País 70 años de la Cepal

América Latina: de la industrialización a la búsqueda de la igualdad

 La Cepal tiene por misión promover el desarrollo económico y social de América Latina y el Caribe.

La Comisión Económica para América Latina (Cepal), que depende de la Organización de Naciones Unidas, cumple 70 años de existencia y los conmemora con una compilación de su pensamiento económico y social titulada Desarrollo e igualdad: el pensamiento de la Cepal en su séptimo decenio. Textos seleccionados del periodo 2008-2018.

Socióloga Montserrat Sagot: “Todo lo que tiene que ver con igualdad de género parece ser un apéndice de las discusiones centrales de la Cepal sobre el desarrollo”.

Según la economista mexicana Alicia Bárcena, su secretaria ejecutiva y la única mujer que ha encabezado a la Comisión en ese tiempo, se debe a “la audacia heterodoxa de sus fundadores y forjadores” que el pensamiento económico y social de esta entidad se adaptara a los problemas de las sociedades cada vez más globalizadas.

Este nuevo compendio se suma a los ya publicados sobre el pensamiento de la Cepal, el cual dividen en dos grandes etapas: las décadas de los años 50 y hasta el año 1990, que caracterizan como la “estructuralista”, y la “neoestructuralista”, de 1990 hasta el presente.

Entre 1949 y 1959, la Comisión organizó su pensamiento económico y social en función de la industrialización de América Latina y el Caribe. En la década de 1960 puso el acento en las reformas tributaria, financiera, agraria y administrativa, entre otras, “para desbloquear el proceso de industrialización”. En la década de los años 70 “promovió la reorientación de los estilos de desarrollo con miras a la homogeneización social y la diversicación proexportadora”.

En los años 80 del siglo XX tuvo que encarar el problema de la deuda externa “para ajustar las economías mediante el crecimiento y la ampliación de las exportaciones”. La década de los 90 y hasta el 2007 son los añosde “la transformación productiva con equidad”.

A partir de la crisis financiera del 2008 “el mensaje central es “el imperativo de la igualdad”, bajo el lema: “la meta es la igualdad, el camino es la transformación productiva y el instrumento es la política”.

Según el libro, “la Cepal muestra que el neoestructuralismo ha defendido un programa heterodoxo en materia macroeconómica, desarrollista en cuanto a asignación de recursos e intervención del Estado, universalista en el campo social y conservacionista en materia ambiental”.

Opiniones ticas

El economista Eduardo Lizano, presidente de la Academia de Centroamérica, recordó que el establecimiento de la Cepal “fue un hito importante en la historia contemporánea, del siglo XX, en América Latina”.

Dijo que “bajo la dirección de Raúl Prebisch, se convirtió en un centro de pensamiento que generó posiciones importantes, aunque algunas se pueden discutir. El movimiento de Prebisch fue un remezón fuerte en el pensamiento económico latinoamericano, que en el contexto de las Naciones Unidas dio un tremendo prestigio a la Cepal, más incluso que a las comisiones respectivas de Europa, África y Asia”.

“Se trató del planteamiento de sustituir el modelo agroexportador centrado en la producción de unos o dos productos agrícolas y mineros, que tenían la desventaja de que sus precios fluctuaban en el mercado internacional y esto producía crisis económicas cíclicas en los países latinoamericanos, mientras que los países industrializados gozaban de un mayor crecimiento. Fue la tesis del centro y la periferia, donde los países de la periferia dependían de la demanda de los países centrales, así como de la importación de sus productos industriales”, agregó.

Sin embargo, recordó que el modelo de sustitución de importaciones de la Cepal “se encontró con dos hechos o realidades importantes. Primero, el transcurso de los años falseó un poco el planteamiento de Prebisch. Resultó que algunos países de la periferia eran muy pequeños para poder financiar su industrialización. El caso paradigmático fue el de las cinco repúblicas centroamericanas. Por eso fue necesario plantear que la industrialización pasaba por la integración regional”.

“El problema fue que no se puso suficiente atención a la integración, que además era necesaria para ir operando en un mundo cada vez más amplio. Algo caminó la integración centroamericana, pero la integración regional de América Latina no funcionó”, continuó.

“En segundo lugar, el hecho de que se enfatizara en desarrollar la industrialización no quiso decir que se descuidaran las exportaciones. Finalmente, la industrialización se encontró en problemas por falta de mercados. Por eso, luego la Cepal planteó la propuesta de la industrialización regional con mercados abiertos. Puede decirse que su pensamiento fue adaptándose a los cambios en la economía mundial”, afirmó el economista.

Haciendo un balance general, Lizano consideró que “los 70 años de la Cepal han sido bien logrados, a veces con “vacas gordas” a veces con “vacas flacas”. Fueron muy importantes los centros de capacitación que estableció en Santiago y en México. Gran parte de la alta burocracia económica de la región se formó en la Cepal, especialmente en el centro de capacitación de Chile”, dijo.

“Hoy la Cepal no tiene la influencia que tuvo en el pasado, pero los estudios anuales de cada país que realiza son tomados en cuenta”, concluyó.

Por su parte, la socióloga Montserrat Sagot, directora del Centro de Investigación en Estudios de la Mujer, de la UCR, se refirió particularmente al impacto social y cultural del pensamiento cepalino.

El nuevo libro sobre el pensamiento de la Cepal reúne trabajos de 2008 y
2018.

Consideró que “uno de los aportes fundamentales de la Cepal fue su concepción de que las economías latinoamericanas operaban bajo la lógica de relaciones asimétricas entre el centro y la periferia en el sistema económico mundial. Asimismo, el análisis de los obstáculos estructurales del desarrollo derivado de esas relaciones asimétricas. El llamando que hiciera la Cepal desde sus inicios a rebelarse contra ese “pensamiento céntrico” también fue importante”.

Agregó que otro elemento relevante “fue la idea de que la transformación era posible partiendo de una visión realista de los problemas existentes en la periferia y que salir del subdesarrollo era posible, sobre todo con un proceso de planificación con participación activa del Estado, protección del mercado interno e integración latinoamericana. Creo que todos estos elementos plantearon la posibilidad de pensar la economía y el desarrollo desde una perspectiva latinoamericana o del ‘Sur”.

Sin embargo, consideró que “la principal crítica que se le puede hacer a la Cepal deriva de sus propuestas de solución. En primer lugar, que se quedan en el paradigma desarrollista, con lo que ayudaron a reproducir un discurso de poder que refleja las ideas de la modernidad que le dan origen. Es decir, el desarrollismo responde a una visión univerzalizante, clasista, ahistórica, etnocéntrica y androcéntrica. Por eso, muchas de las propuestas de la Cepal, sobre todo en sus inicios, se centraron en la industrialización y en la exportación de manufacturas”.

La Cepal también puso “mucho énfasis en la asistencia técnica, con una visión tecnócrata y cientificista. Con esto se dejaron de lado los conocimientos y formas de organización locales, la agricultura tradicional como elemento fundamental para la preservación del ambiente y la seguridad alimentaria. Es decir, el modelo de la Cepal siguió respondiendo al capitalismo desarrollista arrasador, que no tomó en cuenta la propiedad comunal, las formas de organización colectivas ni las formas diferenciadas de relacionarse con la producción y la reproducción de mujeres y hombres”.

A pesar de lo anterior, reconoció “la relevante tarea de la Cepal de recopilar estadísticas y generar indicadores para todos los países de la región, incluyendo importantes indicadores de género e incluso la construcción de un observatorio sobre la igualdad de género. Estos datos son fundamentales para la investigación y para llevar el pulso, de manera comparada, a los diferentes procesos económicos y sociales de la región”.

“También ha habido un importante interés en tiempos recientes por recopilar las estadísticas sobre violencia contras las mujeres y femicidios, lo que amplía el panorama sobre las condiciones de vida de las mujeres”, expresó la socióloga.

Sin embargo, hizo notar que “todo lo que tiene que ver con igualdad de género parece ser un apéndice de las discusiones centrales de la Cepal sobre el desarrollo. En ese sentido, sigue prevaleciendo una visión capitalista del desarrollo, dónde las actividades de reproducción de la vida y de justicia redistributiva no se convierten en elementos constitutivos de las discusiones y propuestas sobre los modelos de desarrollo”.

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