las autoridades competentes han realizado con el objetivo de controlar la situación”.

En cuanto a la cuantificación del daño, citó que en el registro que mantiene el Senasa se presenta una afectación de 2.000 cabezas de ganado en el presente año.

Ante la pregunta de si el gobierno ha sido efectivo en la atención del problema, o si más bien ha sido flojo en imponer las medidas necesarias al sector piñero, Obando en primer lugar subrayó que “el problema es complejo y por ende las soluciones integrales también son complejas; de ahí es que se han tomado acciones mediante una articulación interinstitucional”, en la que, según informó, han participado el Senasa , el Servicio Fitosanitario del Estado (SFE) y el Ministerio de Salud.

Añadió que esa articulación institucional “si bien es cierto no ha logrado corregir el problema aún, viene dando pasos firmes en la resolución de una situación que viene aquejando de manera significativa la producción ganadera en el cantón de Los Chiles principalmente”.

Por su parte, el ingeniero José Arturo Solórzano, del Laboratorio de Fitoprotección del Instituto Nacional de Innovación y Transferencia en Tecnología Agropecuaria (INTA), adscrito al MAG, también destacó la coordinación entre instancias que incluyen al Senasa o el SFE como clave en la identificación el año pasado de la plaga proveniente del cultivo de palma aceitera y este mismo 2016 de la proveniente de cítricos y café.

Apuntó que a la mosca Stomoxys calcitrans “erróneamente” se le llama mosca de la piña y más bien se decanta por el término mosca de establo.

El especialista explicó que en las inspecciones del Senasa se aplica un procedimiento científico en los muestreos de los animales afectados y añadió que se ha determinado que “los ganaderos afectados ven reducidos su producción aproximadamente entre 20% y 40% de acuerdo con el nivel y la duración del brote”.

Solórzano llamó la atención a que en los últimos años se han reducido los brotes “de forma significativa”, pero también se han incrementado los hospederos de la plaga “ante la capacidad de la misma de evolucionar hacia otros sustratos y adaptarse a condiciones diferentes del ambiente”.

Como ejemplo de ello observó los brotes en la zona de Los Santos, que presenta una temperatura promedio inferior en siete grados centígrados a la de las regiones Atlántica y Norte.

Detalló que el control de la plaga requiere del uso de insecticidas específicos que regulen el desarrollo de los estadios de la plaga, conocidos como reguladores del crecimiento (IRG), por ejemplo: triflumuron, diflubenzuron, novaluron, lufenuron y ciromacina.

El funcionario -autor de varios textos sobre el manejo de la plaga de esta mosca- añadió sin embargo que además de esos insecticidas es preciso implementar un manejo integrado que incluya el trampeo masivo, la recolección de ñongas o tallos de la piña, el muestreo y monitoreo de larvas y pupas, la recolección de rastrojos en drenajes y orillas o la liberación de parasitoides de pupa entre otras técnicas descritas en el manual técnico “Recomendaciones para el manejo de la mosca del establo Stomoxys calcitrans en el cultivo de piña”, del cual es coautor.

“INACCIÓN DEL ESTADO”

Una posición muy crítica al respecto expresó Eva Carazo, de la campaña Piña Sin Derechos -organizada por el Frente Nacional de Sectores Afectados por la Producción Piñera (Frenasapp)- quien consideró que la declaratoria es tardía.

Carazo celebró que finalmente se emitiera la declaratoria de emergencia, pero fustigó que “es la inacción justamente desde el Estado la que ha permitido que se llegue a este nivel de crisis en lo que tiene que ver con manejo del ganado y los equilibrios ecológicos en zonas alrededor de las fincas piñeras”.

Tras recordar que el objetivo de Piña Sin Derechos es “visibilizar los tremendos impactos ambientales sociales y laborales de la expansión de la piña”, subrayó que la declaratoria de emergencia confirma “una de las facetas negativas de la manera como se maneja ese cultivo” y la calificó como “un pacito positivo en la dirección correcta, pero preocupan todas las otras implicaciones”, del cultivo extensivo de la piña.

Añadió que es “urgente” que el gobierno presente un proyecto de ley que determine una moratoria a la expansión piñera en el país.

“La declaratoria es una buena medida en cuanto a uno de los impactos ambientales y económicos de la piña, pero siguen sin atenderse otras áreas como el uso indiscriminado de agrotóxicos, contaminación de fuentes de agua, y las terribles condiciones laborales en las plantaciones, que en general evidencian incumplimientos a la legislación que el Estado no está pudiendo monitorear ni sancionar adecuadamente, y que siguen deteriorando las condiciones de vida de la gente de las comunidades cercanas a las piñeras”, concluyó.

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