Opinión

Sobre el financiamiento de la CCSS

El presidente del Banco Central, don Rodrigo Cubero corre el riesgo de sufrir una suerte similar a la de don Rodrigo Chaves, exministro de Hacienda. Podría ser despedido por pensar y decir lo que piensa.

El presidente del Banco Central, don Rodrigo Cubero corre el riesgo de sufrir una suerte similar a la de don Rodrigo Chaves, exministro de Hacienda. Podría ser despedido por pensar y decir lo que piensa.

En un seminario realizado por la Universidad Lead, expresó una opinión con la que considera que el financiamiento de la CCSS debe darse también vía impuestos para subsanar el problema estructural que arrastra en el mediano y largo plazo. Sugiere para estos efectos el aumento del IVA al 15%, entendiendo que es un impuesto que tiene un limitado efecto negativo en el crecimiento económico.

Esta opinión ya ha sido publicada por diversos medios de comunicación, incluyendo al Semanario UNIVERSIDAD en su edición del pasado 28 de mayo. Fue juzgada además por el señor secretario general de ANEP, don Albino Vargas, quien parte del principio de que es un impuesto que, por ser de aplicación general, afecta más a la población de escasos recursos.

Mi propósito no es entrar a discutir sobre el fondo de las opiniones mencionadas, pero deseo tomarlas como base para emitir una sobre el financiamiento de la CCSS y su sostenibilidad en el mediano y largo plazo.

En primer lugar, este es un asunto de carácter político, porque implica una decisión superior que afecta a la sociedad como un todo, porque la Caja es mucho más que servicios de salud. Es una discusión que este país ha postergado desde los años 90 cuando se dio la reforma del sector salud y se decidió que la prestación de servicios de salud estuviese a cargo de la Caja.

En segundo lugar, debo indicar con preocupación que la discusión de un asunto tan importante para Costa Rica se sometiera a discusión como resultado del impacto en las finanzas de la Caja, de las medidas sanitarias adoptadas para enfrentar la pandemia por COVID-19 y que lo hiciera el presidente del Banco Central.

Esta discusión debió y debe ser promovida conjuntamente por las autoridades del Ministerio de Salud en su calidad de rector y por las de la CCSS, por razones lógicas.

Hay que tener claridad de que el financiamiento de la CCSS es basado en cotizaciones tripartitas (Estado, patronos y trabajadores) y que su filosofía es de origen birmarkiana, partiendo entonces del principio del pleno empleo. Se supone que toda la población económicamente activa está ocupada en la formalidad y que la familia recibe el beneficio por rebalse.

Pero resulta que este principio es inexistente en nuestro país y en general en América Latina. En Costa Rica, antes de la pandemia, un 12,5% de la población estaba desempleada y un 46% trabajaba en la informalidad, escenario que la misma Caja complica con las trabas que impone al aseguramiento. Para la gente que ha estado en la informalidad y desea asegurarse, el mensaje es que debe “ponerse al día” y además pagar intereses por dicha deuda. Resultado: no se aseguran. ¿Por qué pagar por un servicio que no se ha recibido? Además, olvidamos que la esencia de la CCSS es proteger a la población desde el principio de la universalidad.

Con esto lo que deseo enfatizar es que el problema de financiamiento de la CCSS es de tipo estructural, pero también originado en un problema de gestión institucional, como muchos otros.

Es importante anotar que los sistemas de salud tienen como objetivo superior garantizar el derecho a la salud en el marco de sus responsabilidades (salud es mucho más que asistencia sanitaria) y a partir de la garantía de una cobertura universal. Esto es válido para cualquier sistema de salud, al margen del modelo de financiamiento que tenga.

Aquí la pregunta es si nuestro modelo de seguro social garantiza lo anterior. Si no es así, es obligación identificar la estrategia que lo permita, y esto puede pasar por un repensar dicho modelo, sobre todo si comprendemos que después de la pandemia los problemas estructurales de financiamiento se agravarán.

Por último, los sistemas de salud más exitosos del mundo tienen un origen de financiamiento asentado en impuestos generales, pero también asentado en un compromiso político real, porque se entiende su importancia social y económica.

La opinión del presidente del Banco Central pone sobre la mesa el tema. Yo no deseo verlo como una propuesta de más impuestos.

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