Opinión

Verde que te quiero verde. El debate de la legalización del aborto

La OMS (Organización Mundial de la Salud) estipula que al año se realizan 25 millones de abortos peligrosos.

La OMS (Organización Mundial de la Salud) estipula que al año se realizan 25 millones de abortos peligrosos. Estos son resultado de leyes restrictivas donde la vida de mujeres se pone en peligro por la falta de planificación en políticas de salud sobre este tema, al comprender el aborto como punto de no convergencia de la sociedad, pero sin generar acuerdos en cuanto a la regulación de este.

La ciencia biológica molecular establece el concepto de vida, pero no de vida humana, pues está demostrado que el concepto de vida humana es una construcción moral, social, política, económica y cultural; por lo tanto, es altamente moldeable.

El aborto existe, sea legal o no. El punto es legalizar el aborto o dejar que siga ocurriendo en la clandestinidad. La pretensión de legislar sobre el aborto es porque no se puede obligar a ninguna persona a tomar decisiones de su cuerpo.

El aborto clandestino hace hincapié en las diferencias sociales pues aquellas personas que poseen recursos económicos suficientes acceden a espacios seguros y con personas capacitadas para asistir el aborto; en cambio, aquellas que no poseen los recursos económicos necesarios están obligadas a acudir a lugares donde exponen sus vidas.

Por ende, legalizar o no el aborto no cambia que este se siga dando, y el Estado tiene que intervenir en esta situación, pues es claro que el aborto es una decisión personal y el tema de la legalidad solo da dos opciones: la garantía de que se de en un espacio seguro y por personas preparadas o en lo clandestino, y la implicación de condiciones insalubres y riesgo.

El mito de que la legalización aumenta las cifras de aborto es falso, dado que, al ser clandestino, no se puede hacer estadísticas reales, sino estimaciones a través del registro de mujeres que llegan a un hospital por las complicaciones de la mala praxis que se genera por ser clandestino.

El punto de la legalización del aborto parece demasiado redundante, pero necesario de enfatizar. Si una persona decide no abortar, está en todo su derecho. No es una cuestión de enfrentamiento entre unas y otras. La cuestión es la autonomía del cuerpo, que, al final, es la elección de un proyecto de vida. Lo que se discute son las condiciones en que se toma esa elección.

La legalización del aborto es una discusión de derechos humanos cuando hay una vida humana en peligro –la de las mujeres que han decido abortar y tienen que hacerlo clandestinamente– y por ello se convierte en un tema de salud pública. No se puede seguir trayendo a colación la creencia religiosa-moral y decir que es un argumento, una imposición de como esa persona ve la vida y punto.

La imposición de las personas que se denominan “provida” alude a videos e imágenes crudas para establecer su punto de que un cumulo de células como el cigoto es un bebé, y no ubican las etapas del desarrollo del feto, el cual la legalización del aborto establece como periodo para practicar el aborto sin que la vida de la mujer esté en peligro. Por lo tanto, el aborto regulado garantiza la vida de la gestora.

El tema de la legalización del aborto es otorgar el derecho de decidir sobre el cuerpo de las mujeres porque tienen (tenemos) autonomía, lo cual no obliga a nadie a tomar la decisión de abortar, sino a respetarla. Es claro que las personas que no quieren que se legalice no aceptan la realidad tal cual es: el aborto existe y punto; es un hecho.

La legalización del aborto es promover leyes que prevengan riesgos en la vida de las mujeres, unida a una educación sexual no solo en el ámbito reproductivo, sino también afectivo, cultural y social. Con ello, propone políticas en favor de la prevención, como el uso de anticonceptivos para evitar embarazos no deseados, y que, si se recurre al último recurso –cuando los anticonceptivos fallan porque no son 100% seguros–, exista una opción segura que cuide la salud física y mental de una persona.

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