Opinión

Ruleta rusa

La última ocurrencia del gobierno gira en torno a una añeja disputa de poder que, oportunamente (hace décadas), rompió la cuerda por donde tocaba: la despolitización, en lo posible, del comercio exterior.

Hoy, un gobierno que rueda cuesta abajo, sin escalas y directo a su salida -además, sin rumbo desde el siempre-, intenta malamente, trabar un pulso entre la diplomacia política y los técnicos de la política comercial del Estado. 

La inoportuna ocurrencia revive un muerto que hace mucho enterramos como nación. Intentando, malsana e innecesariamente, reempoderar a la cancillería y su santificada carrera, devolviéndole un tema tan basto como tecnificado (el comercio exterior) que salió de su égida hace rato, marchando mucho mejor por su propia senda.

Los empresarios dedicados al tráfico comercial lícito e internacional, quedaron prevenidos y habrán encendido ya, todas las alertas. Como habrán sabido leer, también, que lo que realmente interesa a un gobierno argollero que ha dado tantas señas de prebendalismo -léase: puesterismo- y populismo -léase: contorsionismo-, son las nuevas plazas y acomodos presupuestales que posibilita el ingreso de Costa Rica a la OCDE. En cuenta la disposición, confusión y cooptación de plazas que la fusión de COMEX y cancillería, supondría.

Dos apuntes que ningún involucrado o ciudadano atento, debería obviar: 1) ya anda un angurriento exministro del PAC, cercano a Luis Guillermo y cercanísimo a Ana Helena, haciendo estiramientos para, según él, saltar al ruedo, asumiendo la jugosa y poderosa representación del país ante la OCDE. Cargo que, para cualquier abogado comercialista o empresario internacionalista -que a fin de cuentas visten de las mismas corbatas y comen de los mismos platos- representa un trampolín al estrellato de las grandes ligas comerciales, montado siempre sobre los hombros de este país benevolente y despistado.

Sépase que ese mismo exministro participaba y hasta auspiciaba las primeras cenas en que empezaron a incubar al delfin de Luis Guillermo: un inocuo y manejable joven periodista que militaba en el PAC, caía tan bien a nivel de relaciones públicas como todo aquel que jamás se compromete ni menos acomete. Pero sobre todo y por ningún motivo: enfrenta.

Siendo cierto también que, más allá de la pérfida y grisácea candidatura de ese exministro acabangado por las mieles del Poder, y verdadero responsable de la matráfula que forzó la salida de la exministra de Comercio Exterior, y que por cierto, ella debió advertir mediante una renuncia valiente que honrara su estirpe, en lugar de esa cajonera salida “agradecida” con su presidente, -es lo cierto decía- importa aquí otro asunto, nada menor: 2) someter a los atrevidos -por no decir agresivos- técnicos de COMEX, a los tímidos -debería decir apocados- burócratas de cancillería. Y ello sería no solo la más indigna afrenta al músculo comercial que el empresariado costarricense ha venido motivando a puro pulso, sino una clara amenaza al tejido empresarial con vocación exportadora, sin descontar a la inversión extranjera cuya gesta también pasa por ese ansiado Ministerio de Comercio Exterior.

Maniatar esa cartera como lo pretende la cancillería -o al menos su ocurrente ministro de turno y su melancólico antecesor/promotor-, sería no tanto un disparo en el pie el gobierno, sino un tiro directo a la sien de los exportadores nacionales y los inversores extranjeros.

Todo lo anterior, sin descontar la violación flagrante a la legislación nacional contra la cual se urde un clarísimo “fraude de ley”, desde que fue a COMEX a la institución que se le encargó desde mediados de los años noventa: “d) Representar al país en la Organización Mundial del Comercio y en los demás foros comerciales internacionales donde se discutan tratados, convenios y, en general, temas de comercio e inversión”.

Así las cosas, solo aspiro a develar todo ese pretendido manoseo, no solo porque en estos tiempos eso es peligrosísimo para los empresarios, sino porque también amenaza a sus trabajadores. Pero sobre todo, porque eso es un insulto contra aquellos desempleados, con cuyas esperanzas, para terminarla de hacer, están jugando a la ruleta rusa.

Porque estemos claros, semejante disparo al aire del gobierno más improvisador y falto de seriedad de los últimos tiempos, más que un tiro a ver que sale, es una cachetada contra aquellos a los que la vida misma, ya no les sale.

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