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Baja afluencia turística en Europa, durante verano, refleja complicado panorama para turismo tico

La oferta turística del país deberá reinventarse y enfocarse en viajeros nacionales.

Durante el verano europeo, en los meses de julio a setiembre, la expectativa de la reactivación del turismo era muy elevada, sin embargo, pocas personas decidieron realizar viajes fuera de sus fronteras, por temor al contagio del COVID-19, así como las restricciones sanitarias que se implementaron. Este escenario se convierte en un espejo de lo que Costa Rica podría esperar para su propio sector.

El panorama sigue muy complicado, nadie tiene claridad sobre cómo se desarrollará el turismo en los próximos meses, pese a que el país ya abrió sus fronteras, el ensayo de Europa marca una realidad, y es que los turistas no se están animando a emprender viajes por ahora.

De acuerdo con Mauricio Ventura, exministro de Turismo y presidente de Sinergia Consulting Group, en Europa se habían fijado muchas expectativas de que en el verano resurgiría el turismo y se daría una mayor recuperación, incluso las líneas aéreas pusieron más vuelos entre países europeos.

Normalmente, los meses de verano son de alto turismo y visitación entre las naciones europeas; sin embargo, dijo Ventura, las expectativas planteadas no se cumplieron, la reactivación fue muchísimo menos de lo proyectado.

“…Desde el principio, hablamos de la importancia de enfocarnos en el turista local, pero este no pesa tanto como quisiéramos, llega al 15% o 20% del total, en contraste con otras naciones como México o España que supera el 60%”, Mauricio Ventura.

“Ahora que podemos ver atrás y ver las realidades entendemos que fue mucho menos de lo esperado. Es un intento fallido de recuperación, aún dentro de una zona cerrada como la Comunidad Europea, lo que no pinta bien para nuestros países que dependen en gran medida del turismo extranjero; pues, aunque las aerolíneas han reiniciado vuelos, las capacidades son limitadas”, detalló Ventura.

En Costa Rica, grandes empresas como Iberia y British Airways proyectan alcanzar alrededor del 25% de su capacidad disponible; Lufthansa establece un 24%, mientras que Latam prevé entre un 24% y un 26%, incluso empresas como Copa han anunciado que iniciarán con un 10% de su capacidad.

Estas cifras claramente demuestran que no hay demanda de turistas extranjeros, y considera que si los europeos no visitaron ni quisiera a sus vecinos, es probable que no se animen muy pronto a realizar viajes en los que deben pasar horas en el avión.

Desde su perspectiva, la llegada de turistas estará vinculada con viajes esenciales, aquellos que requieran de la presencia física, especialmente en materia de negocios o para turistas que se decidan a vacacionar, pero los viajes internacionales serían regionales, las personas se moverían cerca de sus países.

“Los movimientos de larga distancia se comenzarían a dar hasta finales del 2021 o principios del 2022, viendo las proyecciones. Ahora las empresas preferirán mantener las reuniones y eventos virtuales, porque los presupuestos de viajes eran millonarios”.

Ahora que los países europeos están atravesando una segunda ola de contagio y que Costa Rica aún es un destino de riesgo, las proyecciones de que decidan hacer viajes de turismo son cada vez menores, sobre todo viendo el comportamiento durante el verano.

Parques como canopy, cataratas o puentes colgantes recibían 1.000 visitantes por día, hoy llegan 15 a 30 personas.

El experto señaló que incluso organizaciones mundiales como la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) proyectan que la reactivación podría darse hasta el 2023 y dependiendo de lo que pase con la vacuna contra el COVID-19 podría extenderse hasta el 2024. Para el próximo año, las empresas deberán operar con pérdidas, recortar gastos y costos y hacer sus operaciones lo más eficientes posible.

Además, habrá que ver el movimiento de turistas provenientes de Estados Unidos en los próximos meses, porque este es el origen que históricamente genera más turismo al país.

Redirigir los esfuerzos

Estas proyecciones de viajes y vuelos inciden directamente en los ingresos a sitios turísticos, tanto de los empresarios como de los parques nacionales. De acuerdo con los datos del Departamento Financiero Contable del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac), al 30 de setiembre del 2020 se registró un ingreso total de ₡1.989.656.193 por concepto de entradas a las Áreas Silvestres Protegidas.

Basados en el histórico de visitación de años anteriores, las autoridades habían proyectado que los ingresos a diciembre del 2020, por concepto de entradas sería de ₡13.319.115.000, sin embargo, únicamente habían ingresado un 14,9% de lo esperado.

En cuanto a visitación se reportó a setiembre un total de 906.417 visitas, de las cuales el 51,8% correspondió a residentes y un 48,2% de no residentes, pero es relevante que el 79,8% de las visitas de este año se realizaron en el primer trimestre.

Guisselle Méndez Vega, del Programa de Turismo del Sinac explicó en un documento enviado a UNIVERSIDAD que, por primera vez en 17 años, se registró mayor cantidad de visitantes residentes, si se analizan únicamente los datos del segundo y tercer trimestre 2020, se tiene que un 96,4% de los visitantes son residentes y un 3,6% no residentes.

Octubre 2020 ingresan 10.147 turistas                                                                                                                                        Octubre 2019  entraron 185.599 turistas

Estas cifras refuerzan que el sector turístico deberá reinventarse a lo interno, sobrevivir a las pérdidas y apostar por los visitantes locales para tratar de paliar esta crisis.

“En lo que todos coincidimos es que el primer salvavidas es el turismo interno, algo que la mayoría de los países aplica desde un inicio de la pandemia; nosotros desde el principio hablamos de la importancia de enfocarnos en el turista local, pero este no pesa tanto como quisiéramos, llega al 15% o 20% del total, en contraste con otras naciones como México o España que supera el 60%”, detalló Mauricio Ventura.

La dependencia al turismo internacional hace más complejo el panorama, pero está claro que la apuesta debe dirigirse a este nicho local, teniendo claro que es un turismo vacacional y no de negocios, poniendo en jaque a negocios que tenían a estos viajeros como su principal ingreso.

Definitivamente hay que reinventarse, buscar nuevas formas y ofertas, de manera que en una segunda etapa que podría darse el 2021 exista una amplia gama de opciones para el viajero vacacional, que irá tomando fuerza poco a poco.

La recuperación requiere acciones específicas

Representantes, empresarios y trabajadores del sector turístico tienen claro que este proceso de recuperación llevará varios años y que tendrán que hacerle frente a la situación con innovación, reconversión y adaptación, pero también señalan que es necesario un apoyo más contundente por parte del Gobierno.

Tadeo Morales, vicepresidente de Arenal Cámara de Turismo y Comercio, indicó que es indispensable comenzar a ver acciones técnicas del Ejecutivo, empezando por quitar las restricciones de horarios, así como aprobar las medidas de auxilio financiero que están en espera.

“Las empresas turísticas son grandes y necesitan capital de financiamiento para iniciar sus operaciones y los bancos no están cediendo ni compartiendo la carga de la afectación financiera de esta pandemia. Hay compañías que tienen 100, 300 o 400 empleados y sin acciones significa que el desempleo continuará”, argumentó Morales.

Ariela Corrales, se ha dedicado al sector turístico por años, pero la pandemia la obligó a emprender un negocio con su marca de productos Ebisu. Para venderlos debe salir de la comunidad de La Fortuna. (Foto: Cortesía).

Según el vicepresidente de la Cámara antes los parques como canopy, cataratas o puentes colgantes recibían más de 1.000 personas por día, de los cuales el 90% eran extranjeros; hoy en un fin de semana reciben grupos de 15 a 30 personas máximo, evidenciando la afectación del sector.

Además de este apoyo financiero, Morales señaló que las autoridades deberían apostar por atraer a nichos que no están viniendo, como la industria fílmica que tiene un impacto positivo en las empresas turísticas o en el turismo chino, que cuenta con un potencial de 150 millones de personas viajando y que en este momento no vienen al país porque no hay visas.

Hay miles de personas relacionadas con el sector turístico que han visto afectados sus negocios. Un ejemplo es Ariela Corrales trabaja en el área de ventas de una compañía de tours y transporte en la zona de La Fortuna, pero desde hace nueve meses tiene su contrato suspendido y mantendrá este estatus hasta el 21 de diciembre. Han sido meses difíciles, para ella y muchas mujeres que se desempeñan en el sector.

“Cuatro amigas, que tenemos años de estar en el sector, vimos que el ‘boom’ era emprender, pero también observamos que hay muchas mujeres con gran potencial, pero no sabían cómo canalizarlo. Decidimos formar una asociación que nos permita impulsar los productos que cada una está desarrollando”, contó Corrales.

En la Asociación de Fortuneñas Emprendedoras hay mujeres que trabajaban en el sector turístico y se han visto afectadas por la pandemia, desde gerentes, mucamas, guías turísticas, entre otras y muchas de ellas han pasado malos momentos, depresión e incluso algunas, violencia.

“En mi caso hice un proyecto con salsas, chileros, aceites, sales marinadas entre otros y otras compañeras tienen panes, repostería, jaleas, porcelanas frías, decoración para fiestas, rompope criollo. Somos 15 mujeres en total, quienes en un principio teníamos ahorros y el bono Proteger, pero en un momento todo eso se acabó y esperamos que nuestros proyectos se mantengan post pandemia”, añadió.

Así como este grupo de mujeres, miles de personas que trabajaban en el sector turístico se han visto afectadas. Hay gran cantidad de ejemplos de personas que tuvieron que innovar en la venta de productos alimenticios, desarrollar una oferta personalizada para grupos pequeños o burbujas sociales y juntarlo con otras actividades que les permita salir adelante.


“El sector turístico ha cambiado, así como la forma de viajar”

Entrevista con Alberto López, gerente general del ICT.

El país comenzó en julio pasado con la reapertura de fronteras aéreas, pero el arribo de turistas ha sido sumamente paulatino, tanto así que, si se comparan las cifras con el año pasado, el panorama para el sector es desesperanzador.

En total, la llegada de turistas por todas las vías de entrada para julio fue de 1.022 turistas, en agosto 2.357, en setiembre 3.817 y en octubre 10.147 y la variación con respecto al año anterior, solamente del décimo mes fue del -94,5%. La mayoría se dio por vía aérea.

De acuerdo con Alberto López, gerente general del Instituto Costarricense de Turismo (ICT) las expectativas para noviembre, con una apertura total y mayor flexibilidad para los turistas al no tener que presentar prueba PCR (COVID-19), auguran un incremento significativo, que desde luego no estará ni cerca de los números del año pasado.

UNIVERSIDAD conversó con López para conocer las proyecciones que hacen las autoridades de turismo, frente a la situación que vive el sector, tanto a nivel nacional como internacional.

Tomando como referencia el poco movimiento turístico que enfrentaron países europeos durante su temporada de verano (julio-setiembre), ¿tiene Costa Rica expectativas de levantar la llegada de turistas para la temporada seca que vendrá en los próximos meses?

— Viendo el incremento en la llegada de turistas en los últimos meses, producto de la apertura gradual y paulatina que hemos realizado como país, hemos casi triplicado entre julio y octubre, por lo que sí esperamos un mayor crecimiento en la temporada de verano que se acerca, pero siempre que nos comparemos con las cifras del 2019 tendremos una desazón, porque los números son muy lejanos.

Pero estamos trabajando en la promoción de Costa Rica como destino seguro, de hecho, para noviembre logramos la visita de 60 tour operadores desde Europa, para diciembre vendrán 40 de Estados Unidos y en enero 40 desde Canadá.

¿Podríamos esperar recuperar los números de 2019?

— El sector turístico ha cambiado, así como la forma de viajar y cómo planean los turistas sus viajes, por lo tanto, el empresario tiene que hacer su parte, variar su oferta y convencerlos de que ir a su lugar de destino es la mejor opción.

Uno de los cambios más grandes es que las empresas logren ofrecer un producto turístico integral, porque la idea de que un turista se quede todas sus vacaciones en un solo punto es algo que no sucederá más.

Ahora es necesario trabajar a nivel cooperativo y regional, ofrecerles a los turistas la posibilidad de realizar cinco o diez actividades distintas, pero para ello se requiere un ‘cambio de chip’, hacer más competitivos los destinos turísticos y crear centros de desarrollo.

Es un cambio no solo de mentalidad, sino de la forma en que se comercializa el producto turístico y la promoción; que la asociatividad se dé entre empresas y servicios de una calidad similar, algo que podría generar turistas más leales.

¿Qué proyecciones hay para el incremento de vuelos de aerolíneas?

— Es complejo, incluso para quienes trabajan directamente en esa área. Hace tres semanas teníamos datos de un estudio muy minucioso que proyectaba unos 300.000 asientos en lo que quedaba del año, pensamos que era una noticia extraordinaria porque la lógica indicaba que había una mayor demanda. Pero una semana después el número era de 185.000 y hoy el dato es de 163.000 asientos confirmados.

La expectativa sigue siendo positiva, hay aerolíneas que sí están programando temporada alta (que es en un par de semanas), pero también dependerá de cómo se comporten los orígenes, algo que no podemos controlar.

Entonces, ¿debería el sector apostar por el turismo local?

— Hemos insistido desde hace meses, cuando comenzamos la apertura de los hoteles pequeños, que la apuesta tenía que estar dirigida a los turistas locales no como una “salvada temporal”, sino como una estrategia bien formada para que el turista nacional genere lealtad.

Pero se requiere hacer un balance entre precio y calidad, de manera que el empresario sostenga su negocio y que el turista vea una mejora en las tarifas.


 

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