Opinión

Reflexiones de cara a las elecciones de la Rectoría 2020

La comunidad universitaria está próxima a elegir quién ocupará el cargo más importante de nuestra universidad.

La comunidad universitaria está próxima a elegir quién ocupará el cargo más importante de nuestra universidad.

Este honor viene acompañado de una enorme responsabilidad ante la sociedad costarricense. Queda atrás, por tanto, dado los tiempos actuales, el simple elogio de ostentar el título de Rector de la Universidad de Costa Rica; pues como sabemos, los enemigos de la universidad pública están —como un cáncer metastático— con actores intrínsecos y otros muchos de cuna universitaria intentando destruir todos los logros de nuestras instituciones de educación superior.

La universidad pública es un logro del Estado Social de Derecho, permite que los costarricenses en igualdad de condiciones académicas compartan el mismo espacio de aprendizaje de aquellos que lo tienen todo con aquellos que de todo carecen. Es por esto por lo que lo que los electores, quienes responsablemente elijarán a la persona que dirija a nuestra casa de enseñanza, deben tomarse el tiempo de valorar críticamente a los postulantes.

Debemos dejar de lado las soberbias, a aquellos que solo buscan el galardón creyendo merecerlo, a aquellos que nos dan discursos enardecidos y beligerantes acordes con la clase política actual y a esos que solamente desean un logro más en su ya de por si gran currículo. La universidad pública no requiere caudillos, requiere personas que con mente serena y analítica sepan reposicionarnos en la realidad nacional, pues no por nada estamos llamados a ser agentes de cambio social, pero no con populismos ni con deudas políticas sino con ideas dirigidas a mejorar la educación superior pública, ayudando a los estudiantes a ser humanistas y libres pensadores sin importar su procedencia.

Hoy leo en redes sociales a los posibles candidatos, unos orientados a la confrontación, oportunistas con discursos sin ideas que aprovechan situaciones dolorosas del día a día de nuestro país; otros con trabajo de muchos años en pro de la educación.

Entonces me cuestiono a mí mismo: ¿qué cualidad es la mejor para un Rector? Definitivamente el discurso puede ser amplio, pero el mismo llegará a la misma esencia de la universidad pública, que es la simple y llana humildad, humildad de servir y no ser servido. Con la energía de imponer las ideas sin alzar la voz, la formación académica y humanista que le permita entender y escuchar a todos los miembros (aunque no voten) de la comunidad universitaria, y con la valentía de oponerse y enfrentar a lo que cree incorrecto dentro de la administración universitaria aunque sepa de previo que es una batalla posiblemente perdida, pero que con valentía se enfrenta.

En síntesis y desde mi sencillo análisis debemos, por tanto, recobrar la misión humanista de la Universidad, promoviendo las iniciativas sociales y alejándonos de tanta politiquería. Estamos llamados a ser agentes de cambio social; con ideas, con soluciones, no con componendas políticas.

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