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América Latina revertirá lentamente las pérdidas económicas de la pandemia, dice el Banco Mundial

Proyecta que su crecimiento será de los más bajos del mundo, con 2,3% este año y 2,2% el próximo.

Si bien las economías de América Latina y el Caribe (ALC) se recuperan de la crisis causada por la pandemia de Covid-19, se espera que el PIB regional crezca 2,3% este año y un 2,2% en el 2023, proyecciones que lo ubican entre los más bajos del mundo.

Así lo afirma el Banco Mundial, en su documento “Consolidar  la recuperación: aprovechando las oportunidades del crecimiento verde”, dado a conocer hoy.

A pesar que que la región logró un efecto “rebote” del 6,9% en la recuperación económica durante el 2021, “las secuelas de la pandemia persisten y la necesidad de un crecimiento dinámico, inclusivo y sostenible es cada vez más urgente”, agrega.

Lo anterior, debido a que “la región enfrenta grandes incertidumbres, como la posible aparición de nuevas variantes del coronavirus, un aumento de la presión inflacionaria y la guerra en Europa, que amenaza la recuperación mundial. De hecho, la previsión de crecimiento regional fue revisada a la baja en 0,4” tras la invasión rusa de Ucrania, dice.

En el lado de lo positivo, el documento resalta que se logró generalizar el proceso de vacunación y que las empresas están volviendo a contratar.

Sin embargo, del lado negativo se encuentra que “las secuelas a largo plazo de la crisis persisten y necesitan atención”.

La tasa de pobreza se elevó a 27,5% en 2021 y continúa ubicada  por encima del nivel que tuvo antes de la pandemia, que fue de 25,6 por ciento, mientras que la pérdida del aprendizaje “podría resultar en una reducción del 10% en los ingresos futuros de millones de jóvenes en edad escolar”, advierte. 

“Para evitar el regreso de las bajas tasas de crecimiento de la década de 2010, los países de la región deben llevar a cabo una serie de reformas estructurales largamente postergadas y aprovechar las oportunidades que ofrece una economía mundial cada vez más verde”, recomienda el estudio.

Por su parte, Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente del Banco Mundial para ALC dijo que el entorno mundial es de “gran incertidumbre, que podría impactar en la recuperación post pandemia. No obstante, a largo plazo los desafíos del cambio climático serán aún más apremiantes, lo que nos obliga a avanzar de forma urgente hacia una agenda de crecimiento más verde, más inclusiva y que eleve la productividad”.

El informe afirma que es imperativo para ALC realizar reformas a favor del crecimiento en infraestructura, educación e innovación. Además, “las inversiones más importantes deben financiarse a través de un gasto más eficiente y mayores ingresos fiscales. Pero estas reformas tan necesarias deben responder a los grandes acontecimientos que están configurando la economía mundial, incluido el cambio climático”.

Añade que, en los últimos veinte años, los países de la región perdieron el equivalente a 1,7% de su PIB anual a causa de los desastres relacionados con el clima, mientras que unas 5,8 millones de personas podrían caer en la extrema pobreza para el año 2030. 

“La agricultura probablemente se vea seriamente impactada, con una reducción en los rendimientos de los cultivos en casi todos los países, mientras que la estabilidad de la generación de energía se verá afectada por cambios en el ciclo hidrológico”, agrega.

Por su parte, William Maloney, economista en jefe del Banco Mundial para ALC recordó que la región tiene “tremendas ventajas comparativas verdes, que le brindan la oportunidad de generar nuevas industrias y exportaciones. Tiene un enorme potencial en energías renovables, grandes reservas de litio y cobre -utilizados en tecnologías verdes- y un gran capital natural, todo ello cada vez más valorado en un mundo donde el calentamiento global y la seguridad energética pasan al centro de la escena”.

No obstante, “adaptarse al cambio climático y aprovechar estas oportunidades para crecer de forma diversificada y sostenible requerirá de mejoras en la capacidad regional de identificar, adaptar e implementar las nuevas tecnologías”, añadió.

Según el Banco Mundial, una combinación de políticas que puede ayudar a aprovechar las oportunidades que brinda el crecimiento verde.

Estas incluyen: fijar precios que promuevan la adopción de las actuales tecnologías bajas en carbono, por ejemplo mediante reformas en los subsidios a los combustibles fósiles y establecer impuestos sobre el carbono y esquemas de comercialización de emisiones.

Poner en efecto mecanismos creíbles de verificación que posibiliten las primas de precio verdes, lo cual permitirá la exportación de créditos y/o compensaciones de carbono y sacar provecho de los mercados de financiamiento verde.

Mejorar los sistemas para identificar y adoptar tecnologías que mitiguen el impacto sobre el clima y ayuden a adaptarse, mientras aprovecha sus ventajas naturales para crecer.  

También, la agricultura “climáticamente inteligente” puede ayudar a los países a adaptarse a los cambios en los patrones de lluvia.

Además, afirma que es necesario promover los compromisos en términos de política, los planes a largo plazo creíbles, las inversiones complementarias y mecanismos de reducción del riesgo, que reduzcan la incertidumbre y aceleren la adopción de tecnologías que promuevan el crecimiento mientras se adaptan a y mitigan el cambio climático.

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