Opinión

¡Vamos a ver quién gobierna!

Por eso quiero que recordemos cómo termina La NaziÓn su editorial: “Si con ese lastre –refiriéndose al ministro Alvarado– quiere la administración enfrentar las consecuencias económicas de la pandemia, el futuro es poco halagüeño…”.

Los costarricenses nos enteramos por diversos medios sobre la defensa que hizo del sector agrícola don Renato Alvarado, ministro de Agricultura y Ganadería (MAG), al condenar  las políticas neoliberales, y por lo tanto globalizadoras, que se han aplicado en los últimos treinta años, especialmente, a este sector productivo nacional.

De inmediato le cayeron encima exministros, ministros, diputados serviles con pujos de candidatos, cámaras empresariales y, por supuesto, los medios de comunicación; incluso La Nación, en su editorial de hoy 7 de mayo, con el mayor desparpajo, además de tratarlo de ignorante (¡el comal le dice a la olla…!) pide su cabeza.

Más allá de que don Renato les obsequió alguna frase fuerte –por ejemplo “obscenos y vulgares mercaderes”–, lo que dijo es cierto. Muchos de los que salieron a defender el libre mercado agropecuario no solo abandonaron al productor, sino que se han beneficiado de esas nuevas políticas haciendo grandes negocios, como Juan Rafael Lizano, quien fue ministro del MAG (1990-1994), cuando empezaba el desmadre.

La tesis más utilizada contra los planteamientos del actual ministro es que el sector agrícola no ha sido abandonado, que ha crecido y ocupa el segundo lugar en las exportaciones nacionales, con un 17% dicho por la ministra Dyalá Jiménez Figueres; o que hay más de 290 productos que se envían al exterior, según Pedro Beirute de Procomer. Visto así, el ciudadano tiene dos posibilidades: a) tragarse el tarugo sin chistar y quedar, también, como tal o b) preguntarse… “¡ah, carachos! ¿cómoesqués?”. Esto último hice yo.

Para ver los numeritos, recurrí al Informe del Comercio Exterior del Sector Agropecuario, preparado con base en los informes del Banco Centra de Costa Rica (que imagino todavía le queda algo de credibilidad) y por la Secretaría Ejecutiva de Planificación Sectorial Agropecuaria (SEPSA) para el año 2019, es decir, fresquititico…como diría un buen campesino tico. Pero bueno, y ¿qué me encontré? Pues que los primeros 7 productos exportan en suma el 92.6 del famoso 17% del que nos habló la ministra y está compuesto por piña (35,9%), banano (29,5%), café oro (10,5%), melón (6,3%), sandía (3,7%), plantas ornamentales (3,5%) y yuca (3,2%); es decir, la piña y el banano –cuyas empresas productoras y exportadoras están en las listas de los evasores de impuestos y en los Papeles de Panamá como evasores depositando en entidades off shore– conforman el 65,4% del famoso 17% de doña Dyalá, Lizano y compañía.

Vamos más allá. Sigue una lista de productos como chayote, mango, tiquizque, ñame, flores, capullos, follajes y frutas tropicales que suman NUEVE reglones más, para un total del 4,9 de las exportaciones, pues muchos de ellos no llegan ni al 1%. Y ahí viene el GRAN ENGAÑO, resulta que el funcionario de Procomer dice que exportamos 290 productos, hasta ahora llevamos tabulados 16, entonces si Pitágoras no se equivocó 290 menos 16 nos da un saldo de 274, para una exportación en el rubro de “otros” de 2,7%, o sea un promedio de ¡0,00985 % cada uno!… y nada de caritas.

Cuando vi esas cifras, no pude contener la indignación, y como la ministra garantizó que había “seguridad alimentaria” busqué en la misma fuente lo que importamos: MAÍZ AMARILLO (22,1%), MAÍZ BLANCO (2,4%), ARROZ (11,3%), FRIJOL (4,75%) soya, que alguna vez producimos en abundancia, (13,5%) y trigo (10,0%), pero la paciencia se me agotó cuando leí que importamos también: café, naranjas y… ATÚN, siendo el país con la mayor riqueza atunera del mundo.

¡Ah!, pero La NaziÓn, en su editorial de hoy, le dice toda clase de “bellezas” al ministro Alvarado, con quien nunca he cruzado una palabra (no por nada, simplemente porque no lo conozco) y  por lo tanto no me mueve ningún afecto, ni para defenderlo ni para criticar su labor; pero sí a su verdad. Claro que el Gobierno, como dice el editorial, nos debe una explicación: ¿por qué su ministro Jiménez Figueres y el señor Beirute de Procomer trataron de ocultar la realidad?, ¿para quién gobierna el presidente Alvarado? ¿Quién es el ignorante, el ministro Alvarado o el presidente Alvarado, que se deja manipular?

Por eso quiero que recordemos cómo termina La NaziÓn su editorial: “Si con ese lastre –refiriéndose al ministro Alvarado– quiere la administración enfrentar las consecuencias económicas de la pandemia, el futuro es poco halagüeño…”.

No es un mensaje subliminal, ¡nada de eso!, es claro y definitivo: es una orden de destitución del Ministro; de lo contrario, se atiene a las consecuencias.  Por eso vamos a ver quién manda en Costa Rica, si el periódico de Llorente gritando como un Júpiter Tonante junto con sus amigos de la Uccaep y las academias neoliberales: ¡¡sedición!!… o el presidente de Costa Rica, elegido bien que mal por este pueblo.

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