Opinión

Salario

En el sector privado, el salario (s) es el costo de producción que ha de pagarse a la persona (T) que ejerce la acción (trabajar)

En el sector privado, el salario (s) es el costo de producción que ha de pagarse a la persona (T) que ejerce la acción (trabajar) cuya utilidad se manifiesta en el efecto de la misma (trabajo o producto). La persona asalariada es aquella que recibe un salario por sus capacidades (habilidades, destrezas, conocimiento…) productivas. En tanto costo de producción, el salario es parte del valor del producto (P), el cual al ser vendido hace posible su pago o bien la recuperación de la inversión en la forma de salario. De modo que, el salario es una fracción (x) del valor del producto (sea vendido o no). Aquí está el problema; el salario aparece como concepto estático (salario mínimo) o dinámico (superior al mínimo, pero variable), según labor que se desempeña. La producción es dinámica, fluctuante, por distintas razones socioeconómicas como los ciclos económicos o a causa de cambios tecnológicos.
El salario mínimo no se mide por el valor del producto marginal del trabajo, que se supone refleja el costo marginal del producto en términos de salario. El salario mínimo es un concepto técnico de política pública con participación de empresarios y representantes de los trabajadores (quienes se suponen han de ser también trabajadores). Ese salario no siempre mide el costo mínimo de vida de la persona trabajadora, aquel que valora la satisfacción plena de sus necesidades vitales y los de su familia. El economista tradicional nos repite con entusiasmo que s = x P/T, lo que expresa lo que he dicho arriba; sT = xP. Si evaluamos a una persona trabajadora, entonces decimos T = 1, por lo que de la ecuación anterior se deduce s = xP y decimos que el salario mínimo de esa persona es una fracción del valor del producto medio que contribuye a generar.
Los economistas textosterona se encantan con la vanidad superflua que aquellos con mayor adornan con la belleza de la matemática siempre por conveniencia más que por ciencia. Sucede que el valor unitario del producto tiende a disminuir con el incremento en la productividad inducido por el cambio tecnológico y el desarrollo de las capacidades de las personas trabajadoras. Así, el valor de P se reduce, con lo cual, aun si x aumenta, es abatido el valor de s. Entonces, parece de sentido común que s = x P/T tiende a disminuir conforme a P, para la colectividad de las personas trabajadoras.
Empero, si decimos que P = pq denotamos que el valor de la producción es igual al precio p por volumen de q, y que al substituir en la definición anterior tenemos que s = x p q/T. Aquí q/T es el producto físico promedio medido según el número de personas trabajadoras. La mayor productividad indicaría que q/T se eleva por unidad de T y podría inducir la caída de p. Si p se reduce a la misma tasa que aumenta q y x no varía, no hay razón para que cambie s. Pero si s es el salario mínimo, otro gallo canta frente a la mayor productividad y su influencia en p; podría suceder s < x p q/T o bien s > x p q/T, o en términos reales, s/p < x q/T; s/p > x q/T.
La inversión en salario genera una ganancia (g) en tanto se trata de una inversión de capital: Del producto medio total en cuestión p q/T se desprende el salario x p q/T, por lo tanto (1 – x)p q/T = g. Y toda vez que s < x p q/T las personas trabajadores proveen al inversionista g-extraordinaria. Las políticas públicas de repartición de la riqueza cometen injusticias toda vez que no se percaten los economistas del Estado de las verdaderas razones de la pobreza. Los impuestos sobre salarios superiores al mínimo (que no se trata siempre de personas trabajadores de la clase media), para repartir entre quienes tienen o no salario mínimo, podrían estar generalizando pobreza antes que bienestar social de la misma manera que lo hace la evasión-elusión fiscal, la corrupción pública-privada, la incapacidad de administración de la Res pública y el déficit fiscal, entre otras desgracias de las dictaduras democráticas en sociedades que, como la nuestra, se enseña a parasitar.

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