Opinión

Universidad Solidaria ante la Crisis

La Rectoría debe permitir que estudiantes y docentes, quienes son los que conocen la realidad de toda la problemática, tengan la primera palabra en la solución.

Hoy más que nunca la Universidad necesita ser solidaria y recuperar su sentido humanista. Debemos, como en el pasado, poder comprender que la UCR nunca fue pensada como una instancia monolítica, y esto es especialmente cierto en su didáctica.

Es un hecho: no todos los cursos son virtualizables. Muchas unidades académicas, en reiteradas ocasiones lo hemos demostrado. Muchos docentes han hecho su mejor esfuerzo, en las diversas plataformas virtuales (ya sean estas institucionales o no), pero es importante reconocer que el proceso de enseñanza aprendizaje no es igual para todos los saberes.

El no querer escuchar esta solicitud a voces de muchas de las unidades no es propio de una Rectoría que debiera ser flexible, inclusiva y comprensiva para buscar el bien de toda su población académica y otras alternativas.

No es el momento de imponer, ni de posturas autoritarias; no es el momento de continuar con la hipoacusia administrativa, ni de seguir desconociendo las necesidades reales de mucho de sus estudiantes, y mantener la desmotivación de muchos de los docentes.  Se debe detener este continuo manejo discriminatorio que se siente y proyecta tanto para docentes como estudiantes.

Muchos no superamos todavía la directriz por la que se dio el abrupto desalojo de las Residencias Estudiantiles de cerca de 250 estudiantes, de estos, 130 pertenecientes a las Sedes Regionales. Esto se hizo en un momento de alto peligro de contagio, sin consultarnos a los del Área de Salud y sin preguntarse qué consecuencias tendría para nuestros estudiantes y sus familias. Esto no refleja desde ninguna perspectiva una universidad solidaria y humanista.

El insistir en que se debe virtualizar, de forma indiscriminada y en corto tiempo, no es viable para todos. Reiteradamente, muchas autoridades le indicamos al Dr. Henning Jensen que no todos los estudiantes tienen acceso a la tecnología necesaria (en especial muchos estudiantes que fueron desalojados). El grado de capacitación entre los docentes es muy desigual. Por otra parte, ¿qué pasa con la inclusión? Y si todos deben utilizar la tecnología virtual, ¿se pensó en los estudiantes con necesidades especiales?

Todavía más preocupante: las máximas autoridades no parecen haber gestionado una política íntegra de acción social en un momento en el que el resto de la sociedad implora por cualquier ayuda. Su mensaje se ha quedado en una absoluta autocomplacencia, mientras docentes y estudiantes sufrimos las consecuencias.

¡Basta ya, de continuar con estas directrices autoritarias! La Rectoría debe permitir que estudiantes y docentes, quienes son los que conocen la realidad de toda la problemática, tengan la primera palabra en la solución. El primer paso para recuperar una Universidad Humanista es entender los problemas y su impacto en las personas antes de tomar decisiones. Solo así podremos construir la Universidad que queremos, y, más importante aún, la que necesitamos urgentemente.

 

 

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